Somos cíborgs porque ya vivimos conectados a algo: el teléfono móvil. El único problema es que su potencia sigue aumentando cada año, pero nuestra velocidad para comunicarnos no. Somos igual de lentos que siempre escribiendo y consultando información en él. ¿Qué pasaría si nos comunicásemos directamente a través de nuestro cerebro? Ese es el objetivo de Neuralink, una de las empresas de Elon Musk centrada en la creación de dispositivos neuronales que amplifiquen las capacidades humanas para «poder competir contra la IA en el futuro».

Esto de que los humanos nos convirtamos en cíborgs para poder competir de tú a tú contra los robots que nosotros mismos hemos creados todavía suena a película de ciencia ficción de bajo presupuesto. Pero las capacidades de este ordenador que se implanta en el cerebro podrían comenzar a ser probadas en humanos en 2023. «Sólo falta que la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense) nos dé su aprobación», aseguró Musk en el evento.

El primer paso de Neuralink es ofrecer a las personas con problemas de movilidad severos una forma de comunicarse con su teléfono más eficiente. El implante capta la intención del usuario y lo traslada al teléfono. Pensamiento y acción unidos sin emplear las manos como mediador. Este es solo el primer paso, pues Musk confía en que Neuralink se pueda utilizar para restaurar la visión o la movilidad de pacientes que sufran parálisis gracias a la manipulación de impulsos eléctricos en el cerebro y la espina dorsal. «No hay limitaciones para gobernar todo nuestro cuerpo al completo», sentenció Musk con su grandilocuente tono habitual al presentar sus productos y ambiciosas misiones.

En realidad, la idea de controlar o restablecer funciones del cuerpo mediante la manipulación de las señales eléctricas en las neuronas no es nada nuevo. Pero al igual que con Tesla y SpaceX, lo importante no es la idea, sino el producto.

Primero se detecta lo que se quiere decir a través de un decodificador de actividad neuronal gracias a la inteligencia artificial. Luego se toma la acción moviendo el cursor en el móvil. Ya es un 100% más rápido comparado a la primera versión de 2021.

Neuralink se implanta mediante un robot cirujano desarrollado por la propia compañía que logra realizar todas las conexiones en unos 20 minutos de forma segura, aseguró Musk. Dentro un decodificador entrenado por algoritmos de inteligencia artificial traducirá la actividad neuronal a un movimiento de cursor o la pulsación de una tecla.

Uno de los problemas era que el implante sea actualizable, reconoció. «Nadie quiere estar con el iPhone original habiendo salido ya el 14». Por eso el ordenador será actualizable y se cargará inalámbricamente a través de una bobina externa que se puede colocar en el cabecero de la cama o en el respaldo de un sillón. Por razones obvias, la carga no puede funcionar como la de los smartphones de alta gama, ya que no es recomendado meter imanes en el cerebro.

Otro de los problemas es el consumo. Neuralink quiere que dure al menos 24 horas, pero el chip no puede contar con una batería muy grande ni operar a voltajes elevados. En el último año se lograron avances considerables, anunció el empresario.

El ordenador es invisible. Musk bromeó diciendo que en la próxima vez que realice una demostración podría estar llevándolo. «Alguna vez lo tendré implantado». De momento, sólo ha sido probado en monos, que ya juegan a videojuegos, teclean mensajes y dibujan plátanos siguiendo las órdenes que ven en pantalla.

Implantes cerebrales Neuralink

Las neuronas reciben, procesan y transmiten información a través de señales químicas y eléctricas. Reciben y conducen estímulos del impulso nervioso (en forma de potencial de acción) entre ellas mediante conexiones llamadas sinapsis, o con otros tipos de células como, por ejemplo, las fibras musculares de la placa motora. Neuralink coloca electrodos cerca de las neuronas para detectar estas posibles acciones. El registro de muchas neuronas les permite descodificar la información representada por esas células. Hay neuronas en el cerebro que transportan información sobre todo lo que vemos, sentimos, tocamos o pensamos.

Para obtener datos útiles y precisos se necesita estar cerca de la fuente. Por eso, para analizar cada neurona se necesitan implantar electrodos directamente dentro del cerebro ya que los sistemas no invasivos no permiten el mismo análisis.

¿Para qué sirve? Cuando se suministran pequeñas corrientes a través de un electrodo, este campo eléctrico cambiante impulsa a las neuronas cercanas a disparar uno o más potenciales de acción. Estimulando en secuencias temporales específicas a través de muchos electrodos, es posible crear patrones de actividad que provocan una sensación deseada. Por ejemplo, como sentir un objeto en la mano o ver una determinada imagen. La estimulación también puede reducir o eliminar los patrones patológicos de actividad que se producen en los trastornos neurológicos, como la reducción de los déficits de movimiento en la enfermedad de Parkinson.