Atención, spoilers a continuación. En el tercer capítulo de la última temporada de Succession, de HBO y disponible en HBO Max, ocurre el mayor giro de la historia de la serie. El despiadado patriarca familiar Logan Roy (Brian Cox) muere repentinamente. Lo que impacta en sus hijos de maneras distintas y por completo inesperadas. Si hasta ahora la serie se había distinguido por mostrar intrigas y manipulaciones en la familia, el fallecimiento del patriarca ha sacudido los cimientos de la narración. No solo por mostrar la parte más emocional de sus protagonistas, sino también por la alargada sombra de su padre en la vida de cada uno de ellos.
El tercer capítulo de la última temporada de Succession es también un ejemplo en su forma de contar historias en televisión. Llevando la trama a una dimensión digna de Shapeskeare, el guion ha logrado abarcar los sentimientos de sus personajes y sus heridas morales. Todo a través de llamadas telefónicas, primeros planos y la contenida sensación de un desastre inminente. Gradualmente, a medida que avanza el capítulo, cada uno de los Roy tiene la oportunidad de mostrar su angustia, su arrepentimiento y su culpa ante la desaparición física de Logan.
Succesion solo está disponible en HBO Max
También de hacerse preguntas acerca de su futuro y el de su familia y comprender que su vida está a punto de cambiar para siempre. Todo con la incertidumbre de si realmente su padre está muerto y la sospecha —que nunca se expresa en voz alta— de que se trata de una trampa. El tercer capítulo de la última temporada de Succession juega con las expectativas alrededor del comportamiento habitual de los personajes hasta lograr auténtica sorpresa. Al mismo tiempo, profundiza con cuidado en la forma en que comprenden el impacto del duelo y la pérdida.
La muerte y la vida en un vuelo de avión
La primera decisión acertada del guion, escrito por el creador de la serie Jesse Armstrong, es que la muerte de Logan Roy ocurra durante un vuelo en su avión privado. Eso provoca varias situaciones al mismo tiempo. Por un lado, durante un considerable período de tiempo es casi imposible de saber qué ocurre en realidad.
¿Se trata de un elaborado engaño del personaje? ¿Una treta para evaluar la reacción de sus hijos ante una posible tragedia? Durante buena parte de la trama, esas preguntas son elementos integrales de la tensión y la atmósfera cada vez más dura del tercer capítulo de la última temporada de Succession.
Por otro lado, los hijos Roy se ven obligados a despedirse a través de una llamada telefónica. Haciendo pequeños monólogos, profundizan acerca de sus sentimientos, angustias y dolores. Algo que les permite mostrarse mucho más vulnerables de lo que nunca han sido.
Por último, el tercer punto de vista de la historia es la boda de Connor (Alan Ruck), aspirante presidencial. El telón de fondo, que pasa de ser humorístico a convertirse en un contexto patético, refleja las transformaciones psicológicas del personaje. Hasta ahora, el hijo mayor de Logan intentó de todas las formas posibles apartarse de la alargada sombra familiar y destacarse por medios propios.
Sin embargo, justo en el tercer capítulo de la última temporada de Succession, que lleva su nombre, el impacto de la muerte de su padre empaña sus intenciones. A la vez, le convierte en un elemento con un futuro difícil de sopesar de inmediato. ¿Qué hará de ahora en adelante el personaje, liberado de la carga e influencia de Logan? ¿Cuál será su papel en la futura batalla familiar que se avecina?
El tercer capítulo de la última temporada de Succession ya es historia de la televisión
Cada uno de los elementos del tercer capítulo de la última temporada de Succession se enlaza en una narración que cambia por completo las posibilidades de la serie en el futuro. Lo hace con un único suceso que vincula a los personajes y encamina sus acciones hacia un mismo escenario.
También explora en la psicología que les sostiene y muestra dimensiones novedosas en su comportamiento. ¿Es Kendall (Jeremy Strong) tan codicioso como siempre se mostró? ¿Roman (Keiran Culkin) podrá superar los remordimientos de su última conversación con su padre? ¿La culpa consumirá a Shiv (Sarah Snook) en medio de la tragedia?
El hecho de que Succession transformara casi por completo su escenario a seis capítulos de su final supone un triunfo de argumento considerable. Hasta ahora, se esperaba que el relato se concentrara en la batalla familiar, con los personajes mostrando lo peor de su comportamiento codicioso. Pero tras el tercer capítulo de esta última temporada, la estructura dramática ha cambiado para brindar a cada uno un trasfondo desconocido. Haciendo a la serie impredecible.
Por primera vez, la emoción, el sufrimiento y la exploración acerca de los padecimientos íntimos de los protagonistas se muestran en detalle. En la boda de Connor, que ocurre en un barco que navega camino en la Estatua de la Libertad, se detalla la omnipresente ambición de los Roy. Pero la atención del tercer capítulo de la última temporada de Succession incluye más que una puesta en escena de estrategias de manipulación a sangre fría. Los Roy, por primera vez, son hombres y mujeres reales, tridimensionales, llenos de espacios oscuros e incluso algunos luminosos.
El delicado equilibrio entre sentimientos y experiencias dolorosas
De hecho, uno de los puntos más duros del tercer capítulo de la última temporada de Succession fue mostrar el ambivalente amor-odio que los hijos Roy sienten por su padre. Con la trama transcurriendo casi en tiempo real, el lento derrumbe emocional de los hijos es una reflexión acerca de la naturaleza humana y sus contradicciones. Un punto que hace que lo que ocurrirá en adelante sea terreno desconocido tanto para los hijos —que deben lidiar con sus propias emociones— como para los espectadores.
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Con la muerte de Roy convertida en punto de ruptura en la historia, Succession avanza hacia un final que todavía es imposible de deducir. Un triunfo en la narración de una trama que, a pesar de conservar intacto su núcleo de burlona sátira a los privilegios y la riqueza, se enfoca ahora en otros puntos. En especial, en el lado más frágil de sus protagonistas.