Si hablamos de cazas supersónicos con alas en delta, los Mirage suelen ser la primera referencia entre los fanáticos de la aviación, y con razón. El Mirage III es reconocido hasta hoy como uno de los aviones de combate más exitosos e influyentes de su generación, y dio lugar a múltiples variantes y sucesores. Entre ellos, el Mirage 5, que tiene la particularidad de contar con un clon israelí llamado IAI Nesher, cuya historia ha estado marcada por casos de espionaje y colaboraciones encubiertas.

Los orígenes del IAI Nesher datan de la década de 1960, cuando Israel y Francia se aliaron para crear un nuevo caza basado en el Mirage III, específicamente pensado para adaptarse a las necesidades de la Fuerza Aérea Israelí. Así fue como Israel Aircraft Industries (IAI) y Dassault Aviation dieron vida al proyecto que derivó en el Mirage 5. Pero la situación se complicó a partir de 1967.

La creciente tensión en Oriente Medio llevó a que el por entonces presidente francés, Charles de Gaulle, impusiera un embargo de armas a Israel. Medida que entró en vigencia apenas días antes que se desatara la Guerra de los Seis Días. Y la cosa fue aún peor tras la Operación Regalo de 1968, donde fuerzas especiales israelíes se infiltraron en el Aeropuerto Internacional de Beirut, Líbano, y destruyeron una docena de aviones de pasajeros.

A partir de allí, el bloqueo no solo afectó las entregas de los Mirage 5 que Israel ya había pagado, sino también la provisión de repuestos para los Mirage III que servían en su Fuerza Aérea. A comienzos de 1969, la alianza entre IAI y Dassault quedó trunca definitivamente, pero abrió la puerta al nacimiento del Nesher.

IAI Nesher, la respuesta de Israel al embargo de armas de Francia

IAI Nesher | Mirage 5
Un IAI Nesher durante la Guerra de Yom Kipur, en 1973. Foto: Israel Defense Forces (Flickr).

Distinguir un Mirage 5 y un IAI Nesher a simple vista era imposible. Es que las aeronaves eran idénticas, y no por casualidad. Lo que llevó a que, desde su aparición en escena, se elaboraran varias teorías con respecto al desarrollo del caza israelí —algunas con más sustento que otras, por supuesto—.

Por un lado, expertos en aviación aseguran que Israel logró hacerse con la información necesaria para fabricar la aeronave de forma local gracias a las labores de espionaje del Mossad. Pero también existirían indicios de que, en secreto, la propia Dassault Aviation habría entregado documentación a Israel Aircraft Industries para que continuara con el trabajo, incluso con el visto bueno de Marcel Dassault, el fundador de la compañía.

También se dice que la firma francesa habría evadido el embargo de armas utilizando a North American Rockwell para triangular la entrega de moldes, diagramas y piezas de fuselaje a los israelíes. Mientras que una versión todavía más audaz asegura que la propia Fuerza Aérea Francesa habría enviado 50 Mirage 5S completamente desmantelados a IAI, para simplificar el desarrollo del Nesher.

Como suele suceder en este tipo de historias, mucha de la información disponible parece estar sobre la difusa línea entre el mito y la realidad. Lo que sí es irrefutable es que IAI no tenía una licencia oficial de Dassault para producir el Mirage 5, pero que aun así logró crear una aeronave idéntica en diseño y capacidades a su contraparte francesa. Algo no menor, considerando que era capaz de volar a Mach 2.2.

Otro punto que también ha generado sospechas ha sido la rápida evolución del proceso de fabricación del IAI Nesher. El primer prototipo voló en septiembre de 1969, apenas meses después de la ruptura del proyecto con los galos; mientras que las versiones de producción comenzaron a ser entregadas a la Fuerza Aérea Israelí a mediados de 1971.

Los desafíos más importantes

Más allá del fuselaje igual al del Mirage 5, la firma aeronáutica israelí tuvo dos grandes desafíos con el IAI Nesher: el instrumental y la motorización. El primero se resolvió incorporando electrónica producida localmente, mientras que el segundo fue un tanto más complejo.

