Elon Musk lleva apenas 20 días como dueño y CEO de Twitter y ya ha sido suficiente para poner patas arriba la compañía. Nos ahorraremos enumerar aquí las muchas idas y venidas que ha tenido en estas semanas la red social —las puedes recorrer todas aquí—, cuyo estado puede ser crítico tras el despido de la mitad de su plantilla y la renuncia de otro número importante al hacer Musk partícipe a la plantilla de los niveles de implicación que exigía. Básicamente, entregarse en cuerpo y alma, con todas las horas posibles, a la construcción de un Twitter 2.0.

Pero mientras la vorágine acaba de llevarse por delante a la red del pájaro azul o quizá es solo un cambio brusco que lo lleva hacia un nuevo rumbo, Musk también ha sido noticia esta semana al comentar que no quiere ser CEO de ninguna de sus empresas. Ni Tesla, ni SpaceX, ni Twitter.

Lo cierto es que en Tesla, cotizada en bolsa, su carácter lenguaraz ya le había puesto en la puerta de salida en más de una ocasión. Sin embargo, con las empresas de Musk, es difícil disociar y distinguir cuándo la actitud polémica del sudafricano deja de aportar y se convierte en un lastre.

En cualquier caso, tres empresas con ese impacto parecen demasiadas tanto a nivel de imagen, como de poder, como de pura gestión, algo que puede desgastar a sus accionistas y usuarios, especialmente en el caso de Tesla.

El ahora también ‘Chief Twit' declaró que quiere dejar de ser CEO de sus empresas en el juicio al que le ha llevado la denuncia precisamente de un accionista minoritario de Tesla contra un paquete de 56.000 millones de dólares en acciones de compañía al que Musk opta por cumplir objetivos. Un dinero en forma de acciones con el que, seguramente, Musk cuenta para amortiguar su situación económica a nivel de efectivo tras la operación de Twitter.

“Francamente, no quiero ser CEO de ninguna empresa”, ha testificó Elon Musk en dicho juicio que ha tenido lugar en Delaware, según afirma Forbes. Que Musk diga esto en un juicio donde se quiere esclarecer un movimiento del que saldría beneficiado no significa por lo tanto que no pueda estar diciendo algo contrario a lo que piensa, pero sí que da pie a pensar en cómo sería sus empresas y quién las dirigiría sin él al cargo.

Recorramos, por tanto, un camino por una lista de candidatos que siempre han sonado y otros más ligados a la empresa-ficción.

Twitter, en busca de un nuevo líder para el pájaro

Empecemos descartando el que seguramente muchos querrían como CEO. Desde que Musk inició el proceso de compra se habló de la posibilidad de restituir a Jack Dorsey como CEO de Twitter.

Dorsey siempre ha mantenido la posición como rostro visible de Twitter e impulsor de su filosofía, pero también ha sido el mayor responsable por sus años al cargo de no conseguir un producto rentable. Sus palabras a Musk de que “[Twitter] nunca debió ser una compañía”, ejemplifican que la monetización nunca ha sido ni mucho menos una de sus obsesiones. Además, su actual vinculación con Block y Square, además de su proyecto Bluesky, del que el nuevo Twitter podría tomar algunas partes, lo descartan casi por completo, pese a quien le pese.

¿Quién queda pues en liza? Alguno de los nombres que se han citado hasta ahora son:

  • Ken Howery, cofundador de PayPal. Entre sus ventajas, ser amigo y socio de Musk y con experiencia en pagos, donde Twitter quiere meter el pie.
  • Sam Teller, socio de Valor Equity Partners y con experiencia en muchas empresas de Musk
  • Luke Nosek, socio gerente de Gigafund y amigo de Musk con experiencia en marketing y estrategia
  • David Sacks, cofundador de Craft Ventures y el único con experiencia como CEO. Sack además ha manifestado en varias ocasiones intenciones de modernizar Twitter.
  • Jesse Angelo, presidente de Vice Media News and Entertainment. También conocido de Musk y con experiencia en medios de comunicación
  • Shivon Zilis, director de operaciones y proyectos especiales en Neuralink. Un socio ya actual de Musk y con experiencia en IA.
  • Adam Bain, cofundador y socio director de O1 Advisors y ex responsable de operaciones de Twitter hasta 2016. Alguien con experiencia dentro de la compañía y del mundo de la inversión.

¿Y en Tesla?

Musk, Straubel y Baglino en un evento de Tesla.
Musk, Straubel y Baglino en un evento de Tesla.

La posible sucesión de Musk en Tesla desde hace tiempo ha tenido un nombre por delante de otros. Este es el de Drew Baglino, vicepresidente senior de ingeniería y energía y el ingeniero más veterano de la empresa por detrás de Musk.

Baglino es el único ingeniero, aparte de Musk, que informa regularmente a los inversores sobre los avances importantes durante las llamadas de resultados trimestrales. Con su experiencia en los negocios de automoción y de almacenamiento de energía de Tesla, es la elección obvia.

Otros nombres que han aparecido en las quinielas de forma interna son el de Omead Afshar, director senior en la oficina de Musk en Tesla. También, Ashok Elluswamy, el sucesor de Andrej Karpathy, al frente del equipo de IA y de Autopilot.

En un segundo plano se ubican el jefe económico, Zach Kirkhorn y, a partir de ahí, ya aparecen las apuestas de retorno o externas. El nombre de JB Straubel, compañero histórico en Tesla de Musksiempre ha estado sonando como un posible retorno si Musk se va, aunque Straubel cuenta con sus propios proyectos.

Por último, ya en el campo de fichajes, figuras como la de John Krafcik, CEO de Waymo, Pamela Fletcher, impulsora de electrificación de GM o Andy Palmer, de Aston Martin han sonado en algunas quinielas ya más cercanas al juego que a la realidad en las que incluso se nombra a veces a Herbert Diess, ex director general del Grupo Volkswagen quien trazó una competencia sana con Musk.