Un niño estadounidense pasó por 17 médicos diferentes durante 3 años en busca del origen de una dolencia que le causaba fuertes dolores crónicos. Emitieron muchos posibles diagnósticos, pero todos fueron descartados con pruebas complementarias hasta que su madre, desesperada, decidió preguntar a ChatGPT. 

La aplicación de inteligencia artificial apuntó que el niño posiblemente padecía el síndrome de la médula anclada, una rara afección por la cual la médula ósea se mantiene adherida a los tejidos circundantes de la columna, impidiendo que esta se estire adecuadamente a medida que crecen.

La madre del pequeño decidió entrar en un foro de Facebook de padres de niños con la enfermedad y todo le cuadraba. Por eso, tomó el diagnóstico del ChatGPT y pidió cita en una neurocirujana que, al observar las resonancias del pequeño, no tardó en mostrarse de acuerdo. Alex, que ya había cumplido los 7 años, tenía ese síndrome, pero hasta entonces ninguno de sus doctores había logrado verlo.

Un periplo por casi 20 médicos

Todo empezó durante el confinamiento de 2020. Alex comenzó a sentir mucho cansancio y a tener dolores por todo el cuerpo, cada vez más intensos. Además, poco después, a ese síntoma se unió el rechinar de dientes y la costumbre de morder a diestro y siniestro, como cuando los niños pequeños están cambiando los dientes y sufren por ello.

Su pediatra no encontró nada, por lo que fueron a un dentista. Este los derivó a un ortodoncista, pues pensaba que un acortamiento de la mandíbula podría estar impidiéndole respirar bien mientras dormía. Eso podría causarle cansancio e incluso el dolor, por lo que le pusieron unas fundas. Al principio parecía que el problema se solucionaba, pero la alegría fue corta. 

Los síntomas volvieron y a ellos se sumaron unos fuertes dolores de cabeza, por los que decidieron llevarle a un neurólogo, que señaló que se trataba de migrañas, pero no encontró asociación con el resto de síntomas. Por otro lado, empezaron a observar que el pequeño no crecía acorde a su edad y que parecía andar desequilibrado. Los traumatólogos pensaron que podría ser un retraso del desarrollo causado por la pandemia. Le dieron cita en un año y, como había crecido un poquito, le restaron importancia.

Cada médico hacía su propio diagnóstico individual, pero no se sentaba a observar los síntomas ajenos a su especialidad. Por eso, Courtney, la madre del niño, decidió buscar ayuda en ChatGPT.

El diagnóstico certero de ChatGPT

Courtney decidió ir poco a poco, escribiendo en ChatGPT todos los síntomas de su hijo, y describiendo los resultados de las resonancias. Como es habitual, la inteligencia artificial a veces hacía más preguntas, a las que ella contestaba con la información de la que disponía.

Finalmente, la pantalla del ordenador lanzó un diagnóstico: síndrome de la médula anclada. Los niños con esta enfermedad tienen síntomas como dolores de espalda y piernas, entumecimiento de los pies y dificultad para caminar. 

En general, cuadraba bastante con lo que el pequeño había venido describiendo todo ese tiempo. Es una afección que se trata mediante cirugía, pero la familia del niño había perdido un tiempo precioso. Por suerte, en cuanto la neurocirujana confirmó el diagnóstico de ChatGPT, pudieron empezar a valorarlo para el tratamiento adecuado.

OpenAI / ChatGPT
ChatGPT no siempre acierta, por lo que no debemos dejarnos llevar por sus diagnósticos sin consultar un profesional.

No siempre acierta

La moraleja de esta historia no debe ser que busquemos siempre los diagnósticos en ChatGPT. Se ha comprobado que la inteligencia artificial puede ser un buen complemento para los diagnósticos de los profesionales, pero no debe diagnosticar por sí sola, ya que a veces rellena los huecos de información con datos falsos. De hecho, se ha visto que puede cometer errores cuando se le hacen preguntas básicas sobre enfermedades como el cáncer de mama.

Por eso, aunque en esta ocasión salió bien, no debemos guiarnos por ese tipo de diagnósticos. El síndrome de la médula anclada es una enfermedad bastante rara, que requiere de un equipo multidisciplinar y a veces resulta difícil de diagnosticar. No es excusable que el niño haya pasado tres años con dolor, pero tampoco debe ser una carta blanca para demonizar a los médicos y buscar diagnósticos siempre en ChatGPT Lo ideal, y lo que posiblemente ocurrirá en un futuro, sería que médicos e inteligencia artificial colaboren. Porque los algoritmos pueden darle a los especialistas esa parte de otras disciplinas en la que quizás no hayan pensado pero para la que sus conocimientos son y seguirán siendo siempre necesarios. 

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