El pasado viernes, Italia sorprendió al anunciar el bloqueo a ChatGPT. Pero la medida del organismo protector de la privacidad, conocido como GPDP, no ha caído en gracia en todos los estratos políticos del país. Uno de sus principales opositores ha sido Matteo Salvini, ministro de Transporte y vicepresidente del Consejo de Ministros italiano.
A través de su perfil de Instagram, el polémico político —considerado un euroescéptico duro y miembro del movimiento neo nacionalista— criticó la prohibición del acceso a ChatGPT en Italia, y la calificó como "excesiva". Además, dijo que era una paradoja que se bloqueara al chatbot de OpenAI cuando la misma tecnología se utiliza para el nuevo buscador de Bing, que sí continúa funcionando en su territorio.
Salvini también reprobó que Italia sea el primer país occidental en tomar una medida de este tipo. "No es aceptable que en Italia, patria de Galileo, Marconi y Olivetti, debamos considerar el uso de una VPN para superar un bloqueo como sucede en China y países sin libertad", publicó.
Las críticas hacia el GPDP y su decisión de bloquear el acceso a ChatGPT en Italia se conocieron un par de días después de revelada la noticia. El Garante per la protezione dei dati personali italiano, aseguró el viernes que la medida contra la plataforma de inteligencia artificial correspondía a dos falencias puntuales. La primera, la recolección masiva de datos personales de los usuarios, una problemática que salió a la luz tras la reciente exposición de datos de suscriptores a ChatGPT Plus. La segunda, la ausencia de herramientas para verificar que solo los mayores de 13 años puedan acceder al servicio, como indican sus términos y condiciones.
El bloqueo a ChatGPT divide las aguas en Italia
Por supuesto que el caso de Italia ha despertado un gran debate con respecto a cómo se deben regular plataformas como ChatGPT. No olvidemos que el chatbot de OpenAI se encuentra abierto al público hace apenas poco más de cuatro meses. Por ende, todavía no está del todo claro cuál es el alcance de las legislaciones nacionales o regionales sobre estas plataformas. Y la velocidad a la que evoluciona el sector de la IA hace que la discusión sea todavía más compleja.
Por lo pronto, desde la startup estadounidense no han realizado declaraciones formales al respecto. Sí lo ha hecho Sam Altam, su principal directivo, a través de su cuenta personal en Twitter. "Por supuesto que cumplimos con el gobierno italiano y hemos dejado de ofrecer ChatGPT en Italia (aunque creemos que estamos siguiendo todas las leyes de privacidad). ¡Italia es uno de mis países favoritos y espero volver a visitarlo pronto!", tuiteó.
Desde el GPDP, en tanto, han optado por no referirse a los dichos de Matteo Salvini. En su crítica a la decisión de bloquear el acceso al chatbot de IA en Italia, el ministro calificó como "hipócrita" la postura del organismo. "Los problemas de privacidad afectan a casi todos los servicios en línea. Se necesita sentido común", indicó.
Le guste o no al citado ministro, hoy ChatGPT tiene 20 días para resolver los inconvenientes planteados por las autoridades. Si OpenAI no cumple con los requisitos establecidos, se expone a un castigo económico. La multa puede ser de hasta 20 millones de euros, o del 4 % de su facturación global anual. La startup no posee oficinas en la UE, pero sí cuenta con un representante destinado al Espacio Económico Europeo.