Las lentillas inteligentes parecen fruto de la ciencia ficción. Desde los espías hasta el mismísimo Batman, son muchos los personajes que las han usado para fotografiar lo que ven, sin necesidad de usar una cámara. Pero ellos no son los únicos que las pueden usar. En la vida real hay una amplia investigación al respecto, de modo que, en un futuro, todos nosotros podríamos utilizarlas. Sin embargo, para eso hay que lidiar con algunos retos, como el desarrollo de una batería segura para su introducción en el ojo y fácil de recargar. Esto es claramente complicado, pero un equipo de científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur, parece haber dado con la clave, al desarrollar una batería que se carga con lágrimas.

Esto, lógicamente, es muy útil, ya que se autoabastece mientras está colocada en el ojo. Al fin y al cabo, estamos produciendo lágrimas continuamente, no solo cuando lloramos.

De momento se ha probado solo en un ojo artificial, con muy buenos resultados. Aún habría que ver si estos se mantienen en ojos reales y si serían compatibles con lentillas inteligentes. Así, estas podrían convertirse antes en una realidad, que va mucho más allá de su simple (pero complejo) uso como cámara de fotos.

¿Para qué sirven las lentillas inteligentes?

Es cierto que se están investigando lentillas inteligentes como las de las películas. Simplemente para inmortalizar lo que vemos.

Pero también tienen otros muchos usos, desde la detección del cáncer hasta el análisis de los niveles de glucosa en las lágrimas. Esto último, precisamente, es lo que ha inspirado el desarrollo de unas baterías ideales para introducir en el ojo. Son pequeñas, seguras y no necesitan una corriente eléctrica para cargarse.

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Las lágrimas se producen continuamente, no solo cuando lloramos. Crédito: Karolina Grabowska (Pexels)

Baterías que se cargan con lágrimas

El funcionamiento de las baterías se basa en una reacción química de reducción-oxidación.

Es decir, hay una sustancias que pierde electrones (se oxida) y otra que los gana (se reduce). Entre una y otra, debe haber otra sustancia que permita el flujo de esos electrones, ya que son los que dan lugar a la corriente eléctrica.

En el caso de las lágrimas, naturalmente contienen glucosa. De hecho, ya hemos visto que se pueden hacer lentillas inteligentes para medirla y extrapolarlo a los niveles en sangre. También hay iones, como los de sodio.

Por eso, estos científicos optaron por recubrir su batería para lentillas inteligentes con una enzima, llamada glucosa oxidasa. Las enzimas son proteínas que catalizan reacciones químicas específicas. Es decir, aceleran la reacción, facilitando que tenga lugar. La glucosa oxidasa, como su propio nombre indica, se encarga de oxidar la glucosa. Pero, a su vez, ya que hemos visto que cuando una sustancia se oxida otra se reduce, los iones de sodio se reducen. La batería también contiene agua, que facilita el transporte de esos electrones.

Pequeñita, pero muy eficaz

Esta batería para lentillas inteligentes mide 0,5 mm de grosor, lo cual es prácticamente equivalente a la córnea de nuestros ojos. Aun así, no se probó en ojos reales, sino en una simulación, en la que las lágrimas se conseguían regando el dispositivo con una solución salina.

Los resultados fueron bastante buenos. No son equiparables a los de las baterías de litio convencionales. No obstante, dado que es más segura y tiene siempre lágrimas a su disposición, a la larga puede ser muy eficaz.

Esto no se le había ocurrido ni al mismísimo Bruce Wayne. La originalidad de estos científicos no tiene límites.