Los peores pronósticos se confirmaron. La Guardia Costera de Estados Unidos informó este jueves el hallazgo de los restos del submarino Titan, que el domingo pasado inició una expedición hacia el naufragio del Titanic. Según el comunicado oficial, los cinco tripulantes fallecieron. Hasta ahora, la principal hipótesis del accidente apunta a una eventual implosión de la nave.
El contralmirante John Mauger de la Guardia Costera explicó a la prensa que las condiciones de los restos de la nave eran «consistentes con una pérdida catastrófica de la cámara de presión». Los rescatistas informaron que dentro de los escombros estaban el cono de la nariz del sumergible y la parte delantera de su casco.
La investigación recién comienza y es probable que las causas precisas tarden en conocerse. Sin embargo, algunos expertos ya han explicado que una eventual falla en el casco del submarino podría haber provocado la implosión. «La conclusión de que hubo una ruptura en el casco ciertamente está unánimemente respaldada por el hallazgo de los fragmentos», dijo Jules Jaffe, oceanógrafo investigador del Instituto Scripps de Oceanografía, a Wired.
Una avería de este tipo resultaría mortal debido a la extraordinaria presión que existe en las profundidades del océano. Nicolai Roterman, ecologista de aguas profundas y profesor de biología marina en la Universidad de Portsmouth, explicó a Forbes que el Titán estuvo sujeto a más de 5.500 libras por pulgada cuadrada (PSI) de presión.
La presión que enfrentó el submarino perdido del Titanic
Para poner en perspectiva qué significa exponerse a 5.500 PSI, la presión que experimentamos de la atmósfera al nivel del mar es de solo 14,7 PSI. Es mucho menos del 1% de lo que eventualmente experimentó el submarino perdido en la expedición al Titanic.
Si un avión, por ejemplo, registra una falla en el casco, el piloto todavía podría aterrizar la nave de manera segura. Pero a 3.800 metros de profundidad debajo de la superficie, la presión es tan fuerte que una ruptura no solo dejaría entrar el agua.
«Si hubo algún tipo de brecha en el casco, los ocupantes sucumbieron al océano en un instante», explicó Roterman. Piensa lo mismo el cofundador de OceanGate, Guillermo Söhnlein, quien dejó la empresa hace años. «Si hubo una falla, resultaría en una implosión instantánea. Si eso es lo que sucedió, habría sucedido hace cuatro días», dijo Söhnlein a la BBC.
El New York Times informó que OceanGate había recibido una advertencia por su enfoque experimental y sobre las posibles consecuencias catastróficas derivadas. La Marine Technology Society envió en 2018 una carta alertando que el diseño del Titan no siguió los estándares de seguridad de la industria. También resaltó que OceanGate no había confirmado con un tercero su programa de seguridad. Todavía no se sabe si la compañía respondió entonces a las preocupaciones de la organización.