La capacidad de muchos animales para drogarse de forma recreativa o como automedicación se ha estudiado durante años. En el primer caso, por ejemplo, se ha visto a canguros corriendo erráticamente por los campos de amapolas, de las que se extraen, entre otras drogas, la heroína. También se ha estudiado la posibilidad de que algunos elefantes tomen frutas fermentadas para conseguir algo similar a una borrachera. Y, en el segundo caso, nos encontramos a los delfines, que se frotan contra especies concretas de coral para combatir determinadas infecciones de la piel. Ahora, además, sabemos que la avutarda, el pájaro volador más pesado que existe, también podría automedicarse con compuestos característicos de la medicina tradicional de los humanos.

Es la conclusión de un estudio que acaba de publicarse en Frontiers in Ecology and Evolution, de la mano de científicos del CSIC. En su investigación, no solo han analizado las plantas que consumen las avutardas, sino que también han estudiado las circunstancias en las que se automedican.

Esto es ir mucho más allá de la mayoría de estudios sobre automedicación animal que se han llevado a cabo. De hecho, normalmente no se puede asegurar o afirmar con cierta contundencia que se estén automedicando. En este caso tampoco se puede asegurar, pero sí hay muchas más certezas, ya que se señala una intencionalidad en el consumo de esas sustancias. 

¿Por qué se automedican las avutardas?

Las avutardas se reproducen en lo que se conoce como leks. Estas son áreas en las que los machos se concentran y reúnen a las hembras para exhibir su espectáculo de apareamiento. 

Una vez que pasa esta fase, las hembras vuelven al lugar donde nacieron y pasan toda su vida por esa zona. Sin embargo, los machos vuelven cada año a repetir su actuación en el mismo lek.

Pasan mucho tiempo reunidos en un área de espacio no demasiado grande. Por eso, las heces se acumulan y la salubridad deja mucho que desear. Justo en el momento en el que más flamantes deben verse. Lo ideal sería poder medicarse, para prevenir infecciones parasitarias que les dejen sin energía o afecten a su aspecto. Y es aquí donde parece entrar en juego la automedicación de las avutardas.

avutarda
Carolina Bravo

Plantas conocidas por los humanos

Los autores de este estudio han pasado décadas recolectando excrementos de avutardas en Castilla-León y Murcia. En total se obtuvieron 623 muestras, que fueron observadas al microscopio, en busca de restos de plantas reconocibles. Vieron todo tipo de especies vegetales, conocidas por formar parte de la alimentación de las avutardas. Sin embargo, hubo dos en concreto que llamaron su atención: la amapola de maíz (Papaver rhoeas) y el bugloss de víbora púrpura (Echium plantagineum).

Lo que llamaba la atención es que los restos de esta planta se encontraban en su mayoría en los excrementos de machos, y sobre todo en los que se recogieron durante la época de apareamiento, en los meses de marzo y abril.

La amapola del maíz se usa en medicina tradicional como analgésico, sedante y reforzador del sistema inmunitario. En cuanto al bugloss de víbora púrpura, si bien es tóxico en humanos en cantidades elevadas, también se ha estudiado en medicina tradicional para el tratamiento de forúnculos y uñeros. Además, ambas tienen un contenido nutricional interesante.

Todo esto llevó a estos científicos a plantear la hipótesis de que las avutardas estuviesen automedicándose con estas plantas. Por eso, tomaron extractos de cada una de ellas y analizaron su composición. Encontraron muchos alcaloides, usados por las propias plantas para protegerse de animales herbívoros. ¿Y acaso no podría indicar eso que sean útiles como antiparasitarios?

Automedicación antiparásitos

Para saber si ese era el caso, pusieron estos extractos en contacto con tres parásitos conocidos por afectar a las avutardas: el protozoo Trichomonas gallinae, el nematodo (gusano parásito) Meloidogyne javanica y el hongo Aspergillus niger. Así, vieron que estaban en lo cierto, ya que ambas plantas fueron eficaces contra el protozoo y el nematodo y, además, el blugoss dio muy buenos resultados contra el hongo.

Con todos estos resultados, no parece casual que los machos de las avutardas basen parte de su alimentación en estas plantas en la época de apareamiento. Es su forma de prevenir enfermedades en un momento en el que su buena salud es esencial. Dado que las aves salvajes no tienen acceso a la medicina moderna, les perdonaremos que se automediquen con plantas. En el caso de los humanos esa ya es otra historia.