Avatar: el sentido del agua, de James Cameron, ya está disponible en Disney+. Buena parte de la trama de la película, que incluye una exploración de Pandora más detallada que la original, transcurre en el arrecife del clan Metkayina, en la costa oriental del territorio. Un giro argumental que permite una nueva visión de planeta, sus habitantes y su entorno.
En Avatar: el sentido del agua, la conexión con lo divino es más evidente y más profundo el descubrimiento de nuevas regiones. La travesía por mar y tierra en el mundo ficticio muestra la amplitud del concepto del director con respecto a la historia de la saga y la forma en que desea detallarlo en la pantalla grande.
Las creencias y cultura del mundo subacuático que descubre Avatar: el sentido del agua son diferentes a las de las tribus del bosque. Sus habitantes tienen un aspecto físico distinto a los conocidos Na’vi. Las nuevas tierras de Pandora se extienden en una dimensión que deja entrever que la película no solo narra una historia entrañable. También aborda la unión de diversas visiones étnicas que coinciden en la creencia de que la naturaleza lo es todo.
Avatar: El sentido del agua ya está disponible en Disney+
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El realizador y guionista detalló el territorio ficticio a través de un minucioso recorrido por sus paisajes. Un logro narrativo que ha convertido a la secuela en algo más que la continuación de su historia central. La demostración de una forma inteligente de explorar universos ficticios.
El recorrido hasta Avatar: el sentido del agua comenzó en 1994, año en que el director completó el primer borrador de la película. Ya el relato profundizaba en una épica ecologista que tenía lugar en el futuro y en un escenario distinto a la Tierra. A la vez, mostraba los esbozos de uno de los elementos que convertirían en un éxito rotundo a la película original. Su riqueza social e innovación en la creación de un mundo específico en un proyecto cinematográfico.
La hazaña de imaginar una sociedad
James Cameron detalló con cuidado un mundo en el que la naturaleza podía expresarse de forma directa y ser reconocida como una deidad. Eywa, una entidad que se manifestaba a través de la flora y la fauna, actuaba para mantener el equilibrio de Pandora. También para mostrar hasta qué punto el medioambiente del planeta era una manifestación de una misteriosa fuerza.
Por otro lado, el realizador dedicó tiempo y esfuerzo a explorar en las posibilidades de crear un contexto antropológico para sus personajes. Imaginadas en el guion como criaturas sociales, los Na’vi tenían organización, creencias y una delimitación geográfica muy específica.
Lo que permitió a James Cameron profundizar en su carácter, su relación con la región y el vínculo que establecían con su espiritualidad. Todo a través de los códigos de la ciencia ficción y, en concreto, mediante la interacción de sus protagonistas con la energía protectora y todopoderosa de Eywa. Esta última se manifestaba a través de El Árbol de las Almas o Vitraya Ramunong.
De modo que, en la primera versión de la película original, uno de los elementos centrales fue la minuciosidad de la ficticia cultura de Pandora. Algo que, después, se reflejaría en la biodiversidad que el cineasta logró plasmar en la pantalla grande y que se haría más rica y variada en su esperada secuela Avatar: el sentido del agua.
Un mundo por descubrir
En agosto de 1996, James Cameron terminó de escribir el argumento definitivo de Avatar. En él, se narraba la primera historia de la saga que después llegaría al cine. A pesar de ser sustancialmente parecido al borrador que imaginó en 1994, el más reciente exploró en la idea de una sociedad vinculada a la naturaleza como hecho místico.
El director decidió que buena parte de sus personajes serían digitales. La intención era crear una raza con ecosistema, jerarquía social y costumbres. Por lo que investigó sobre una posible sociología de criaturas nativas capaces de comunicarse con animales y plantas a nivel intuitivo. Por un lado, el cineasta deseaba desarrollar una tecnología específica para la captura de movimiento que permitiera llevar a cabo su ambicioso plan. Un objetivo que se trazó en conjunto con la empresa de efectos especiales Digital Domain, una de sus colaboradoras frecuentes.
En paralelo, profundizó en la creación y organización social de sus protagonistas. Un esfuerzo que le llevó casi una década y que incluyó todos los aspectos relacionados con la cultura, la fauna y la flora. Para el lenguaje de las criaturas, contrató al lingüista Paul Frommer, director del Centro de Gestión de Comunicación de la Universidad del Sur de California. Encargó al experto la creación de un dialecto sencillo de alrededor dos mil palabras, con una fonética basada en chasquidos. Aunque después se modificó a uno más parecido al sonido que producen las ramas al chocar entre sí impulsadas por el viento.
El reino acuático de Avatar: el sentido del agua
En Avatar: el sentido del agua, la exploración se trasladó a las zonas submarinas de Pandora. Lo que permitió a James Cameron dar un nuevo matiz a su argumento. En esta ocasión, también desarrolló aspectos culturales de sus habitantes relacionados con el mar y las actividades marítimas. La Ensenada de los Ancestros —el equivalente al Árbol de las Almas de los Na’vi— se convirtió en el centro de toda la exploración mística de los personajes.
Pero es el arrecife de los Metkayina lo que permite que las relaciones sociales y culturales se vuelvan más ricas que en la película original. El guion de Avatar: el sentido del agua no solo profundiza en sus costumbres, fauna y flora. A la vez, lo hace en cómo las nuevas tierras del planeta simbolizan un tipo de fertilidad y belleza desconocido. Lo que abre las puertasa la manifestación directa de Eywa a través de Kiri (Sigourney Weaver) y a la comprensión de Pandora como una entidad viva. Un punto que se convierte en uno de los más intrigantes de la película y que demuestra que el ambicioso plan de James Cameron para su saga va más allá de su atractiva historia.
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Avatar: el sentido del agua es también una parte del desarrollo de un universo vinculado de forma central a la manera en que la sociedad y la cultura de sus personajes se expresa. Algo que, sin duda, será un punto de enorme importancia en las futuras entregas de la cada vez más intrigante franquicia.