Rojo, blanco y sangre azul, de Matthew Lopez, disponible en Prime Video, tiene el romance como eje central de la historia. Más adulta y compleja que la exitosa Heartstopper, la adaptación de la novela homónima de Casey McQuiston habla sobre el crecimiento de sus protagonistas, que deben enfrentarse a la presión de revelar su orientación sexual. También, hacerse cargo del sentimiento que comparten, terreno seguro en medio de un mundo inestable.

Alex Claremont-Diaz (Taylor Zakhar Perez) y Enrique (Nicholas Galitzine) no son jóvenes con vidas corrientes. El primero es el hijo de la presidenta de los EE. UU., Ellen Claremont (Uma Thurman), el segundo, el heredero de la corona británica. Con responsabilidades políticas y una identidad privada, deberán proteger su relación frente a la opinión pública, las críticas y el peso de pertenecer a familias poderosas. 

El guion, de Matthew Lopez y Ted Malawer, mantiene el interés sobre la vida íntima de sus protagonistas. Utilizando los códigos de las comedias románticas, Rojo, blanco y sangre azul logra mostrar la evolución emocional que atraviesan. Alex, extrovertido, feliz y popular, es la encarnación del estilo de vida norteamericano y no tiene problemas en mostrar públicamente su orientación sexual. Enrique lleva a cuestas el peso de una importante herencia, de un futuro marcado por sus deberes.

Rojo, blanco y sangre azul

Esta adaptación de de Matthew Lopez, disponible en Prime Video, es una comedia romántica que se atreve a explorar temas complejos como la política y la visibilidad gay. Lo que, de hecho, le brinda varios de sus mejores momentos. Basada en la novela de Casey McQuiston, mezcla los mejores pasajes del libro —idénticos en la pantalla pequeña— con un ingenioso trasfondo político. Lo que empieza con un choque diplomático se convertirá en un argumento donde el amor resultará central, pero no será lo único. De los secretos diplomáticos a los derechos de la comunidad LGBTQIA+, el relato abarca temas delicados y los integra a su romance con habilidad.

Puntuación: 4 de 5.

De la misma manera que el libro en el que se basa, Rojo, blanco y sangre azul, muestra cómo los sentimientos entre la pareja central no son fruto del destino. Resulta interesante la forma en que el director adapta la ficción literaria para lograr la misma lenta evolución de una historia que empieza mal. Alex y Enrique no se llevan bien. De hecho, su primer encuentro, en una boda real británica, es un desastre diplomático. 

Rojo, blanco y sangre azul utiliza la relación entre los jóvenes como excusa para narrar una historia mayor. ¿Cómo evolucionan los vínculos de poder entre dos países unidos y separados por la historia? Tanto Alex como Enrique son el nuevo rostro de un estilo de diplomacia basado en la importancia moderna de la imagen y la comunicación. La película tiene la habilidad de completar los mejores pasajes del libro con reflexiones propias. Por lo que la producción no depende de su versión literaria para funcionar y tiene una personalidad independiente.

La Casa Blanca en Rojo, blanco y sangre azul, la nueva película de Prime Video

Especialmente cuando reflexiona acerca de la vida de los jóvenes LGBTQIA+ en un mundo en el que la aceptación también pasa por el derecho a la privacidad. Alex y Enrique deben lidiar con una posición destacada en la vida política mundial. Por lo que cada una de sus decisiones repercutirá directamente en temas que no les competen o, al menos, sobre los que no tienen control. Rojo, blanco y sangre azul cuenta con un sólido argumento sobre que el amor en posiciones públicas conlleva una responsabilidad que se convierte en presión añadida sobre los sentimientos.

Rojo, blanco y sangre azul refleja el amor contemporáneo

Además de un guion lleno de buenos diálogos y giros ingeniosos, Rojo, blanco y sangre azul también incluye un respetuoso homenaje al libro. En la ficción literaria, gran parte de la trama se cuenta en correos electrónicos y mensajes de texto. La película logra plasmar ese aire contemporáneo al demostrar que el amor entre Alex y Enrique es también un reflejo de la época en que viven.

La película tiene la suficiente habilidad como para usar su apartado visual —discreto y centrado en lugares históricos— para hacer más amena su historia. Con los dos jóvenes separados por un mar de distancia, el director procura que su romance sea una experiencia con la que cualquier joven pueda identificarse.

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Rojo, blanco y sangre azul es una excelente opción para los amantes del libro en que se basa. Pero también para el público que disfruta de las comedias románticas que no dejan de reflexionar sobre temas profundos y pertinentes. Algo que la película de Prime logra con creces en una estupenda combinación entre una historia de amor y un subtexto político.