Elon Musk vuelve a estar en el punto de mira de los expertos en bioética por el trato de su compañía a los animales en los ensayos del dispositivo cerebro-interfaz Neuralink. Ya en diciembre de 2022 se anunció que estaba en marcha una investigación por la muerte de más de 1.500 animales. Ahora, un equipo de médicos estadounidenses ha denunciado ante la Comisión de Bolsas y Valores (SEC) de Estados Unidos la muerte de doce monos inicialmente sanos.
Esta es una acusación especialmente grave por dos razones. Por un lado, porque el 10 de septiembre Musk anunció en su cuenta de X que ningún mono había muerto durante los experimentos. Y también que, por si acaso, se habían elegido primates terminales. Esto supondría un engaño por parte del CEO de la compañía, que llega justo cuando esta ha recibido luz verde para empezar los ensayos clínicos de Neuralink con humanos.
De momento esta denuncia solo se trata de una carta procedente del Comité de Médicos para la Medicina Responsable. Sin embargo, si la SEC opta por estudiar lo sucedido, se trataría de una segunda investigación por maltrato animal, que llegaría en el peor de los momentos para Neuralink.
Antecedentes de maltrato animal por parte de Neuralink
Neuralink es un dispositivo cerebro-ordenador con el que Elon Musk pretende que podamos conectarnos mentalmente a internet. Esto tendría muchísimas aplicaciones futuristas, casi sacadas de Black Mirror. Pero también podría ser muy útil en sanidad, ya que ayudaría a pacientes con parálisis cerebral a comunicarse y moverse de una forma mucho más fluida.
Dado que se trata de un dispositivo que se implanta en el cerebro, es importante tener claros su buen funcionamiento y su seguridad antes de utilizarlos en humanos. Por eso, desde la fundación de la empresa en 2016, el equipo de Musk ha estado reuniendo animales de diferentes especies para su investigación.
Es normal que se realicen este tipo de ensayos clínicos en ciencia. Sin embargo, se deben seguir unos criterios éticos muy importantes, que incluyen el estudio inicial en células cultivadas, para empezar los experimentos con animales con unas garantías mínimas. También se debe buscar el mínimo sufrimiento de estos, evitando los sacrificios en la medida de lo posible y garantizando que se hacen de la forma menos dolorosa posible.
Desde 2018, se calcula que en los laboratorios de Neuralink han muerto alrededor de 1.500 animales. Esto incluye monos, cerdos, ovejas y otras especies. La muerte por sí misma no indica que se haya dado un mal trato a los animales de experimentación. Al menos no, según lo que dictan las leyes estadounidenses. Sin embargo, los propios empleados descontentos se han lanzado en varias ocasiones a quejarse por la realización de malas prácticas que han empujado a sacrificios evitables.
Se ha dicho de todo, desde implantes colocados en la vértebra incorrecta hasta una mala elección de la talla del dispositivo. Todo esto ha generado daños en los animales que han obligado a sacrificarlos. Los empleados insisten en que todo se debe a la prisa de Musk y otros directivos de Neuralink por acabar cuanto antes con los ensayos previos a su uso en humanos.
Lo cierto es que no es el único grupo de científicos que está estudiando este tipo de interfaces. Hay otros investigadores, públicos o privados, que trabajan sobre las mismas pistas. Por eso, los primeros en terminar serán los que se lleven el mayor trozo de pastel. Y eso, si no se trabaja con la cabeza fría, es un hecho que puede llevar a algunos empresarios a trabajar lo más rápido posible, dejando a un lado la ética.
12 monos fallecidos y engaños en Internet
Esta semana, Neuralink recibió su deseado permiso para empezar los ensayos clínicos en humanos con parálisis cerebral. Esto ha sido posible tras la supuesta finalización exitosa de los experimentos con monos.
Pero los autores de la carta que se acaba de publicar alertan que ha habido varias mentiras en ese anuncio.
Basta con acudir a los registros de los experimentos de la Universidad de California, Davis, donde se realizaron, para ver varias incongruencias. Para empezar, se habla del sacrificio de al menos 15 monos. De ellos, es cierto que 3 eran animales terminales, que habrían muerto igualmente en muy poco tiempo. Los otros 12 sí estaban inicialmente sanos. Pero tuvieron que sacrificarse por síntomas como infecciones crónicas, hinchazón cerebral o pérdida del equilibrio y la coordinación.
Los primates empleados, como suele ocurrir en ciencia, son macacos rhesus. Esta es una especie que tiene una esperanza de vida media de 25 años. En algunos casos, incluso pueden llegar a los 40. Sin embargo, los que se sacrificaron en estos ensayos clínicos tenían un promedio de 7,5 años. Por lo tanto, no se trataba de animales ya moribundos.
Tras las quejas que ya recibió Neuralink en 2022, está claro que este nuevo aviso puede levantar ampollas. Ahora habrá que esperar a la decisión de la SEC. Si todo el proceso debe detenerse hasta comprobar si las cosas se han hecho sin atentar contra la Ley de Bienestar Animal, otra compañía podría adelantar a Musk por la derecha. Y es que las prisas no son buenas consejeras. Mucho menos cuando la vida de miles de seres vivos está en tus manos. Nada, ni siquiera todo el oro del mundo, debería estar por encima de eso.