El caza de Dassault utilizaba un motor Atar 09C, de la firma francesa Snecma. Lógicamente, considerando el embargo, era imposible que Israel lo adquiriera, y por ello debió encontrar la forma de crear un clon de idénticas capacidades para el IAI Nesher.

Así, aplicó ingeniería inversa a las unidades que ya tenía disponibles y que equipaban a los Mirage III de su Fuerza Aérea. Pero no fue el único método, ya que también tuvo algo de "ayuda externa". Específicamente, la de un ingeniero suizo llamado Alfred Frauenknecht, quien le vendió los secretos del Snecma Atar a cambio de 200.000 dólares.

El susodicho se desempeñaba en la empresa Sulzer, que se encargaba de fabricar bajo licencia los motores para los Mirage III de la Fuerza Aérea Suiza. Sin embargo, fue descubierto y condenado a 4 años y medio de prisión en 1971, en un caso que todavía resuena con fuerza en tierras suizas.

La evolución: del IAI Nesher al IAI Kfir

Lo llamativo del IAI Nesher es que tuvo una vida muy breve al servicio de la Fuerza Aérea Israelí. En total se fabricaron 61 unidades: 51 monoplazas y 10 biplazas. Sin embargo, ya en 1974 su producción se hizo a un lado para favorecer el desarrollo de una nueva versión basada en el Mirage 5 bautizada como IAI Kfir.

Este último entró en servicio en 1975 y destacó por su instrumental más avanzado y por utilizar un nuevo motor. Israel consiguió una licencia oficial de Estados Unidos para producir el General Electric J79, con el que se logró un rendimiento superior al de los Atar clonados.

En materia de diseño, en tanto, el IAI Kfir era muy parecido al Nesher, pero con una diferencia bien marcada: la implementación de canards (estabilizadores horizontales) en sus laterales. Además, se implementó una toma de aire adicional en la base del estabilizador vertical para favorecer la refrigeración del motor.

Un dato llamativo del Kfir es que, si bien se dejó de utilizar en Israel en los años noventa, se ha continuado el desarrollo de variantes modernizadas para exportación.

En Argentina, Dagger y Finger

Cuando Israel optó por retirar los IAI Nesher para favorecer el desarrollo del Kfir, los modelos ya existentes del clon del Mirage 5 no fueron reconvertidos a la nueva variante. Por el contrario, se decidió venderlos a Argentina, que los incorporó a su Fuerza Aérea entre 1978 y 1980, en plena dictadura militar.

Para entonces, la Fuerza Aérea Argentina ya contaba con experiencia en el uso de este tipo de aeronaves. Es que los Mirage III habían arribado al país a comienzos de la década de 1970, operando desde la provincia de Buenos Aires en la ahora disuelta VIII Brigada Aérea.

Los IAI Nesher fueron destinados a la VI Brigada Aérea de Tandil, provincia de Buenos Aires, y rebautizados como Dagger. Desde su arribo al país se convirtieron en una pieza clave de la defensa del espacio aéreo, y tuvieron una importante participación durante la Guerra de Malvinas en 1982.

Vale mencionar que poco después de su llegada a la Fuerza Aérea Argentina, los Dagger comenzaron un proceso de modernización a un estándar llamado Finger. Sin embargo, este último debió ser adaptado para evitar el uso de componentes británicos, debido al embargo impuesto por el Reino Unido tras el conflicto del Atlántico Sur.

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Después de la guerra, las unidades sobrevivientes de la familia de cazas Mirage —incluyendo los IAI Nesher convertidos en Dagger y Finger, más 10 Mirage 5P adquiridos a Perú— quedaron apostados en Tandil. Desde allí operaron hasta su retiro definitivo, que se produjo en noviembre de 2015.

Desde la baja del sistema de armas Mirage, la Fuerza Aérea Argentina se ha quedado sin aeronaves con capacidades supersónicas. Actualmente, se analizan dos propuestas para recuperarlas: el JF-17 Thunder chino, y un lote de F-16 Fighting Falcon que pertenece a Dinamarca.

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