Bird, una de las compañías de patinetes eléctricos primigenias y más populares, está rozando la bancarrota. Eso es lo que ha comentado la dirección de la propia compañía que está buscando reducir mercados no estratégicos o minoritarios para evitar caer en el cierre de toda la compañía. Por si eso no fuera suficiente, también se ha sabido que las cuentas presentadas por la compañía entre 2020 y 2022 son erróneas. Bird habría estado añadiendo los trayectos de clientes impagados en las cuentas de resultados. Montos que, de hecho, nunca llegaron a formar parte de sus cuentas.
La crisis de Bird, según su directiva, apunta a "factores fuera del control" de la compañía. La volatilidad del mercado, la falta de financiación forman parte de su lista. También la crisis económica que persiste bajo una férrea incertidumbre podrían ser letales para la compañía de patinetes eléctricos. Tanto que, de seguir así, Bird no podría ser capaz de cumplir con sus obligaciones en algún punto del próximo año. Lo que podría empujar a la tecnológica a encontrar recursos para proceder a una bancarrota oficial en todas las regiones. Al menos si no consigue levantar los 38,5 millones de dólares de flujo caja que promete solo hasta diciembre de este año.
No es la primera vez Bird se enfrenta a graves problemas de solvencia. Todo 2022 ha sido un problema para la tecnológica de patinetes eléctricos. Ya a mediados del año se enfrentaban a una reducción de plantilla del 23 % y un cambio de directiva. Los resultados del segundo trimestre arrojaban 310,4 millones de dólares en pérdidas, pero solo 76, 7 millones de ingresos; haciendo, sin embargo, más viajes que en trimestres anteriores.
Esto se tradujo directamente en su valor de mercado. Cotizando a través de una SPAC desde 2021, con una valoración de 2,3 millones de dólares, la salida a bolsa para la compañía de patinetes no ha sido nada fácil. Los malos resultados apuntaron, incluso, a un aviso del Nasdaq por estar cotizando demasiado bajo. Un peligro para el mercado de valores actual.
El asunto de las cuentas de resultados erróneas ha sido la guinda de un pastel que está empezando a ponerse complicado para Bird. La propia compañía ha apuntado que exageró sus propias cuentas en los últimos resultados. De hecho, tras este anuncio, la presentación del tercer trimestre ha sido pospuesta. Los quipos de analistas que estaban trabajando en dichas cuentas, los que descubrieron los resultados inflados, se enfrentan ahora a la tarea de rehacer toda la contabilidad para eliminar dichos viajes que no tienen reflejo en las cuentas de resultados.
Bird dirá adiós a todos los mercados, quizá solo a algunos
Alemania, Suecia, Noruega y docenas de regiones en Estados Unidos dijeron adiós a Bird a mediados de este año. No serán las últimas, ni mucho menos. Si la compañía de patinetes eléctricos no entra en bancarrota, se verá igualmente empujada a reducir su presencia en los mercados que aún persiste. Portugal, Reino Unido, Francia, Estados Unidos y varias regiones en España estarán en las listas de candidatos a perder la presencia de Bird próximamente.
De hecho, Madrid podría ser la primera en cumplir la sentencia. Presente desde el inicio de la moda de los patinetes eléctricos, Bird se enfrenta ahora a la tercera ronda de licencias de operación para estar en Madrid. A diferencia de las anteriores, cuando el territorio se compartía entre casi 20 entidades, en esta ocasión solo serán 3 las seleccionadas para trabajar en la capital.
El periodo de presentación, que culminó hace unos días y del que se conocerá el resultado a principios de 2023, podría tener muy en cuenta la situación de solvencia económica de Bird. Quedándose, por primera vez en más de 5 años, sin participar en la capital. Y muy posiblemente en el resto de regiones, ya que Bird ha ganado, hasta la fecha, solo uno de los concursos de licencias para patinetes eléctricos compartidos más selectivos del país. Concretamente, el de Alcalá de Henares.