El 25 de septiembre de 2015, la Asamblea General de la ONU aprobó incorporar a sus países miembros los objetivos propuestos en lo que se ha venido a llamar Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, Objetivos de Desarrollo Sostenible o, directamente, Agenda 2030. Su nombre nos da una pista. En 2030, los países miembros de Naciones Unidades deberán haber logrado los 17 objetivos de esta propuesta, que contemplan 169 metas. O, al menos, el máximo posible y dentro de las capacidades de cada país firmante.

No hay que olvidar que la ONU u Organización de Naciones Unidas es el mayor organismo internacional del planeta y está integrada por 193 estados soberanos. De la ONU dependen otras organizaciones mundialmente conocidas como UNESCO, ACNUR o UNICEF. Por su parte, la Asamblea General es el órgano de la ONU donde se reúnen todos los estados miembros. Esa reunión se produce una vez al año, en septiembre, en el Salón de la Asamblea General de la sede de Naciones Unidas en Nueva York. 

Dicho esto, ¿en qué consiste la Agenda 2030? Sin entrar en detalle a todas sus metas y objetivos, ¿por qué es tan importante para el futuro de la humanidad y de nuestro planeta? ¿Y por qué causa tanta animadversión entre el colectivo negacionista? ¿Tienen motivos para estar en contra de sus propuestas?

Qué es exactamente la Agenda 2030

Sede de las Naciones Unidas en Nueva York

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible o Agenda 2030 es una iniciativa de Naciones Unidas. Un proyecto de gran envergadura y muy ambicioso, tal vez en exceso, ya que propone arreglar algunos de los grandes problemas del planeta en tan solo 15 años. En resumen, su propósito es acabar con la pobreza, con las desigualdades y crear un futuro más sostenible que permita a la humanidad habitar el planeta Tierra sin acabar con él. 

Se aprobaron en septiembre de 2015 y el 6 de julio de 2017 se introdujeron cambios para facilitar que los países miembros puedan cumplir con sus objetivos. Principalmente, acotar el radio de acción de cada medida mediante propuestas concretas. Así como metas para medir el progreso de resolución de las propuestas. Además, mediante indicadores cuantificables, Naciones Unidas recopilará y difundirá datos sobre si se está cumpliendo la Agenda 2030 y hasta qué punto.

La Agenda 2030 no es nada nuevo ni improvisado. Su origen lo encontramos en 2000. Ese año se anunciaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En aquel entonces, el objetivo era acabar con la pobreza en 2015. Como hemos podido comprobar, no se logró al 100%, si bien sí se realizaron avances en varios países y zonas del planeta. En esos Objetivos había 8 categorías y 28 metas, entre las que destacaban propósitos como reducir la tasa de mortalidad infantil, luchar contra epidemias y fomentar una alianza mundial para el desarrollo.

Qué dicen los objetivos de la Agenda 2030

Estos Objetivos se empezaron a definir en 2012. Y se decidió que era necesario diseñar una Agenda Internacional de Desarrollo y unos Objetivos de Desarrollo Sostenible. Este último punto dio sus primeros pasos en la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible de Río de Janeiro en 2012 creando un grupo de trabajo. Ese grupo de trabajo presentó sus recomendaciones al año siguiente, en 2013, con una lista de objetivos y metas. Las que se aprobaron en 2015 y que ahora conocemos como Agenda 2030.

Decíamos que la Agenda 2030 es muy ambiciosa porque cubre muchos frentes a los que se ha enfrentado la humanidad desde hace mucho tiempo. Los 17 objetivos de la Agenda son una declaración de intenciones y una lista de deseos que tal vez no se cumplan del todo pero a los que deberíamos aspirar. 

Los objetivos hablan de acabar con la pobreza y el hambre, mejorar la salud y el bienestar de los seres humanos, mejorar la calidad de la enseñanza, promover la igualdad de género, facilitar el acceso a agua potable, aspirar a un futuro en el que usemos energías renovables y no contaminantes, promover el trabajo decente, reducir las desigualdades, hacer las ciudades más sostenibles, cuidar los mares y ecosistemas terrestres, promover la paz y la justicia, etc. 

