La muerte está muy cerca. El sexto capítulo de The Last of Us, de HBO (y disponible en HBO Max), comienza por recordar lo sencillo que es morir en el mundo que dejó a su paso el estallido de la infección del Cordyceps. La matanza en Kansas City y la voracidad de los Clickers (Chasqueadores) es una lección dura para Joel y Ellie. En concreto, este último toma lo que ocurrió como una señal concreta. El viaje continuará a pesar de las penurias y la certeza que todo carece de sentido. Pero, de pie, junto a las tumbas de Henry y Sam, no deja de cuestionarse cómo sobrevivir. Lo hace con el rostro tenso, mientras la niña a la que intenta proteger aguarda. 

La travesía hacia Las Luciérnagas debe completarse para que el horror — que está en todas partes y se manifiesta con frecuencia — pueda ser detenido. Al menos, que exista la esperanza de un final. Sin embargo, Joel parece luchar con la sensación de que todos sus propósitos se derrumban sin que pueda evitarlo.

El guion de Craig Mazin lleva la tensión al agobio. A la certeza de que, quizás, cualquier tentativa de luchar por el futuro es ineficaz e insuficiente. Ya lo pensó Ellie, con la pierna de Sam entre sus manos, sabiendo que el niño moriría. Ahora es el turno de su protector, aturdido por ser testigo de un asesinato y un suicidio de especial crueldad. ¿Qué espera más adelante?

The Last of Us es el estreno del año y solo puedes verla en HBO Max

Pero el impulso de vivir es apremiante. Un rasgo que tanto el hombre como la niña comparten. El argumento de The Last of Us, que sabe que mostrar el apocalipsis implica un viaje al espíritu quebrantado de sus personajes, lo logra a través de sus silencios.

Las caminatas se convierten en secuencias mudas, con el sonido de pasos como la última huella humana. Aquí y allá hay indicios de ataques de los contagiados, lo que brinda una perenne amenaza de que cada decisión podría ser la última. Joel es más consciente que nunca de que su deber no es solo con la promesa que le hizo a Tess. Se trata de algo más duro, relacionado con lo que Ellie simboliza en un porvenir cada vez más oscuro.

Los tormentos de lo que está a punto de ocurrir en The Last of Us

Sexto capítulo de The Last of Us, de HBO

El sexto capítulo de The Last of Us dedica sus diez primeros minutos a meditar lo sucedido en Kansas City. Como testigos de la tragedia de Henry y Sam, los personajes saben que la devastación es mucho más que los monstruos que acechan. Se trata de recuperar la humanidad o, al menos, reencontrar el motivo por el que valga la pena subsistir. 

La cámara de la directora Jasmila Žbanić sigue a Joel y a Ellie mientras abandonan los escombros de la ciudad abatida. Los restos de una batalla en la que la violencia de la infección está en todas partes. The Last of Us, de nuevo, utiliza el paisaje en el que ocurren las peores desgracias como un contexto cuidadoso.

El mundo son interminables extensiones de terreno deshabitado. La producción del sexto capítulo se esmera por alejarse de los clichés de otros tantos escenarios apocalípticos y concentrarse en algo sustancial. Los escombros de dos décadas. Edificios corroídos, cadáveres disecados por el sol y los años que transcurren. Más allá de los monstruos, en la historia que imaginó Neil Druckmann hay una profunda desazón. 

Sexto capítulo de The Last of Us

El trayecto hacia la búsqueda de ayuda continúa y la serie comienza a delinear que no será muy largo. Una trampa a las expectativas que el guion de Craig Mazin convierte en preguntas e incertidumbre. ¿Hacia dónde se dirigen realmente los personajes, en lo que parece una huida sin dirección? The Last of Us deja entrever que el camino por el que avanzan los protagonistas está por cambiar. Ya sea porque termina o porque el sentido de lo que los impulsa se transforma en algo distinto.

