En los últimos años, se está hablando cada vez más sobre las personas altamente sensibles, más conocidas como PAS. Multitud de influencers y otros personajes ajenos a la psicología han salido públicamente a clasificarse como tal. Sin embargo, cabe decir que la mayoría de ellos no tienen un diagnóstico psicológico, sino que simplemente han hecho un test que les ha ayudado a comprender cómo se sienten. Un test online que cualquiera puede realizar y en el que, si lo hacemos, la mayoría de nosotros nos veremos catalogados como PAS.

Sin embargo, los manuales sobre este rasgo de personalidad señalan que afecta aproximadamente al 30% de la población. Esto es lo primero que debe hacernos desconfiar. El hecho de que todos podamos autodiagnosticarnos y que, además, las cifras no cuadren.

Entonces, ¿significa eso que la etiqueta PAS es un mito? Para responder a esto hay que emplear ciertos matices. Podría verse como una etiqueta más dentro del campo de la psicología. O incluso, más concretamente, como un rasgo de personalidad. No obstante, no es un diagnóstico y considerarlo como tal puede ser un problema, al patologizar conductas totalmente normales. Al fin y al cabo, la empatía y la sensibilidad ante ciertas situaciones son rasgos de ser PAS que una gran cantidad de la población tiene. Considerar eso prácticamente como un problema psicológico puede acabar trayéndonos problemas.

¿Cómo son las personas PAS?

Precisamente porque no es un diagnóstico como tal, el término PAS no está muy bien definido. Visto como una etiqueta de personalidad, la persona que acuñó el término a mediados de los 90, Elaine Aron, estableció cuatro criterios para definir a estas personas.

En primer lugar, se trata de personas que procesan toda la información que les llega de una forma muy profunda, por lo que le dan muchas vueltas a las cosas. Por otro lado, tienden a sentirse saturadas si deben procesar mucha información. Además, experimentan las emociones con mucha intensidad, tanto las agradables como las desagradables. Y, para terminar, pueden captar sutilezas imperceptibles para otras personas.

Todo esto, supuestamente, se debe a que tienen un sistema neurosensorial más “permeable”. Pero es algo que no está bien estudiado. 

material, cerebro
Hal Gatewood (Unsplash)

Todos podemos serlo

Si hacemos en internet el test oficial para ver si somos PAS, es más que probable que nos salga que sí. Esto no cuadra, como podemos intuir. No obstante, para saber más, en Hipertextual nos hemos puesto en contacto con el psicólogo Raúl Araque, uno de los miembros del dúo divulgativo Walden Dos. “El principal problema de este test es que no tiene ningún tipo de validez con respecto a sensibilización de los datos”.

Además, como ocurre con otros test de internet, los resultados son totalmente subjetivos y no están correctamente validados. “Cuando pasas un cuestionario a alguien, se suele usar un manual donde te explican cómo se pasa el test y otro en el que enseñan la base matemática, el tema estadístico, con qué población se debe hacer, etc.”, explica el psicólogo.  “Se sabe si una población es buena o mala para realizarlo porque se ha probado antes”. Y ahí está el problema. Todos estos test online no tienen esa investigación y esa validación detrás. “Son preguntas que se ha inventado alguien que, sin experimentarlas en nadie, entiende que una puntuación determinada es mucho o poco”, relata Araque. “Pero es un criterio suyo, no empírico”.

De hecho, el psicólogo cita como ejemplo un test que se está comercializando en el mundo hispanohablante, pero no se utiliza en España porque solo contamos con el baremo de México y el de Italia. Distintas personas, con distintos orígenes geográficos, pueden afectar de un modo diferente a las puntuaciones. Todos estos son datos que se deben tener en cuenta y que no se contemplan en test online como el que te dice si eres PAS.

Muchísimos influencers PAS

Los influencers tienen un altavoz inmenso de difusión sobre cualquier tema. Por eso, que últimamente haya muchos que se hayan sumado a la moda del PAS para explicar sus comportamientos, no ayuda a separar la etiqueta de la realidad. 