Qué hacen los países al respecto

España realiza acciones a favor de la Agenda 2030 a través del Ministerio de Derechos sociales

En España, el Real Decreto 452/2020 de 10 de marzo da pie a iniciar las labores relacionadas con la Agenda 2030. En concreto, en ese decreto “se desarrolla la estructura orgánica básica del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030”. También se fijan las funciones de la Secretaría de Estado para la Agenda 2030, dependiente de dicho Ministerio. 

En resumidas cuentas, las once funciones se concretan en coordinar los diferentes órganos e instituciones y facilitar su colaboración para cumplir los objetivos de la Agenda 2030. También diseñar los planes y acciones para llevar a cabo esta labor, promover esta actividad en la sociedad civil y en el sector privado y analizar el grado de cumplimiento de los objetivos.

Todo esto vino precedido por el anuncio de la Comisión Europea de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, así como las propuestas que se anunciaron en el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. Acuerdo que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016 y que fue firmado por los 193 países miembros de Naciones Unidas y la propia Unión Europea. 

Como me afecta a mí

Todas estas acciones se traducen en que los presupuestos de la Unión Europea y de sus países miembros cuentan con partidas dedicadas a la Agenda 2030, que se traducen en subvenciones para el sector privado y ayudas a actividades públicas y privadas que sirvan para cumplir con los objetivos propuestos.

No es fácil decir de qué manera nos afecta la Agenda 2030. Gracias a sus objetivos se están iniciando proyectos públicos antes impensables. Y se está convenciendo a sectores reacios a ciertos cambios a virar hacia una economía más sostenible. También se están llevando a cabo acciones como el fomento de las energías limpias, la actualización y modernización de infraestructuras obsoletas, el rediseño de las ciudades hacia un modelo más humano y menos dependiente del vehículo privado, etc. 

Acciones llevadas a cabo por el gobierno central, por los ayuntamientos y diputaciones, por las CCAA o por empresas públicas o privadas. Y todo se puede comprobar viendo los indicadores y los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística. Sin embargo, para ver los resultados, tendremos que esperar, en muchos casos, a 2020 en adelante, y, finalmente, a 2030.

Las críticas hacia la Agenda 2030

Ola de calor España

Obviamente, la importancia de la Agenda 2030 genera debate y es lícito que haya voces en contra. Para empezar, estamos acostumbrados a que organizaciones como las Naciones Unidas o la Unión Europea lleven a cabo iniciativas encomiables que luego no se completan o se quedan a medias. O que se utilizan para promover actividades que no benefician al conjunto de la sociedad.

Algunas de las críticas hacia la Agenda 2030 tiene que ver con que quiere resolver grandes problemas en poco tiempo. También hay quien critica que las metas para llevar a cabo los objetivos no resolverán esos problemas o que son simples parches. Otras críticas hablan de que la Agenda 2030 está mal diseñada, que no tiene en cuenta los problemas locales y que es demasiado genérica y global, etc. Y, por descontado, hay colectivos que se sienten afectados porque les perjudica económicamente.

Sin embargo, también surgen críticas que van por otro camino. En los últimos años, ciertos colectivos conocidos como negacionistas, y en algunos casos, conspiracionistas, tienen la vista puesta en la Agenda 2030 y la consideran un caballo de Troya para hacer cambios políticos, económicos y sociales que nada tienen que ver con la realidad. O, al menos, con la realidad que ven estos colectivos. Está claro que quienes niegan la crisis climática están en contra de invertir dinero en acciones como invertir en energía renovable, hacer las ciudades más sostenibles o cuidar los mares y los ecosistemas. Lo mismo ocurre con la desigualdad, con la educación de calidad o con la igualdad de género. Si no ves que hay un problema, no consideras necesaria una solución. A pesar de las pruebas.

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