La fertilidad, tanto masculina como femenina, se ha reducido mucho en los últimos años. El estrés del día a día, el sedentarismo, los hábitos nocivos y la exposición a ciertas sustancias, están llevando a que muchas personas vean imposible su deseo de ser padres sin la ayuda adecuada. En el caso de los hombres, se manifiesta a través de una disminución en el conteo y la concentración de espermatozoides, así como de la movilidad de los mismos. Esto es algo que se sabe desde hacer años; pero, por algún motivo, sigue empeorando a un ritmo alarmante. Además, no lo hace solo en Europa, América del Norte y Australia, donde se llevan a cabo la mayoría de estudios. Ahora sabemos que otras zonas del mundo, con estilos de vida muy diferentes, están sufriendo las mismas consecuencias.

Es la conclusión de un informe recién publicado en Human Reproduction Update por un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad Hebrea de Jerusalén. Dicho equipo publicó un primer informe en 2017, precisamente con datos de Europa, América del Norte y Australia. Ahora, no solo han visto que la situación sigue empeorando en estos lugares. También han comprobado que en América Central y del Sur, África y Asia el conteo de espermatozoides es igualmente preocupante.

Esto, lógicamente, tiene implicaciones negativas en relación con la fertilidad. Pero también con la salud general de los afectados, ya que se ha visto que pueden tener más enfermedades crónicas, así como una mayor probabilidad de desarrollar cáncer testicular. Además, se ha visto que está asociado a una disminución de la esperanza de vida. El problema está claro y, si no se toman las medidas pertinentes, puede empeorar mucho próximamente.

Caída vertiginosa en los conteos de espermatozoides

Este último análisis, realizado con datos de 53 países, recoge información extraída entre 2011 y 2018. No obstante, en un comunicado de la Universidad Hebrea de Jerusalén, sus autores señalan que, si miramos atrás, la caída del conteo de espermatozoides en todo el mundo ha sido de más de un 50% en los últimos 46 años. Además, ha habido una gran pérdida de concentración; ya que, de media, ha caído de 101 millones por cada mililitro a 49 millones/ml desde 1973.

Estos son los indicadores más relevantes de la fertilidad masculina, junto a la movilidad espermática y la morfología. Al fin y al cabo, de poco sirve tener muchos espermatozoides si no son capaces de nadar correctamente hacia el óvulo o su morfología los hace incapaces de fecundar. Pero eso no es todo. La caída en el número de espermatozoides también se relaciona con multitud de problemas de salud. Por eso, es un parámetro al que todos deberían prestar atención. Independientemente de su propósito de tener hijos o no hacerlo.

Por otro lado, este estudio señala que tanto el recuento como la concentración de espermatozoides han caído mucho más deprisa desde los años 2000. Esto indica que es un problema actual, que va en aumento.

¿Cuáles son los motivos?

Este estudio se centra solo en los números, que apuntan a una caída en el recuento de espermatozoides de aproximadamente un 1% anual. No se analiza cuáles pueden ser las causas. No obstante, sus autores tienen algunas hipótesis.

Y es que, si bien se suele apuntar a la exposición a ciertas sustancias durante la edad adulta, ellos opinan que los problemas podrían haberse dado mucho antes, durante el desarrollo embrionario. Sostienen esta hipótesis en un estudio anterior, que señala que determinados estilos de vida, así como la exposición a sustancias tóxicas durante el embarazo, pueden afectar al desarrollo del tracto reproductivo fetal. Por lo tanto, desde el inicio de la vida se estaría comenzando una condena a la infertilidad y a numerosos problemas de salud. 

De hecho, ante sus resultados, los autores del estudio señalan que su trabajo es como un canario en una mina. Anuncian lo que está por llegar si no se toman medidas a tiempo. En solo una década, podríamos encontrarnos ante problemas de fertilidad serios, acompañados de un posible aumento en la incidencia de determinadas enfermedades crónicas. Y esto pasará en todo el mundo, tanto en los países más desarrollados como en el resto. Estos últimos ya tienen bastantes problemas con los que lidiar. Al menos, habría que ver la forma de ir eliminando este de la lista.