El 30 de diciembre, una morsa aparentemente extraviada apareció en el puerto de Scarborough, en Reino Unido. Resulta tan raro ver a estos animales por esa zona a estas alturas del año que las autoridades locales optaron por cancelar los fuegos artificiales de fin de año, con el objetivo de no ahuyentarla y que pudiera moverse por la zona con la mayor tranquilidad posible. Y lo hizo. De hecho, se sintió tan tranquila que, ajena a los miles de ojos que se posaban sobre ella esperando algún movimiento simpático, comenzó a masturbarse con una de sus aletas.

Este no es un comportamiento raro ni en este ni en otros animales. De hecho, hay animales que aprovechan los recursos de su hábitat, como los delfines que se frotan contra las rocas en busca de un poquito de placer. Otros, como algunos primates, pueden aprovechar los objetos derivados del uso humano. Es el caso del chimpancé que en 2018 fue grabado en Burundi masturbándose con una botella. También hay animales, como las ardillas, que se masturban para evitar ciertas infecciones de transmisión sexual. Vamos, que no es tan raro. Sin embargo, para los vecinos de Scarborough fue bastante impactante.

Sobre todo porque, una vez satisfecho, el animal se fue del puerto antes de fin de año, de modo que la cancelación de los fuegos artificiales le dio un poco igual. Él iba a lo que iba.

¿Qué hacía la morsa tan lejos de su hogar?

Aunque esta pueda parecer una historia graciosa, y en cierto modo lo sea, hay un trasfondo triste detrás. Las morsas no suelen estar en esas latitudes en esta época del año. En Europa es más normal encontrarlas en aguas cubiertas de hielo, frente a las aguas de Groenlandia, Rusia, Noruega o Canadá.

Sin embargo, el cambio climático ha acabado con parte de ese hielo, presentando además temperaturas que hacen más proclive el acercamiento de los humanos a su hábitat. Por eso, tanto las morsas como otras especies pueden huir confusas y acabar en lugares como este puerto inglés. Solo permaneció allí un tiempo y después se marchó, dejando a los testigos de su desenfadado espectáculo totalmente sorprendidos.

Cancelar los fuegos artificiales fue una buena idea

En cuanto se divisó a este macho de morsa, al que bautizaron como Thor, se procedió a acordonar la zona para evitar que los humanos se acercasen demasiado. Pero eso no era lo más importante. También había que cancelar los fuegos artificiales de año nuevo.

La pirotecnia ha mostrado ser muy peligrosa para multitud de animales, no solo las morsas. De hecho, cada año, miles de propietarios de perros y gatos se quejan del nerviosismo provocado sobre sus mascotas por los cohetes y petardos típicos de estas y otras fiestas. Algunos pueden sufrir ataques al corazón o incluso lanzarse desde alturas considerables, sufriendo graves daños.

Por eso, los ecologistas de esta ciudad inglesa celebraron que se pusiera el bienestar de la morsa por encima de las ganas de fiesta y celebración. Al final, fue ella la que se corrió una buena fiesta. Y sin necesidad de nadie. Está claro que con bullicio y fuegos artificiales lo habría tenido más complicado, así que, a pesar de su fugaz acto de presencia, a quienes se encargaron de todo puede quedarles el consuelo de que regalaron a una morsa un ratito de calma y felicidad. En los tiempos que corren, eso siempre viene bien.