El pasado revive en un emotivo sexto capítulo

Joel suele decir que es persistente. Así explicó a Ellie el motivo por el cual sabía que encontraría a su hermano Tommy, a pesar de su prolongada separación. Después de la debacle de Kansas City, esa capacidad para resistir del personaje parece llegar al límite de la desesperanza. Y lo que es todavía más duro, ponerse a prueba de maneras inesperadas.

El clima se hace un enemigo y el relato toma la inteligente decisión de mostrar el transcurrir del tiempo en imágenes. La tierra se congela, el cielo se oscurece y se vuelve tormentoso. Los bosques se alzan petrificados por los efectos del frío. 

Si algo beneficia a The Last of Us es la manera en que dialoga con paciencia con el público. Lo que es mucho más notorio en este sexto capítulo. Las estaciones comienzan a dotar el entorno de personalidad y, a la vez, reflejan que Ellie y Joel se encuentran cada vez más unidos. Las secuencias detallan la naturaleza e intentan reflejar, por medio de su inclemencia, las emociones de sus protagonistas. 

La trama de The Last of Us retrata con precisión el reto emocional y físico que representa para Joel cuidar de la niña. Otro de los puntos altos del sexto capítulo de la producción es que el foco de interés del guion está en profundizar en las emociones de sus personajes. Pero, en lugar de insistir en lo que ya es evidente — la fortaleza de uno y de otro —, se dirige hacia lo vulnerable. Algo que brinda al episodio varias de sus mejores secuencias.

The Last of Us, sexto capítulo

Una de ellas, cuando ambos son atacados por jinetes en mitad de un descampado nevado. Al enfocar el brazo extendido del hombre hacia Ellie en un intento de protegerla, el guion narra su nueva cercanía. El cariñoso hilo que los une. The Last of Us muestra la evolución de un afecto nacido en la desgracia con sensibilidad.

Un reencuentro largamente añorado

Sin embargo, el sexto capítulo de The Last of Us llega a sus momentos más emotivos cuando, finalmente, Joel se reencuentra con Tommy. En medio de un asentamiento en el que los sobrevivientes encontraron paz, los hermanos comparten un largo abrazo. El primero en años. El gesto que recuerda a Joel de dónde proviene y el hombre que fue antes de las desgracias. Por su parte, Tommy perdió el impulso de la subversión y deja claro el motivo. En su experiencia, todos son sospechosos de traición.

Joel en The Last of Us

Para Joel, su pariente es el símbolo de lo que sabe que no podrá recuperar, más presente que nunca. De nuevo, Craig Mazin evita el camino sencillo de hacer de Ellie una sustituta de la hija muerta. En lugar de eso, se concentra en repasar en detalle su transformación de un padre amoroso a un hombre endurecido. 

Lo que incluye, por primera vez, describir la envergadura del trauma de perder a su hija. El guion explora el dolor desde síntomas físicos del sufrimiento. Una bien planteada versión de los estragos mentales que los sobrevivientes padecen en The Last of Us. Joel, sin aliento, tiembla ante la imagen de una joven que podría ser Sarah. Es la cicatriz de las heridas psicológicas que no sanan. Al mismo tiempo, una demostración del cuidado con que la serie explora en lo psicológico.

Quizás, lo más interesante de este sexto capítulo sea la concepción de cómo un conjunto de hechos se mezclan en una conclusión desalentadora. ¿Podría ser la inmunidad de Ellie una pieza en un mapa de poder? Tommy deja claro a su hermano que la curación puede ser una quimera o una trampa. La niña profundiza en su corta vida y enfrenta su pasado y pérdidas en la zona de cuarentena. El argumento, que juega con el futuro inmediato y lo que no ocurrirá, se niega a dar más indicios acerca de lo inminente. 

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Pero es Joel el que debe afrontar un momento crítico. Tras separarse de Tommy, se tropieza de nuevo con la brutalidad de los que asedian. Lastimado de gravedad, en mitad del invierno, con Ellie horrorizada como única compañía, lucha de nuevo por su vida. Asimismo, con el peso del deber que lleva a cuestas. El de dar una segunda oportunidad al mundo.