Estos son días de arcoíris. Tras la lluvia, los primeros rayos de Sol a menudo nos regalan este bonito espectáculo pintado sobre el cielo. Generalmente, vemos solo uno, aunque no es raro ver también lo que se conoce como arcoíris doble. 

Se trata de la misma gama de colores, aunque expuestos en orden totalmente inverso, algo más claros y mucho más anchos. Además, entre un arcoíris y otro se observa una zona oscura, conocida como banda de Alejandro.

Del mismo modo que con el simple, es más normal ver el arcoíris doble por la mañana temprano o al final de la tarde, pues es cuando los rayos de Sol se encuentran más bajos. Pero, dejando eso a un lado, ¿por qué a veces vemos dos en vez de uno?

Las causas del arcoíris doble

El arcoíris básico se forma cuando las gotas de agua que permanecen en la atmósfera tras la lluvia reflejan la luz como un prisma, dividiéndola en sus diferentes longitudes de onda. Esto es lo básico, que ya sabemos. Sin embargo, también puede ocurrir que la luz, al atravesar la gota de agua, se refleje dos veces, más arriba y más abajo. 

Puesto que la luz rebota dos veces, los reflejos se cruzan y se forma un segundo arcoíris en orden inverso. Es decir, los colores que quedan abajo en el primero, se pueden ver arriba del segundo. Y así sucesivamente.

Otra característica relevante del arcoíris doble es que el segundo, que se posiciona arriba, es más ancho. Esto se debe a que, por ese segundo rebote, la luz, aunque ya más tenue, puede dispersarse en un área de cielo más amplia.

La banda de Alejandro

Cuando vemos un arcoíris doble observamos también que entre uno y otro hay una zona muy oscura, casi negra. Esta se conoce como banda de Alejandro en honor a su descubridor, el filósofo griego Alejandro de Afrodisia. 

Esta se debe a que la luz ya se ha dispersado hacia arriba y hacia abajo, de modo que las gotas de agua que se encuentran entre ambos arcoíris no puede dispersarse hacia el observador, que somos nosotros. Como resultado, ya que no nos llega luz desde ahí, se ve una banda más oscura. Dicho de otro modo, en ese punto se ha absorbido la luz para formar los dos arcos, por lo que queda mayormente oscuridad.

Cabe destacar que, aunque sea más común ver el simple, el arcoíris doble es bastante habitual. No obstante, a veces el segundo se dispersa más deprisa por el cielo y desaparece antes de nuestra vista. Hay que estar mirando al lugar adecuado, en el momento adecuado. No está de más recordarlo la próxima vez que el Sol asome bajo y después de la lluvia.

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