Una cobra en la India atacó recientemente a un niño de 8 años. Se enrolló a su brazo y le mordió. Poco después, la serpiente estaba muerta. Puede parecer el comienzo de un acertijo o de una partida de Black Stories, pero es la pura realidad.

El suceso tuvo lugar recientemente cuando el pequeño jugaba fuera de su casa, en la aldea de Pandarpadh. Tras el mordisco de la venenosa serpiente, sacudió su brazo, intentando zafarse de ella, pero no lo consiguió, así que no se le ocurrió otra cosa que darle dos mordiscos. Finalmente, la cobra liberó la extremidad del niño, gravemente herida, y poco después murió por las lesiones.

Cuando llegaron al hospital, los médicos comprobaron que, efectivamente, la cobra había mordido al niño. Sin embargo, y afortunadamente, no había veneno en su organismo. ¿Qué había ocurrido entonces?

Mordedura seca de cobra

Al parecer, el final feliz para el niño (no para la cobra) se ha debido a que la serpiente le realizó lo que se conoce como una mordedura seca.

Esto es algo bastante habitual en estas serpientes. Suelen realizarla cuando quieren escapar, pero no tienen interés en alimentarse de su presa. 

De hecho, este es un tema del que ya se habló hace años en un estudio sobre la muerte de Cleopatra. Cuenta la leyenda que se suicidó dejando que una serpiente le mordiera. Algunas historias refieren que era una cobra y otras que se trataba de una víbora áspid. También cuentan que introdujo el reptil escondido dentro de una cesta de higos en una habitación en la que se encerró con sus dos sirvientas. Los científicos que han analizado esta historia señalan que, dado el alto porcentaje de mordeduras secas de la cobra, sería muy poco probable que este reptil matase a la primera tanto a la reina egipcia como a sus dos sirvientas. Todo eso sin olvidar que habría sido una muerte demasiado dolorosa para el suicidio de alguien que conocía muy bien los venenos.

Naja naja. Crédito: Sandeep Nanu (Wikimedia Commons)

Un niño con suerte

Ahora bien, volviendo al caso del niño indio, lo cierto es que tuvo mucha suerte. Por un lado, porque el veneno de la cobra de anteojos (Naja naja), la especie que le mordió, puede causar letargo, parálisis, convulsiones, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y, si no se trata a tiempo, la muerte en solo 60 minutos. Fue toda una suerte que la mordedura no fuese cargada de veneno. 

Pero también fue afortunado porque, en realidad, las mordeduras secas de cobra pueden ser igualmente peligrosas por las infecciones causadas por las bacterias de su boca. No parece que haya sido el caso; así que, de momento, más allá del susto, el niño está sano y salvo.

No podemos decir lo mismo de la cobra. Lamentablemente, este tipo de encontronazos entre reptiles y humanos son bastante comunes en esta zona de la India. Ninguna de las dos partes debería fallecer, pues la serpiente en realidad solo intentaba escapar. Y el niño, no deja de ser un niño asustado al ver que una serpiente se enrolló en su brazo. Ambos querían defenderse, pero lo cierto es que el final de la serpiente es la parte más inesperada de esta historia.

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