Hay muchos usos de la inteligencia artificial que ya le preocupan a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El más reciente llamado de atención tiene que ver con su implementación en la neurotecnología. Específicamente, con el riesgo que representaría implantar en humanos chips de inteligencia artificial. Advierten que, por ejemplo, existe un potencial peligro para la privacidad y libertad de nuestros pensamientos.

Usar la inteligencia artificial «es como poner esteroides en la neurotecnología», dijo Mariagrazia Squicciarini, economista de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), a la AFP. Dicho organismo celebró la semana pasada una conferencia en París para discutir las implicaciones éticas de esta tecnología en la atención de problemas neurológicos. Y resolvió que era urgente un marco regulatorio.

No están exagerando, ni adelantándose demasiado. Por ejemplo, Elon Musk, líder de Twitter y Tesla, recibió en mayo la aprobación de las autoridades en Estados Unidos para comenzar a probar chips cerebrales en seres humanos. El magnate ha explicado que uno de sus primeros objetivos sería devolver la movilidad o la visión a pacientes que lo necesiten.

Musk no es el único. En Suiza, un hombre volvió a caminar luego de 12 años, gracias a implantes cerebrales que utilizan inteligencia artificial. Mientras tanto, en Texas, un equipo de científicos desarrolló un decodificador, que puede leer la mente y traducir los pensamientos en un flujo continuo de texto. Y en marzo, otro grupo de una universidad en Japón inventó otro «traductor» que convierte pensamientos en imágenes.

La neurotecnología podría ayudar a resolver muchos problemas de salud. «Pero también podría acceder y manipular los cerebros de las personas y producir información sobre nuestras identidades y nuestras emociones», dijo Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, en un comunicado en junio. Y agregó: «Podría amenazar nuestros derechos a la dignidad humana, la libertad de pensamiento y la privacidad».

El equipo médico junto al paciente que pudo volver a caminar
Gert-Jan Oskam pudo volver a caminar gracias a un nuevo sistema que, entre otras cosas, utiliza inteligencia artificial. Credit: EPFL

La ONU pide regular el uso de chips de inteligencia artificial

La inversión en empresas de neurotecnología aumentó un 700% entre 2014 y 2021, según un nuevo informe de la UNESCO. Trepó hasta los 33.200 millones de dólares.

Rafael Yuste, investigador del Centro Nacional de Neurotecnología de España y de la Universidad de Columbia, participó de un estudio en el que analizaron los acuerdos consumidor-usuario de 18 de las principales empresas de neurotecnología del mundo. «La conclusión es que existe una total falta de protección; de hecho, no se puede imaginar menor protección para los datos cerebrales», dijo Yuste, durante la conferencia de la UNESCO la semana pasada.

La UNESCO ya desarrolló en 2021 un manual de recomendaciones sobre la ética de la inteligencia artificial. El documento fue adoptado por 193 estados miembros. La propuesta se centra en cuatro pilares: derechos humanos, garantizar la paz, diversidad e inclusión y medio ambiente. La UNESCO sostiene que este podría ser el punto de partida para la creación de un marco regulatorio internacional.

La ONU llama también a ampliar y diversificar la investigación sobre la neurotecnología y la inteligencia artificial. Más del 80% de las publicaciones de neurociencia de alto impacto fueron producidas por solo 10 países. Y solo seis poseen el 87% de las patentes de neurotecnología, de acuerdo con una reciente publicación de la UNESCO. Casi la mitad están en Estados Unidos.

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«Sentí que había alguien en mi cabeza»

Hannah tenía 16 años cuando desarrolló epilepsia. Sus convulsiones se volvieron tan fuertes que su vida se transformó por completo. Para recuperar el control, accedió a que le instalaran un chip dentro de su cráneo, en la superficie de su cerebro. Pero el dispositivo no funcionó como esperaba.

«Todavía quería ser bailarina de ballet. Habría hecho cualquier cosa, solo por la oportunidad de volver a bailar», contó Hannah, en un testimonio compartido por la UNESCO. Desde principios del 2000, se ha experimentado con dispositivos que emiten una señal de alerta cuando detectan que un ataque de epilepsia es inminente. El objetivo de esta señal es que el paciente tenga tiempo para acostarse en una cama o sofá. De esta forma, podría evitar lastimarse gravemente.

Hannah tenía otro dispositivo fuera del cuerpo con tres luces. Si sonaban y parpadeaban en rojo, pronto ocurriría la convulsión. Pero Hannah sufría más de 100 convulsiones por día. Y, en lugar de ayudarle, el artefacto se convirtió en un obstáculo más. «El dispositivo me pitaba cada dos segundos… Me deprimió en la universidad. Sentí que había alguien en mi cabeza, y no era yo», explicó.

La UNESCO presentó el caso como un ejemplo de los costos que puede tener para un paciente algunos experimentos con neurotecnología. «Algunos de los que han participado en ensayos clínicos informan de una pérdida de identidad personal y autonomía que puede ser profundamente perturbadora», resaltó la organización. Aspectos como estos, destacan, deberían considerarse en los marcos regulatorios.

Conferencia de la Unesco en París.
Conferencia de la Unesco celebrada en París el 13 de julio.

El camino a la regulación internacional

La UNESCO insiste en el llamado que viene haciendo la ONU desde hace unos meses en favor de la regulación internacional de la inteligencia artificial. Uno de ellos corrió por cuenta del secretario general de la ONU, António Guterres, quien respaldó en junio la creación de un organismo mundial de vigilancia, parecido a la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Aunque la creación de un ente como este correspondería a los Estados, la oficina de Guterres ya anunció la conformación de un asesor de alto nivel para tratar las preocupaciones sobre el desarrollo de esta tecnología. Estaría en funcionamiento antes de fin de año y ofrecería recomendaciones sobre acuerdos de gobernanza.

La conversación escalará esta semana hasta el Consejo de Seguridad de la ONU. El organismo realizará su primera discusión formal sobre inteligencia artificial este martes, liderada por Gran Bretaña. De acuerdo con Reuters, el secretario de Relaciones Exteriores británico, James Cleverly, abogará por un diálogo internacional sobre su impacto en la paz y la seguridad mundiales.