“Desgraciadamente, cuando un mensaje es muy categórico, superexagerado, es cuando más altavoz tiene”, sentencia Araque. “Entonces, no es lo mismo decir que hay personas que el mismo estímulo lo ven de forma diferente o poner mil matices que decir directamente que eres altamente sensible”. A los seguidores de estas personas les resulta más sencillo verse catalogados como PAS. “Al final se mezclan la necesidad de visualizaciones que tienen estos influencers con la necesidad que tenemos las personas de tener una etiqueta”. 

Eso es así, todos buscamos una etiqueta que explique nuestros comportamientos y reste incertidumbre de nuestras vidas. Pero esas etiquetas pueden ser contraproducentes a muchos niveles. Para empezar, podemos cambiar nuestros comportamientos. De hecho, esto es algo que, según el psicólogo entrevistado para este artículo, ocurre incluso con otras etiquetas “más científicas”, como la depresión. “No es lo mismo decir que estoy triste, que me angustia salir de casa, etc., que decir que tengo depresión”, relata el experto. “Se convierte en una explicación a tu conducta, en vez de al revés”.

Con los PAS ocurre lo mismo. Se ven influenciados por una etiqueta que ni siquiera saben científicamente si se corresponde de verdad con ellos. Y eso puede afectar a tu forma de comportarte. Es lo que, según Araque, los psicólogos llaman “indefensión aprendida”: “¿Para qué voy a intentarlo si no voy a poder?”.

Aquí, por lo tanto, es esencial el trabajo de los psicólogos, que en consulta también trabajan la psicoeducación. “Se trata de explicar que no es que tengas alta sensibilidad, es que respondes de una forma determinada a ciertos estímulos”.

pas

El negocio de las personas altamente sensibles

Una de las primeras reacciones que podemos tener al descubrir que somos PAS en ese test de internet es intentar buscar más información. Leer en foros, comprar libros, apuntarnos a asociaciones o incluso buscar un profesional que nos atienda. Además, si no se nos ocurre hacerlo, ya tenemos al propio test para aconsejarlo si resultamos ser supuestamente PAS. ¿Qué es lo que pasa? Que generalmente esos libros, asociaciones o foros están relacionados con grupos relativamente reducidos de personas, que viven prácticamente de ello.

Entre ellos destaca la creadora del término, Elaine Aron, pero hay algunos más. “Cuando todas las personas que hablan de un tema luego tienen intereses comerciales en el mismo, la etiqueta es clara”, señala Araque al otro lado del teléfono. “Si el test te recomienda ir a un psicoterapeuta especializado en PAS es raro”. Explica, además, que la mayoría de profesionales que se dedican al tema del PAS, al menos en España, “son especialistas en márketing o recursos humanos y eso también da mucha imagen de qué tipo de trabajos son, más orientados a personas de clase alta”. 

Lo mejor es que no te autodiagnostiques

En definitiva, aunque es lógico que unas personas son más sensibles que otras, en general no hay ningún tipo de trastorno asociado a ser PAS. Tampoco está demostrado que sean personas con un cerebro que trabaja diferente. Y, sobre todo, no hay una forma validada de medirlo. Además, al haber un negocio tan estrechamente relacionado con ello, da mucho que pensar. Ahora bien, eso no quiere decir que, si percibimos que nuestros sentimientos nos desbordan y nos dificultan el día a día, necesitemos ayuda profesional. 

Es decir, no es raro llorar viendo un documental sobre la Segunda Guerra Mundial. No es raro llorar tras una ruptura sentimental. Tampoco es extraño que nos agobiamos cuando recibimos muchísimos estímulos a la vez. No debemos patologizar cuestiones normales de nuestro día a día. Pero si esas emociones intensas llegan en momentos inesperados o se alargan en el tiempo, puede ser necesario buscar a un psicólogo. No por ser PAS, sino por modificar las conductas que nos generan esa sensación. Por lo tanto, la clave está en no patologizar la sensibilidad. De hecho, si todos fuésemos más sensibles y empáticos, posiblemente el mundo iría mucho mejor.