El James Webb ya ha cumplido un año de vida, y sigue brillando tanto como la primera vez. En recientes capturas, el telescopio espacial ha conseguido fotografiar una de las imágenes más impresionantes hasta la fecha. Se trata de la explosión de una supernova en una lejana galaxia espiral, la NGC 1566, pero mayormente conocida como Bailarina Española.

Utilizando sus cámaras infrarrojas, el James Webb ha estudiado a detalle a la impresionante Bailarina Española. Si bien la galaxia es bastante conocida por tener uno de los centros galácticos más activos de nuestro vecindario cósmico, las nuevas capacidades que posee el JWST elevan las posibilidades de estudio mucho más allá. Los resultados fueron publicados en The Astrophysical Journal Letters.

En las nuevas imágenes, los científicos han podido observar la supernova de tipo 1a, resultado de la explosión de una estrella enana blanca de carbono-oxígeno. Lo más impresionante es que el descubrimiento fue una total casualidad. Según comenta Michael Tucker, investigador del Centro de Cosmología y Física de Astropartículas de la Universidad Estatal de Ohio, los investigadores se toparon con el hallazgo mientras estudiaban a NGC 1566 en detalle.

El James Webb sigue descubriendo fragmentos del espacio exterior

Galaxia NGC 1566, La Bailarina Española. James Webb
Ubicación de la supernova captada en la galaxia de la Bailarina Española - ASTROPH. JOURNAL LETTERS DOI: 10.10.3847/2041-8213

La investigación ha sido el resultado del sondeo PHANGS-JWST. Gracias a la amplia biblioteca de imágenes y mediciones de cúmulos estelares que se ha creado con el mismo, los investigadores pueden tener acceso a datos de referencia que les permiten estudiar galaxias cercanas. Ahora, el descubrimiento de esta supernova permitirá a los equipos científicos investigar cómo se emiten ciertos elementos químicos al espacio circundante después de una explosión de magnitudes cósmicas.

Utilizando los datos captados por los instrumentos NIRCam y MIRI del James Webb, los científicos han descubierto algo nuevo. Según detallan, el material expulsado podía ser observado incluso 200 días después del evento inicial, pero solo en longitudes de onda infrarrojas. Estas habrían sido imposibles de obtener desde el planeta Tierra, y es por eso que tener ojos en el espacio exterior es tan importante.

Los investigadores han puesto especial énfasis a estudiar cómo se produce el proceso conocido como desintegración radioactiva. En él, un átomo inestable libera energía para convertirse en una versión más estable. Así, detallaron la forma en la que el isótopo cobalto-56 se descompone en hierro-56, algo solo posible de observar con las cámaras infrarrojas del James Webb.

"Este es uno de esos estudios en los que, si nuestros resultados no hubieran sido los esperados, habría sido realmente preocupante", comenta Tucker en un comunicado. "Siempre hemos supuesto que la energía no escapa de las eyecciones, pero hasta el James Webb era solo una teoría".

Es realmente prometedor que estemos logrando este tipo de ciencia y con James Webb hay una buena probabilidad de que no solo seamos capaces de hacer lo mismo para diferentes tipos de supernovas, sino que lo hagamos aún mejor.

Michael Tucker

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