El frío no termina de llegar en este invierno del hemisferio norte marcado por el cambio climático. Sin embargo, parece que al menos refresca algo y en algunos lugares incluso han empezado a encender chimeneas y aparatos de calefacción. Pero precisamente porque el cambio climático nos ha impactado de lleno, es inevitable pensar en cómo podríamos calentar las estancias reduciendo el consumo de combustibles fósiles. Y para ello una alternativa bastante interesante es el pozo canadiense, que se basa en el uso de la energía geotérmica, del interior de la Tierra.
También conocido como pozo provenzal, se trata de un mecanismo que sirve tanto para calentar como para enfriar viviendas con un aporte mínimo de energía externa. Y es que, simplemente, realiza un intercambio de calor entre el aire de las viviendas y el subterráneo, que se encuentra a una temperatura más o menos constante durante todo el año.
De este modo, se puede tener calefacción y aire acondicionado con una misma instalación y una mínima contribución al calentamiento global. De hecho, es tan beneficioso en este aspecto que la propia Organización Meteorológica Mundial lo ha elegido para aclimatar sus estancias.
Así funciona el pozo canadiense
Al pensar en las temperaturas subterráneas, nos viene a la mente el calentísimo interior de la Tierra. Sin embargo, el pozo canadiense no es tan profundo. Básicamente, las tuberías en las que se produce el intercambio de calor llegan aproximadamente entre 2 y 5 metros, dependiendo de la temperatura que se quiera alcanzar. A esa profundidad, la temperatura es de unos 18-24 grados, por lo que es perfecta para todo el año.
Ahora bien, debemos recordar que siempre se cede calor, el frío no puede transportarse. Por lo tanto, en invierno, cuando el aire es más frío dentro de las viviendas, se pasa por las tuberías, de modo que el aire subterráneo le ceda calor.
En cambio, en verano, el aire dentro de las casas está mucho más caliente. Por eso, cede calor dentro de las tuberías bajo tierra, de manera que al recircularse otra vez dentro de la estancia llegue mucho más caliente.
Cabe destacar que si inicialmente la instalación se ideó para calentar las viviendas en invierno se le llama pozo canadiense. Si, por el contrario, la idea inicial es enfriarlas en verano, sería un pozo provenzal. Pero, dado que una misma instalación sirve para las dos cosas, ambos conceptos son intercambiables.
No todos los suelos son iguales
Un pozo canadiense tendrá un rendimiento óptimo en un suelo con una buena conductividad térmica. Esta se favorece también con los materiales de las tuberías. Sin embargo, si en el suelo no es buena, sirven de poco.
Por eso, antes de hacer las instalaciones, se debe hacer un estudio del terreno. Se sabe que los peores conductores son los suelos rocosos, arenosos o secos, por lo que en esos casos quizás habría que buscar otra opción.
¿Cuáles son los componentes del pozo canadiense?
Sin duda, los componentes principales del pozo canadiense son las tuberías por las que viaja el aire. No obstante, hay otras piezas indispensables para su funcionamiento.
Para empezar, debe haber un punto de captación de aire, por el que se capta el aire del exterior de la tierra. Este debe estar a una altura adecuada para no captar aire contaminado y, además, contar con una rejilla para evitar el paso de insectos y otros pequeños animales que pudieran anidar o atorar los conductos.
También se usan filtros para purificar el aire que se va a recircular. Y, por supuesto, intercambiadores de calor, que se encargan de hacer esa transferencia de calor del aire externo al subterráneo o viceversa, según sea necesario.
Sin duda, es un tipo de calefacción que resultaría muy útil en estos inviernos raros que se nos vienen encima. Y, por supuesto, una forma de lidiar con el calor sofocante de los veranos, sin recurrir a esos combustibles fósiles que, poco a poco, nos irán sofocando cada día más.