El fentanilo, conocido ya como la droga zombie, se ha convertido en toda una epidemia en algunos países, como Estados Unidos. Se pueden ver barrios enteros en los que la gente vaga por sus calles con los pasos confusos y la mirada perdida. Eso, si aún pueden mantenerse de pie. Hasta hace poco, se consideraba el opioide más temible, pero ha sido desbancado por unas drogas que no son nuevas, pero sí han alcanzado un actual y peligroso auge: los nitazenos.

Estos fueron sintetizados por primera vez en la década de 1950, en una empresa farmacéutica suiza llamada Ciba Pharmaceuticals. Lógicamente, no se desarrollaron como droga recreativa, sino como medicamento analgésico. Resultó ser muy poderoso con este fin; pero, tanto, que conllevaba efectos secundarios muy graves. Por eso, dejó de sintetizarse y cayó en el olvido. O eso creíamos.

Recientemente, parece ser que algunos laboratorios clandestinos han encontrado la fórmula usada en Suiza y han comenzado a fabricar nitazenos con el fin de comercializar un opioide que proporcione un subidón mucho mayor que el del fentanilo. Y lo hace, sí. Pero también es muchísimo más mortal. Por eso, las autoridades de Estados Unidos, y de otros países, como Inglaterra, ya han dado la voz de alarma por lo que se puede convertir en toda una crisis sanitaria.

Mucho más potente que el fentanilo

El fentanilo es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina, de ahí que se considere uno de los opioides más potentes. Se calcula que los nitazenos son 100 veces más potentes que la morfina, por lo que serían comparables al fentanilo. Pero, en realidad, hay diferencias que los hacen mucho más peligrosos.

Por ejemplo, en un estudio reciente, se comprobó que, si bien para revertir los efectos del fentanilo suele bastar con una sola dosis de naloxona, para algunos nitazenos se necesitan como mínimo dos.

La naloxona es un fármaco que se une a los mismos receptores del cerebro en los que actúan los opiáceos y opioides (opiáceos sintetizados en el laboratorio). Por lo tanto, evita que se produzcan sus efectos perjudiciales y pueden salvar de la muerte a alguien con una sobredosis. 

Eso indica que, si se necesita tanta naloxona para revertir los efectos de los nitazenos, en realidad es mucho más peligrosa que el fentanilo, ya que se une más eficientemente a los receptores. Y ese no es el único dato que lo indica. Uno de ellos está relacionado con la dificultad para respirar. Si bien todos los opioides tienen la capacidad de deprimir el sistema respiratorio a dosis similares a las que causan euforia, en el caso de los nitazenos, esto ocurre durante mucho más tiempo. Un ejemplo es el N-desetil isotonitazeno, con el que se pueden tardar 208 minutos en recuperar la respiración normal, en comparación con los 67 minutos del fentanilo.

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Las personas drogadas con fentanilo o nitazenos se ven casi como zombies. Crédito: Tristan Sosteric (Unsplash)

Lo que te hace más fuerte, también puede matarte

No debemos olvidar que, como el resto de opioides, los nitazenos están concebidos para tratar el dolor. Según explican en un artículo reciente de The Conversation, en estudios con ratas se ha visto que el N-desetil isotonitazeno alivia el dolor a una dosis casi 10 veces menor que la necesaria para el fentanilo, y alrededor de 1.400 veces menor que la de la morfina.

Esto es algo aparentemente bueno. Es mejor para tratar el dolor, sí. Pero todos los opioides funcionan igual. A una dosis baja palian el dolor. Sin embargo, a una algo más elevada provocan euforia y somnolencia y, después, empiezan los síntomas peligrosos, como la depresión del sistema respiratorio e incluso la muerte. Si se necesita una dosis ínfima para aliviar el dolor, también será muy baja la que puede resultar mortal. 

Nitazenos ocultos en otras drogas

Otro de los grandes problemas, como también ocurre con el fentanilo, es que a menudo se utilizan nitazenos para adulterar otras drogas. Se ha visto, por ejemplo, con la cocaína, las benzodiazepinas o los cannabinoides sintéticos. 

Por eso, muchas personas podrían estar consumiendo estas drogas, mezcladas con una sustancia mucho más potente y potencialmente más mortal. Esto se ha convertido ya en un problema que amenaza con ser mayor incluso que el del fentanilo. De hecho, las Naciones Unidas ya advirtieron en 2021 que este grupo de drogas psicoactivas son las que más están creciendo.

En 2020, se notificaron 19 nuevos opioides sintéticos, frente a 17 estimulantes y 13 cannabinoides sintéticos. De esos nuevos opioides, 5 eran nitazenos, por lo que la situación ya era preocupante entonces. Pero es peor ahora. Se deben tomar cartas en el asunto cuanto antes. Si no, la crisis del fentanilo nos parecerá algo pequeño, en comparación a lo que puede estar por venir. 

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