El sábado, 13 de mayo, se celebrará la final del festival de Eurovisión 2023. Como cada año, hay favoritos, basados en las estimaciones de las casas de apuestas y las reproducciones en Spotify. Con base en ambos baremos, la ganadora sería la sueca Loreen, con su tema Tattoo. ¿Pero qué dice la ciencia al respecto? ¿Se pueden hacer predicciones teniendo en cuenta los temas ganadores en otras ediciones?

Lo cierto es que algo se puede hacer, aunque, lógicamente, no son cálculos infalibles. Algunos estadistas y expertos en música ya han hecho sus cálculos y han establecido qué es lo que hace a las canciones de Eurovisión atractivas para el público

Vamos a ver algunos ejemplos, pero teniendo en cuenta que estos cálculos se basan solo en la música y las letras de las canciones. Es innegable que la geopolítica tiene un papel muy importante en los resultados de Eurovisión, pero no la tendremos en cuenta en este artículo.

Mejor solos que acompañados

El doctor Liam Brierley, profesor de la Universidad de Liverpool y embajador de la Royal Statistical Society de Reino Unido, ha realizado algunos cálculos basándose en los resultados de Eurovisión, desde que se inició en 1956. Ha encontrado varios factores que pueden aumentar la probabilidad de ganar, pero sobre todo son dos los que parecen influir más.

Por un lado, el estilo musical. Según el matemático, las canciones que se hacen con más victorias suelen ser pop, baladas o música dance, aunque también suele funcionar bien el folclore del país en cuestión.

Por otro lado, los solistas tienen un 15% más de probabilidades de ganar que los dúos y los grupos. Todo esto son tendencias; pero, lógicamente, no siempre se cumplen. Buen ejemplo de ello son Lordi y Måneskin. Los primeros le dieron la victoria a Finlandia en 2006 con el tema Hard Rock Hallelujah; que, como su propio nombre indica, es un tema del rock más duro. En cuanto a los italianos Måneskin, fueron los ganadores de Eurovisión en 2021, con la rockera Zitti e buoni. Ambos son grupos, con estilos que se salen de la media, pero se alzaron a lo más alto de la clasificación.

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La canción perfecta de Eurovisión

En realidad, no hay una canción perfecta. Si la hubiese, todos los países la llevarían. Sin embargo, más allá del estilo y el número de intérpretes, el Decano Asociado de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Winchester, Glenn Fosbraey, también ha hecho sus propios cálculos. En un artículo para The Conversation, ha analizado los últimos 20 temas ganadores de Eurovisión, y ha llegado a varias conclusiones.

De esas 20 canciones, 17 eran en inglés, 17 hablaban sobre relaciones, 13 usaban la palabra “amor”, 18 tenían al menos una alusión directa de la primera persona a la segunda, y todas empleaban coros repetidos. Además, la mayoría empleaban muchos clichés y rimas. El propio autor reconoce que los clichés pueden variar para diferentes edades y culturas, pero se podría decir a nivel general.

Ahora bien, de nuevo hace referencia a tendencias. No hay más que ver, otra vez, los temas mencionados anteriormente. Los integrantes de Lordi cantaron en inglés, pero hicieron una oda al rock, en la que cielo e infierno se unían para convertir su música en algo celestial. No había relaciones, ni amor. Alguna rima, pero muy pocos clichés. 

En cuanto a Måneskin, cantaron en italiano. Su canción defendía al diferente. A aquellas personas que, de un modo u otro, han tenido que esforzarse para encajar. No hay relaciones ni amor, y apenas una pequeña referencia de primera a segunda persona. Además, precisamente puede verse como una crítica a los clichés.

¿Podría ganar Blanca Paloma?

Blanca Paloma, con su Eaea, se presenta a Eurovisión con una apuesta arriesgada, aunque interesante, que además se ha posicionado en quinto lugar en las casas de apuestas.

Pero, teniendo en cuenta las estadísticas de los científicos, ¿hay posibilidades? 

Todo depende de los cálculos en los que nos basemos. Las predicciones de Brierly serían muy favorables para la intérprete española. Es una solista, que además ha escogido como estilo musical el folclore de su país.

En cambio, la temática de la canción no va mucho en consonancia con las tendencias de Eurovisión marcadas por Fosbraey. Para empezar, la canción no es en inglés, sino en español. No habla sobre una relación. Al menos no una relación amorosa, pero sí la de una madre con un hijo, pues no deja de ser una nana. Sí que hay referencias de yo a tú, ya que la mujer le canta al niño. Pero, aun siendo un claro gesto del amor más puro, no usa la palabra tal cual. Eso sí, sí que dice “chiquito de mis amores”, así que ahí podríamos tener el término cubierto.

En cuanto a las rimas y los clichés, utiliza una rima asonante que no es muy marcada, pero aporta mucho ritmo al tema. ¿Hay clichés? Depende de lo que entendamos como clichés. El amor de una madre a un hijo puede verse como tal, pero no emplea frases o expresiones muy manidas en ese aspecto. Lo que sí tiene, como los temas de Lordi y Måneskin, es un coro repetitivo. De hecho, en este caso es muy repetitivo: apenas dos letras que se convierten en un ritual que difícilmente podremos sacarnos de la cabeza. ¿Convencerá la propuesta al jurado y los eurofans? Pronto lo sabremos. Al menos, tiene algunos de los ingredientes necesarios para ganar. Con la estadística en la mano, por supuesto.

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