El director David Gordon Green ha dedicado buena parte de su trabajo en la última década a reinventar franquicias de terror, incluyendo las películas sobre posesiones. Lo que llevó a la pantalla grande, una nueva trilogía de la clásica saga Halloween, con Jamie Lee Curtis a la cabeza y un aparente final para Michael Myers. A pesar de las críticas, las adiciones a la mitología original, permitieron a la historia profundizar en su universo y abrir la posibilidad de una renovada mirada a un escenario conocido. Además, por supuesto, de dar la oportunidad a la clásica final girl Laurie Strode, de vencer, finalmente, al brutal asesino que la persiguió por casi cuatro décadas.
Ahora es el turno de la saga El Exorcista, que regresa a la pantalla grande con la promesa de rendir tributo a un argumento fundamental en el cine de terror. Con una historia que se vincula directamente con la legendaria obra de William Friedkin, el largometraje de David Gordon Green es algo más que una secuela. También, es un relato que conecta tanto la trama original, como con su visión acerca de su concepto del mal. Para lograrlo, la cinta relata una posesión diabólica con la que la iglesia tendrá que luchar a través de la fe y sus símbolos. No obstante, a diferencias de las múltiples secuelas del éxito del año 1973, esta vez se trata de dos niñas. A la vez, de una presencia que amenaza con demostrar que las entidades malvadas son algo más que fantasía aleccionadora.
Por supuesto, los esfuerzos del director por modernizar a la franquicia de El Exorcista, provienen de una larga lista de películas con el mismo objetivo. Te dejamos cinco recomendaciones de las que lograron replantear la premisa desde un ángulo único y también, a partir de una dimensión por completo novedosa. De una historia en que la finalmente se relata qué siente exactamente un poseído hasta un caso real. La selección es un recorrido por la evolución de uno de los tópicos más conocidos del cine de terror.
La posesión de Grace
Escrita y dirigida por Jeff Chan, esta película tiene la particularidad de mostrar el punto de vista de alguien que sufre una posesión. Lo logra a través del recurso de la cámara subjetiva y el found footage, lo que le brinda un muy poco frecuente ángulo desde el cual narrar su historia.
La película sigue a Grace (Alexia Fast), una estudiante universitaria que experimenta una serie de eventos perturbadores. Todo, después de sufrir una aparente crisis epiléptica. El personaje comienza a mostrar cambios de comportamiento extraños, tan brutales como aterradores. Algo que lleva a sospechar que comienza a enloquecer.
Pero, a medida que la trama se desarrolla, se revela que Grace se encuentra bajo la influencia de una entidad demoníaca. Además, que el suceso tiene un trasfondo oscuro y siniestro relacionado con su pasado y familia. La película utiliza la cámara como un testigo privilegiado de la intimidad de Grace, lo que transforma al guion en una experiencia inmersiva. Entre la religión y el conflicto interno de la protagonista, el guion analiza el evento paranormal a través de la posibilidad de la locura de su personaje.
Exorcismo en el Vaticano
Pero el tropo de la posesión demoníaca, no puede desligarse de sus raíces religiosas. Algo que esta película de terror estrenada en 2015, no olvida. Dirigida por Mark Neveldine, el argumento relata como Angela Holmes, (Olivia Taylor Dudley), comienza a decaer mentalmente luego de un accidente automovilístico. Pero lo que parece parte del trauma de una circunstancia violenta, termina por mostrarse como algo más peligroso y aterrador.
Lo más singular del argumento, es su capacidad para analizar cómo se comprende en la actualidad la posesión demoníaca, a la luz de la doctrina católica. A la vez, del punto de vista de la ciencia. Mucho más, cuando un caso provoca la intervención directa del Vaticano y sus métodos. A medio camino entre el cuestionamiento de ritos y dogmas, además de la exploración del suceso sobrenatural por medio de la tecnología, la cinta plantea una disyuntiva. ¿Qué separa a la locura del convencimiento de estar dominado por una entidad invisible?
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A pesar de su flojo y predecible tercer tramo, la película es un buen ejemplo de la manera en que el exorcismo puede ser interpretado y profundizado, más allá de los códigos del cine de terror.
Cadáver
En el año 2018, el director Diederik Van Rooijen se planteó una perspectiva inédita de la posesión demoníaca ¿Qué ocurre con el cuerpo de alguien que murió durante un exorcismo? Para responder a la pregunta, la trama sigue a Megan Reed (Shay Mitchell), parte del turno nocturno en la morgue de un hospital. Después de recibir el cadáver desfigurado de una joven llamada Hannah Grace, comienzan a ocurrir sucesos aterradores.
A medida que Megan investiga la muerte de Hannah, descubre que la joven fue víctima de un exorcismo que salió mal. Por lo que una entidad desconocida puede haberse apoderado de su cuerpo. Gradualmente, los eventos sobrenaturales se intensifican, por lo que Megan se encuentra en una lucha desesperada por su propia supervivencia.
A pesar de su interesante premisa, el largometraje falla al intentar profundizar en los puntos más relevantes acerca de su historia. Aun así, la mera idea de que un cuerpo muerto todavía sea capaz de alojar a una fuerza imparable y malvada, resulta escalofriante y efectiva. Una de esas películas sobre posesiones diferente, que es ideal para Halloween.
Verónica
En 2017 el llamado Expediente Vallecas, que cuenta un caso real de exorcismo ocurrido en Madrid, llegó a la pantalla grande de la mano de Paco Plaza. Lo que dio, como resultado, una de las películas de terror más espeluznantes del cine ibérico en décadas.
El argumento se centra en Verónica (Sandra Escacena), una adolescente corriente que vive con su madre y tres hermanos menores. Después de jugar a la Ouija en el colegio, el personaje comienza a ser acosado por una serie de eventos violentos de naturaleza paranormal. A diferencia de otras películas parecidas, el director opta por narrar lo acontecido desde la mirada de los cambios psicológicos de la víctima. Además, de mostrar la posesión como un suceso devastador que se manifiesta progresivamente, a la manera de una infección. Lo que la convierte en una de las tramas más terroríficas, de las películas sobre posesiones, rodada en los últimos años.
La posesión de Emily Rose
Como versión de un evento real, el director Scott Derrickson, dota a la película de una extraña sensibilidad. En especial, al relatar los sucesos que rodearon a la muerte de Anneliese Michel, desde una óptica respetuosa y honesta. La joven alemana murió en medio de un exorcismo, lo que provocó que sus padres, y el sacerdote a cargo, fueran enjuiciados.
En la ficción, la trama se enfoca Emily Rose (Jennifer Carpenter), una joven universitaria que comienza a experimentar fenómenos físicos inexplicables. Su condición se deteriora rápidamente hasta incapacitarla. Por lo que su familia, luego de recurrir a la ciencia, decide admitir la intervención del padre Richard Moore (Tom Wilkinson). Este lleva a cabo un exorcismo, en medio del cual la joven muere. Lo que provocara que la justicia acuse a todos de prácticas médicas y psiquiátricas violentas.
El largometraje explora tanto el ángulo científico — que muestra a Emily como una enfermedad mental — a la vez, que la opinión religiosa. Este último plantea la posibilidad de una posesión demoníaca. Al final, la resolución del argumento, no concede la razón a ninguna de las partes — no por completo — lo que brinda a la película, una extraña ambigüedad acerca del tema. Con su reflexión sobre la naturaleza del mal, es una de las mejores del género.