Generaciones y generaciones de personas han crecido autoconvenciéndose de que la regla duele. Que retorcerse de dolor durante unos días, todos los meses, es normal y si te quejas es que eres débil. Este es uno de los motivos por los que la endometriosis ha estado infradiagnosticada durante muchísimo tiempo. Hoy en día, afortunadamente, los tabúes en torno a  la menstruación han cambiado algo y se sabe que, si el dolor es muchísimo, puede deberse a alguna enfermedad sin diagnosticar. Por eso, poco a poco, está aumentando la investigación al respecto. Una investigación con la que muchísimas personas esperan la llegada de un tratamiento para la endometriosis como agua de mayo.

Por eso, el estudio que acaba de publicar en Science Translational Medicine un equipo de científicos de la Universidad de Nagoya, en Japón, se muestra muy esperanzador. En él, sus autores muestran que el uso de antibióticos contra un género concreto de bacterias podría ser un tratamiento para la endometriosis eficaz y con muchos menos efectos secundarios que los convencionales.

Es cierto que, con los antibióticos, hay que andarse con pies de plomo. Pero, aun así, poder prescindir de los anticonceptivos o las intervenciones quirúrgicas a las que hay que recurrir normalmente como tratamiento para la endometriosis se presenta como una gran noticia. 

¿Qué es la endometriosis?

El endometrio es el revestimiento interno del útero, que se engrosa en cada ciclo menstrual para acoger a un embrión y, si no se fecunda el ovocito, se libera durante la menstruación.

Todo esto es normal. Sin embargo, en algunas personas, pueden aparecer parches de ese endometrio en la parte externa del  útero o en otros órganos, como los ovarios. Esto provoca una respuesta inflamatoria muy dolorosa, así como sangrados abundantes durante la menstruación e incluso infertilidad o problemas en el embarazo.

Se calcula que, aproximadamente, una de cada diez mujeres con edades entre los 15 y los 49 años tienen endometriosis. No obstante, la incidencia podría ser aún mayor, por el infradiagnóstico mencionado con anterioridad.

Generalmente, el tratamiento para la endometriosis consiste en la administración de anticonceptivos. El problema es que estos pueden provocar efectos secundarios abundantes y, a la larga, hacer aún más complicado obtener un embarazo. Por eso, estos científicos de la Universidad de Nagoya quisieron buscar otras opciones, poniendo la vista en las bacterias del género Fusobacterium.

Un género de bacterias muy común

En realidad, las bacterias del género Fusobacterium son conocidas sobre todo por formar parte de la placa dental. También están detrás de otras enfermedades de los dientes y las encías. Pero no se reducen solo a la cavidad oral. Pueden encontrarse en otras cavidades, como la vagina.

De hecho, muchas pacientes con vaginosis bacteriana tienen una gran proliferación de Fusobacterium. En esos casos, pueden encontrarse también en el útero, de ahí que estos científicos decidiesen analizar su papel en la endometriosis.

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Los antibióticos podrían ser un tratamiento contra la endometriosis muy útil.

Un nuevo tratamiento para la endometriosis

Los autores de esta investigación pusieron el punto de mira en un posible componente microbiológico de la endometriosis por un hallazgo previo. Concretamente, habían visto que una proteína llamada transgelina (TAGLN)  estaba implicada en la regulación de esta enfermedad ginecológica. Así, comenzaron a analizar su cadena de regulación aguas arriba y aguas abajo. Es decir, en la cadena de acontecimientos que llevan a que se produzca esta regulación, observaron los que ocurren antes (arriba) y después (abajo). La respuesta estaba aguas arriba, pues observaron que el factor de crecimiento transformador beta (TGF-β) parecía causar la regulación ascendente de TAGLN. Se sabe que el TGF-β lo liberan los macrófagos, que son uno de los primeros componentes del sistema inmunitario que acuden frente a una infección. 

Colocando cada eslabón en su lugar, esto significa que hay un agente infeccioso que está provocando una respuesta inmunitaria. Esta provoca que acudan los macrófagos, que liberan el TGF-β. A continuación, este regula la síntesis de TAGLN y, para terminar, esta promueve que aparezca la endometriosis. Si se corta el primer eslabón, no puede formarse el resto de la cadena.

Esa podría ser la base de un nuevo tratamiento para la endometriosis, pero necesitaban saber cuál era ese agente infeccioso. Así, analizaron algunos microorganismos conocidos por causar infecciones ginecológicas y al final observaron que Fusobacterium era clave en el inicio de la cadena.

Quedaba comprobar qué pasaba si las bacterias se atacaban con antibióticos, por lo que realizaron experimentos en ratones, con muy buenos resultados. Aquellos que recibieron el antibiótico mostraron muchos menos parches de endometrio fuera de su lugar. 

Actualmente están iniciando los primeros pasos de un ensayo clínico también en humanos. Si los resultados son similares, estaríamos ante una opción maravillosa, ya que no habría que usar el antibiótico toda la vida, como ocurre con los anticonceptivos. Solo habría que atacar a las bacterias una vez o unas pocas veces. Desde luego, sería una gran noticia para todas esas personas que llevan años y años sufriendo el dolor incapacitante de la endometriosis.