Dedra Meero tiene una misión, una obsesión y un objetivo en Andor. Descubierto los sutiles vínculos entre diversos sucesos en apariencia aleatorios de ataques en la galaxia, sabe que La Rebelión es algo más un impulso subversivo. Que, sin duda, se trata de un entramado cuidadoso de sucesos y una estrategia misteriosa, que comienza a tomar forma frente a sus ojos. La serie, disponible en Disney+, encara su recta final.

Un mapa de ruta hacia una resistencia obvia, violenta y que nace de la violencia del Imperio. Para el personaje, la noción sobre el peligro se traduce en los pequeños trozos de información desordenados que ha logrado encontrar. También, en lo que pueden significar a futuro como una red de amenaza contra el poder totalitario que representa

Tal vez por eso, su encono en contra de Bix Caleen sea tan violento. Atrapada en un intento de enviar un mensaje a Cassian Andor sobre la salud de Maarva, ahora es una rehén del Imperio.

Pero en específico de Meero, que comprende mejor que nadie que en Ferrix, nadie es inocente. La magnitud de la importancia del planeta minero en los cimientos de La Rebelión es total. La funcionaria del BSI acaba de descubrirlo y además, comprender hasta qué punto, la infiltración es un riesgo. 

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El horror de la violencia en Andor

“Necesito que entiendas, que lo que sabes es lo único que te mantiene con vida”, susurra Meero a Caleen, enfurecida. La información que obtuvo de Salman Peak acerca de lo que ocurre entre la población de Ferrix indica un patrón.

Uno que la funcionaria del BSI sospechó, pero que ahora puede trazar con cuidado. Solo resta descubrir la identidad de El Eje, el esquivo centro medular de todas las operaciones de la insurgencia. Un dato que Caleen no solo podría aportar, sino que sería el punto de inicio para derrumbar por completo la oposición al régimen Imperial. 

Pero, las motivaciones de los personajes de Andor son tan poderosas como complejas. Lo que Caleen demuestra al resistirse a delatar a la mente ejecutora de cada plan y estrategia de La Rebelión.

Andor, capítulo quinto

La valentía de los héroes anónimos

Lo hace incluso bajo la amenaza de tortura, de la colérica frustración de Meero. “Lo peor que te puede ocurrir ahora mismo, es que me aburras”, dice la burócrata, temblando de ira. Pero Caleen no cede y al final, cuando el horror del dolor la golpea, su rostro es lo único que la cámara enfoca. 

De nuevo, Tony Gilroy deja claro que en Andor, el poder no está en sables de luz o la predestinación, sino en la fortaleza de los héroes sin nombre. En los hombres y mujeres que arriesgan su vida por la posibilidad a futuro de la subversión y los que están convencidos de que todavía hay esperanza. Un tema recurrente, conmovedor y bien construido, que Andor explora con cuidado en el episodio. 

Cassian en medio del miedo

Atrapado en Narkina Cinco, la vida de Cassian Andor se ha convertido en una rutina lenta, abrumadora e inevitable. Bajo la mirada atenta de un sistema que piensa explotar a todos hasta la extenuación, trabaja. La rutina que se esbozó en el capítulo anterior, ahora se muestra en todo su aterradora extensión. Cassian no solamente está atrapado en una interminable cadena de trabajo. También en un territorio aislado, consumido bajo el peso de una estructura eficaz de fría violencia. 

Pero no deja de analizar la posibilidad de escapar. De hecho, poco a poco es evidente que Cassian es incapaz de aceptar la refinada rutina cruel de la que es rehén. Comenzar a sopesar sus opciones, le permite comprender que el sistema detención es falible. A pesar de las dudas y la furia de Kino Loy, es evidente que la prisión es algo más que un centro de detención con un objetivo militar.

Andor, episodio 7

“¿No lo notas? Algo sucede”, insiste Cassian, inquieto. Narkina Cinco flota en el espacio con 5.000 víctimas del Imperio. Hombres arrancando de sus vidas en todos los lugares de la galaxia para servir como mano de obra barata. Pero algo ocurre. La inquietud atraviesa los niveles, hay pequeños destellos de una fractura que va más allá del descontento, el miedo o la angustia de los reos. 

“¿Qué está pasando? Tú también sabes que hay algo en este sitio más peligroso de lo que parece”, insiste a Loyen el nuevo capítulo de Andor. Pero este retrocede, insiste en el orden que puede salvar sus vidas. Intenta que Cassian comprenda que la cárcel es inexpugnable, precisamente por ser un mecanismo sencillo de lenta tortura. 

El miedo escondido en el espacio profundo

Pero para Cassian nada es tan claro Andor. Mucho menos, después que es evidente que en la sección dos, separada de la cinco por una estructura distante, ocurrió algo de considerable gravedad. “¿Lo notas?”, pregunta de nuevo Cassian, mientras mira por las ventanillas del pasillo que conduce a las habitaciones de descanso. 

En el espacio profundo, el pasillo iluminado de la siguiente estructura de la cárcel tiene un aspecto de singular rigidez. Aislado, silencioso. Anormalmente vacío. “Lo notaste”, dice esa noche Cassian a Loy, que se niega a responder. 

Pero sin duda, el jefe de la sección, comprende que algo más grave de lo que nadie puede suceder ha ocurrido. Tanto, como para que, por primera vez, el incorruptible Loy, comience también, a ponderar sus opciones. 

