Convertir la ciencia en música, o sonificar los datos científicos, se ha convertido en algo cada vez más frecuente. Sabemos cómo suenan desde los decimales del número pi hasta un amanecer en Marte. Sin embargo, nunca habíamos escuchado el sonido de la tabla periódica. O al menos no como ahora.
Un científico recién graduado, llamado Walker Smith, ha logrado transformar en sonido los diferentes elementos de la tabla periódica, teniendo en cuenta la luz que emiten. Presenta los resultados hoy en la reunión anual de la Sociedad Americana de Química, aunque este es solo el principio de su ambicioso objetivo.
En realidad, quiere llegar a convertir la tabla periódica en un instrumento que se puede tocar para interpretar diferentes melodías. Este sería expuesto en el Museo WonderLab de Ciencia, Salud y Tecnología de Bloomington, en Indiana. Sin embargo, también podría ser útil en las aulas, para ayudar a estudiar la tabla periódica a las personas con problemas de visión. Es algo muy original que, sin duda, no podría venir de la mano de otro científico, pues no es la primera vez que Smith transforma la química en música.
Sonata en do mayor para tabla periódica
En estudios previos, Smith había transformado moléculas en notas musicales, analizando cómo vibran y transformando eso en sonido. Sin embargo, lo que ha hecho ahora ha sido centrarse en la luz emitida por cada elemento de la tabla periódica.
Los espectros de cada uno de ellos se utilizan habitualmente para identificar composiciones químicas. Por ejemplo, recientemente se midieron los espectros de la nube resultante del impacto de DART en su asteroide para conocer mejor su composición.
Esto es así porque, cuando la luz incide sobre una sustancia, los elementos que la componen absorben y emiten en distintas longitudes de onda, creando un espectro único. Sabiendo esto, Smith se preguntó qué pasaría si sonificara ese espectro.
Para ello, contó con la ayuda de dos expertos de la Universidad de Indiana: David Clemmer, del departamento de química, y Chi Wang, de la Escuela de Música Jacobs. Cada uno le dio su apoyo en su área, para que pudiera llegar a una sonificación de datos óptima. Así, vieron que hay ciertas similitudes en los patrones de vibración de la luz y el sonido. Por ejemplo, según han explicado en un comunicado, “dentro de los colores de la luz visible, el violeta tiene casi el doble de frecuencia que el rojo, y en la música, una duplicación de la frecuencia corresponde a una octava”.
Por este motivo, todo el espectro de luz visible podría considerarse como una octava de luz. Es decir, un conjunto de ocho notas. Por ejemplo, de un do al siguiente do más agudo. El único problema es que, si se equiparan las frecuencias, en el caso del sonido, la octava estaría en un rango no audible para los humanos. Por eso, Smith procedió a reducir las frecuencias de las ondas sinusoidales en aproximadamente 10 elevado a -12.
Sonidos muy variados
A pesar de abarcar lo que sería una octava, no se puede decir que cada elemento de la tabla periódica sería una nota. De hecho, de ser así, faltarían notas para todos ellos. En realidad, lo que se crea a partir del espectro son armonías compuestas por varias notas, ya que se absorbe y se emite en diferentes colores del espectro.
El resultado es muy variado. Por ejemplo, en el comunicado relatan que los elementos más simples, como el hidrógeno o el helio, apenas llegan a un acorde simple. No obstante, otros como el calcio suenan como un grupo de campanas, y el zinc como un coro angelical. Al menos, eso es lo que les recuerda a Smith y sus colaboradores.
También es cierto que algunas notas suenan desafinadas. Es decir, si intentásemos tocar los acordes con las teclas de un piano, habría tonos que no se corresponderían con ninguna de ellas. Se podría haber ajustado para que lo hicieran. Sin embargo, Smith quiso perturbar el resultado lo mínimo posible.
Así, cuando cree su instrumento, será totalmente proporcional a la realidad. De este modo, las personas ciegas, así como cualquier otro individuo que lo desee, sabrán cómo suena la tabla periódica.