Ya está en los cines Megalodón 2: La Fosa, la película que continúa con la trama de la cinta de 2018, en la que un equipo de rescate descubre de la peor de las maneras que el supuestamente extinto megalodón está más vivo que nunca. Obviamente, es todo ficción. Hace más de 3 millones de años que este colosal tiburón dejó de existir. No es posible saberlo con exactitud, cierto es, pero está claro que ya no queda ninguno. Ahora bien, ¿qué pasaría si conviviesen con los humanos? ¿Se darían escenas como las de las películas?

Bien, es imposible saber esto. No obstante, dados los datos que existen sobre el megalodón gracias a los registros fósiles, podemos hacernos una idea aproximada. Sabemos cuánto medía, qué fuerza tenía su mandíbula o incluso de qué se alimentaba. Todo ello demuestra que era un depredador terrorífico y que puede que las películas de Jon Turteltaub y Ben Wheatley no se queden tan atrás.

Eso sí, si lo comparamos con los comportamientos de los tiburones actuales, quizás sí que fuesen un poco exagerados. Vamos a ver qué quiere decir todo esto, empezando por el principio. Realizando un viaje de 20 millones de años.

El rey de los mares

No se sabe exactamente cuándo evolucionaron los primeros megalodones. Los fósiles más antiguos que se han encontrado sitúan este momento en hace aproximadamente 19,6 millones de años, aunque podría ser antes.

También sabemos que se mantuvo como el rey de los mares durante muchísimo tiempo, pues se extinguió aproximadamente hace 3 millones de años. En cuanto a su tamaño, tampoco se puede saber con seguridad, ya que no se dispone de esqueletos enteros. Pero sí hay bastantes dientes, con los que se ha calculado que pudo alcanzar unos 16 metros de longitud.

Este es el primer detalle en el que las películas de Megalodón exageran un poco, pues señalan que el animal mide unos 25 metros. Pero, de momento, dejemos a un lado esa licencia artística.

Otro dato interesante que conocemos gracias a los registros fósiles es el tamaño de su mandíbula, que sería de 2,7 metros de alto por 3,5 de ancho. Esto indica que podría engullir de un bocado a dos personas adultas, una al lado de la otra. O incluso una canoa, como se ve en el trailer de Megalodon 2. Ahí sí que acierta la película.

¿Qué comería el megalodón?

Un tiburón tan grande debería comer animales muy grandes, de ahí que inicialmente se pensara que comería desde pequeños delfines hasta enormes ballenas. Estos datos se han confirmado al encontrar huesos fósiles de ballenas con las marcas de los colmillos del megalodón.

Otra forma de saber de qué pudo alimentarse un animal del que solo hay registros fósiles es analizar los isótopos de nitrógeno y carbono en sus dientes. Los isótopos de un elemento son átomos que tienen el mismo número de protones en su núcleo, pero distinto número de neutrones. Por ejemplo, el carbono más abundante de la naturaleza tiene seis protones y seis neutrones. Es lo que se conoce como carbono-12 (6+6). Sin embargo, hay unos átomos menos abundantes que tienen siete neutrones. Son los isótopos de carbono-13 (6+7) y, al tener más de estas partículas, son más pesados.

Con el nitrógeno pasa algo parecido. Los átomos más abundantes tienen 7 neutrones y siete protones (N-14), pero hay isótopos más pesados, con 8 neutrones (N-15). 

Cuando un animal se come a otro, también se come los átomos de carbono y nitrógeno que forman parte de su organismo. Se encuentran, por ejemplo, en las proteínas. Al comerlo, se metabolizan en el organismo del depredador, pero no lo hacen todos los átomos a la misma velocidad. Los más ligeros se metabolizan más deprisa, por lo que desaparecen antes, quedando una mayor proporción de pesados. Así, los depredadores tendrán más átomos pesados en comparación con la presa. Esto sirve para ver en qué lugar de la cadena trófica se encuentra un animal. Y parece ser que el megalodón estaba arriba del todo. Incluso se cree que pudo cometer canibalismo. 

Por otro lado, se calcula que la fuerza de su mordedura sería de más de 100.000 newtons. Para que nos hagamos una idea, la del ser humano es de 1.317 newtons. y la del tiburón blanco unos 18.000 newtons. Por lo tanto, en la actualidad podría fulminar con su mordisco incluso un barco metálico.

mandíbula megalodón
El megalodón podría comerse a dos personas adultas de un bocado.

¿Serían tan violentos como en las películas de Megalodón?

Esto no lo sabemos. Debería ser suficientemente voraz para poder atacar a animales tan grandes o incluso comerse entre ellos. ¿Pero atacaría a los humanos? Nunca convivió con nuestra especie, por lo que es algo que no conocemos. Solo podemos imaginarlo comparándolo con otros tiburones.

Actualmente, el tiburón más grande del mundo es el tiburón ballena, con 12 metros de longitud. Es casi comparable al megalodón. No obstante, se alimenta por filtración, principalmente de plancton y pequeños crustáceos. Nada que ver con el gran rey de los mares prehistóricos.

Anteriormente se creía que el megalodón pertenecía  a la misma familia que el tiburón blanco, aunque con el tiempo se ha concluído que en realidad pertenece a otra familia ya extinta. Eso sí, de los tiburones que quedan en la actualidad, se podría decir que es el más cercano.

Menos ataques mortales de lo que solemos pensar

El tiburón blanco es, sin duda, un animal temible, que sí ha tenido encuentros fatales con humanos. Pero hay que tener algo en cuenta: no forman parte de su alimentación. Se ha visto que ni este ni los tiburones que pertenecen a otras especies suelen buscar alimentarse de humanos. Con la voracidad de su mandíbula, si un tiburón blanco quisiera matar a un humano lo tendría fácil. Sin embargo, son mucho más habituales los ataques no mortales. Esto es así porque confunden las extremidades con peces, pero, una vez que muerden y comprueban que se han equivocado, suelen soltarlos y marcharse.

Eso sí, si el humano les ataca o se revuelve mucho, pueden sentirse amenazados y en ese caso sí van a matar. También si la comida en su entorno escasea. Recientemente, por ejemplo, se dio el ataque mortal en Egipto de un tiburón tigre a un turista ruso, bastante cerca de la orilla. En este caso, no se sabe cuáles fueron los motivos, pero sigue patente que no es lo más habitual.

Ahora bien, ¿habría pasado lo mismo con el megalodón? Puede ser, pero hay una gran diferencia. El tiburón blanco, así como otras especies, pueden morder y soltar, sin causar la muerte. Un megalodón podía tragarse a dos seres humanos de un solo bocado. Para cuando se diese cuenta de que no son peces, ni tiburones o ballenas, ya sería demasiado tarde. Por lo tanto, demos las gracias por no haber tenido que cruzarnos con él y, si vamos a ver la película, disfrutemos de ella como lo que es. Pura ficción.