Los hilos oscuros que se mueven detrás del poder

En el Senado, Mon Mothma trata de invocar la conciencia de los representantes, de recordarles su deber. Las acciones del Imperio y la BSI son cada vez más agresivas, duras y crueles. “Nos han escogido para representar el equilibrio, para oponernos a la violencia”. Pero el apoyo al régimen totalitario es casi total en Andor. Gilroy aprovecha de nuevo para construir una visión sobre el puño que aplasta la disidencia desde la visión del debate y la diplomacia del poder. 

Andor

La senadora, una voz en medio de risas y burlas, termina por quedarse a oscuras, mientras los rostros se vuelven a otros lados o las puertas se cierran. Al final, la funcionaria comprende algo claro: lucha a solas contra algo mayor que sus ideales. 

Algo que le recuerda Vel, que finalmente descubre su identidad como prima de la Mothma. Las ramificaciones de La Rebelión son más complejas y significativas de lo que el argumento había mostrado hasta ahora. Pero el capítulo nueve, las muestra en toda su extraña red de interconexiones.

Vel, que viajó a Ferrix para asesinar a Cassian y volvió con las manos vacías, está más decidida que nunca a defender el terreno ganado. “Recuerda por qué estamos aquí, cuál es la decisión que hemos tomado y por qué lo hemos hecho”. La senadora la mira enfurecida. “¿Crees que no lo sé? Hice un juramento”, murmura. “Lo sé, pero somos más que eso, ahora, somos más que solo los que se oponen a lo que ocurre”. 

La matanza de los inocentes

Cassian y los hombres que le rodean, están cada vez más convencidos de la necesidad de escapar de Narkina cinco. También, que lo que sea que ocurrió en la sección dos, es determinante para comprender el futuro. Pero solamente cuando uno de los reos muera, todos comprenderán la gravedad de lo que ocurre. 

Mientras el médico aplica una muerte rápida y casi piadosa a uno de los hombres que sucumbió al cansancio, termina por confesar en el capítulo de Andor. “Al menos, podrá morir en paz” murmura, enfurecido. Loy le mira aturdido. Cassian, a su lado, insiste. “Tiene que revelar que ocurrió para comprender qué pasará con nosotros”. 

Finalmente, la revelación llega. Todos los hombres de la sección dos murieron al descubrir que ningún prisionero de la prisión la abandonará jamás. Que la cárcel es, en realidad, un laberinto destinado a usar a cada hombre hasta la muerte. “No hay penas que reducir. Todos estamos destinados a morir”, confiesa el médico, desesperado. Cassian, aterrorizado, comprende la situación en todo su horror. A su lado, Loy toma una decisión. 

“Si hay que escapar, solo es posible hacerlo ahora” le urge Cassian más tarde, ya en las celdas de suelo electrificado. “Mañana vendrá un reemplazo y solo tenemos una única oportunidad”. Finalmente, Loy cede, en medio del miedo y la rabia. “Si hay que morir, al menos que sea mientras luchamos” insiste Cassian. 

Los villanos, los dolores, los grises morales en Andor

Syril Karn, recibió finalmente el anhelado ascenso que esperaba por años. Pero no es suficiente. No para el hombre obsesionado con su lugar en la historia. Tal vez por eso, se atreve a agradecer a Dedra Meero, artifice de su virtual redención. 

Pero hay algo en la urgencia de Karn que sorprende a la funcionaria y que demuestra, hasta qué punto malinterpretó las motivaciones del hombre. “Por usted, sé que vale la pea seguir luchando”, insiste Karn, enfebrecido y casi violento. Meero retrocede, sorprendida y desconcertada. “Que esto nunca vuelva a ocurrir”, le ordena. 

Pero para la funcionaria de la BSI de Andor, por años invisible y forzado anonimato, son un peso ciego. Uno que reconoce en Karn. El argumento usa la percepción mutua de los personajes — su reconocimiento — para analizar lo que motiva a los villanos de su historia. La maldad de la codicia, la necesidad de ser algo más que una pieza en un mecanismo imparable. Para Meero, el poder no es la relevancia sobre lo que espera lograr, sino la culminación de todos los esfuerzos. Para Karn también. Un hilo de siniestra complicidad que une y unirá a ambos personajes a futuro. 

El poder a la sombra en Andor

Para Mon Mothma, la lucha por la libertad se mueve en escenario más sutil, pero no por eso, menos peligroso. Las medidas de emergencia de la BSI para contrarrestar la rebelión, alcanzó a sus figuras políticas. Lo que incluye, analizar a fondo sus vidas. Si antes, la presión era la observación constante, ahora lo es la vigilancia a un nivel por completo nuevo. 

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Por lo que la senadora necesita ayuda. Tay Kolma lo comprende y se ofrece para ayudarla. El hombre, que conoce la vinculación secreta de Mothma con un estrato peligroso de su celebrado idealismo, está dispuesto a evitar corra peligro. Pero el costo es alto. Para ocultar los fondos de La Rebelión, ese hilo de amenaza que corre desde el Eje a la vida de la funcionaria, se requieren medidas desesperadas. Una, es tratar con usureros y también, con la posibilidad del desastre a todo nivel. Pero la senadora está dispuesta a correr el riesgo. “Combatimos contra la oscuridad”, dice entonces Mothma, entre el miedo y la convicción. “En ocasiones no hay más remedio que hacerlo”.