El diagnóstico del cáncer de forma temprana es casi tan esencial como la obtención de nuevos tratamientos. Por eso, es también el objetivo de los científicos, que buscan nuevas opciones que sean eficaces, baratas y lo menos invasivas posible para los pacientes. Son pocos requisitos, pero es difícil hacerlos converger, de ahí que sea tan interesante lo que acaba de lograr un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Se trata de un test de orina que no solo diagnostica el cáncer. También puede arrojar datos sobre el tipo de tumor que es, su estado de avance e incluso si ya ha producido metástasis.

De momento, solo se ha probado en ratones, por lo que es pronto para hablar de su eficacia en humanos. No obstante, los buenos resultados que se han obtenido con los roedores dan lugar a la esperanza.

Si esta herramienta de diagnóstico del cáncer llega a usarse en humanos, los propios pacientes podrían hacer un seguimiento de su enfermedad desde casa. Además, los sanitarios dispondrían de más información para pautarles tratamientos específicos lo antes posible. Sin duda, sería una gran arma para unir al arsenal de la lucha contra el cáncer. 

¿Cómo funciona este método de diagnóstico del cáncer?

Esta nueva herramienta de diagnóstico del cáncer se basa en una nanopartícula desarrollada por los científicos del MIT. Las nanopartículas son partículas con sus tres dimensiones menores de 100 nanómetros. Gracias a su reducido tamaño, son muy útiles en biomedicina, pues pueden introducirse en el torrente sanguíneo y llevar a cabo multitud de funciones. Y eso precisamente es lo que hacen en este caso, pues actúan como sabuesos en busca del cáncer.

Para lograrlo, las nanopartículas se recubren con proteínas marcadas con una serie de secuencias de ADN. Una vez que están listas, se introducen en el organismo de los pacientes, donde empiezan a buscar células tumorales. Si dan con ellas, estas utilizan unas proteínas, llamadas enzimas, que actúan como tijeras moleculares, cortando las nanopartículas y liberando una de esas proteínas que estaban en su superficie. Una vez que estas proteínas se liberan, se desechan a través de la orina, y es ahí donde empieza el diagnóstico del cáncer.

Los pacientes usan un dispositivo similar a un test de embarazo, que es capaz de detectar la presencia en la orina de esa proteína que se cortó de las nanopartículas. Su presencia indicaría que se ha detectado el cáncer. Pero, además, dado que estas proteínas estaban unidas a secuencias de ADN, la secuencia liberada se lee como un código de barras, que puede dar más datos sobre el tipo de tumor y su avance.

Diagrama de sangre
MIT

Una prueba de orina sencilla

Las pruebas en ratones se han realizado inyectando las nanopartículas. Sin embargo, en humanos se podrían administrar de forma oral, mediante un inhalador o incluso tópicamente, con cremas. Esto haría el diagnóstico del cáncer muy poco invasivo, de modo que los propios pacientes podrían hacerse un seguimiento en casa.

Además, los científicos responsables del estudio piensan que su invento puede ayudar a democratizar el diagnóstico del cáncer, haciéndolo mucho más accesible a todo el mundo. 

Y eso no es todo. También creen que, cambiando las proteínas y las secuencias de ADN elegidas, se podría usar para diagnosticar otras enfermedades, como algunas patologías infecciosas.

Aún queda mucho que investigar al respecto, pero parece que están en el buen camino.

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