Atrapado y obligado a aceptar un encarcelamiento casi fortuito, Cassian Andor comienza una travesía singular. Desde sus primeras escenas, el octavo episodio de la serie de Disney+ se concentra en su singular manera de narrar su historia. Por un lado, el personaje titular es empujado a un recorrido angustioso. En el otro extremo, Syril Karn trata de repasar sus errores sentado frente a una estación de trabajo anónima. Uno y otro son el resultado de sus decisiones. Hombres atrapados bajos los múltiples y firmes hilos del Imperio como maquinaria burocrática

Pero, para Karn, su condición como elemento anónimo de un régimen déspota está a punto de cambiar. Dedra Meero, nueva supervisora del BSI para el sector Morlana, parece haber encontrado la pieza que necesita para su equipo. Uno que, sin duda, comenzará a reimaginar las tácticas de vigilancia del Imperio.

La funcionaria, que luchó por ser escuchada, fue la única en detectar un patrón en la incipiente rebelión y, también, en descubrir sus alcances, necesita aliados. Karn, obsesionado con Cassian Andor y el incidente en Ferrix que marcó su destino en adelante, es un elemento sorpresa. 

Andor es el nuevo fenómeno del universo Star Wars que llega en exclusiva a Disney+

Para Meero, además, se trata de una coincidencia providencial. La obsesión es algo que puede entender. Que se asemeja a cómo logró avanzar en los complicados escalafones de poder. Así que su conversación con el funcionario no es sencilla. Al final, la obsesión de Karn por lo que, en apariencia, es un suceso menor sorprende a la funcionaria en el octavo episodio de Andor. Algo que no es sencillo, pero que, sin duda, será el comienzo de un recorrido singular para el hombre que intenta limpiar su nombre del oprobio. 

Un escenario nuevo para Cassian Andor

Mientras Cassian es llevado a la fábrica Imperial en el planeta Narkina 5 bajo una identidad falsa, Meero avanza en un plan para unir puntos. El peor escenario para el rebelde que todavía usa un nombre falso, pero que pronto podría ser descubierto. La funcionaria ya descubrió su identidad y el potencial peligro que representa. Pero, también, un punto de considerable importancia para Andor. Que es parte de ese espectro a la periferia que nadie creía real hasta el gran robo: la Rebelión

Sin embargo, Meero acaba de tropezar con un punto aún más crítico. La identidad del Eje. Luthen Rael, el hombre sin rostro que enlaza los estratos de poder en Andor, es ahora un objetivo táctico. Aunque su nombre sea todavía un misterio en este octavo episodio, sus acciones no lo son. Mucho menos cuando Meero está más que decidida a reconstruir la línea que recorre la subversión en secreto. 

Cassian se convierte, de pronto, en algo más que un asesino fugitivo. Es también el hombre que escapó junto al Eje, el que conoce su rostro y, en apariencia, sabe bien cuál es su forma de trabajar. Una pieza fundamental para el plan de Meero de desarticular lo que, sin duda, es un grupo peligroso en formación.

Pero Cassian Andor está, por ahora, fuera del escenario. Esclavizado por el sistema frío y calculado del Imperio, comprende hasta qué punto el régimen aplasta a los que están bajo su puño. 

El Eje bajo el ojo del Imperio

Karn explica a Meero lo que sabe sobre misterioso hombre que llevó a cabo el ataque en Ferrix. Aunque no hay demasiados datos, Meero tiene algo claro: Karn es necesario para obtener información. Mucho más, cuando el burócrata intenta demostrar el punto. 

Andor

“Nunca fallé, hice mi trabajo, quizás me excedí en la ambición”, admite. “Pero sé que es peligroso”. Meero escucha, entre divertida y sorprendida. Sin embargo, traza una línea en este octavo episodio de Andor. “Olvídelo todo”, ordena a Karn. “Es lo mejor para usted”.

Pero para Karn algo es evidente. Acaba de tropezar con un elemento sensible sobre algo mayor. Más grande, más relevante, más importante. Para un hombre que perdió todo, el descubrimiento es de tanto interés como su necesidad de búsqueda enfurecida de redención. 

Un esperado personaje llega al octavo episodio de Andor

En Narkina 5, Cassian Andor recibe las instrucciones de lo que será su nueva condena como trabajador esclavizado. Las dicta Kino Loy, el esperado personaje interpretado por Andy Serkis que regresa de este modo a Star Wars, esta vez con su rostro. El actor que interpretó a Snooke en la nueva trilogía es ahora un funcionario peligroso. Un elemento de control tan feroz como implacable.

Cassian se encuentra entonces en las entrañas del monstruo Imperial. Protegido, incluso sin desearlo, por el anonimato de un trabajador sin identidad, se convierte en parte de la fuerza bruta de trabajo que ensambla una línea más elaborada. 

El octavo episodio de Andor muestra entonces lo que hasta ahora había sido un detalle menor en cualquier historia Star Wars. ¿Qué sostiene al Imperio? ¿Qué hace que funcione como sistema que se apoya sobre la represión? Cassian lucha de nuevo por sobrevivir, esta vez en medio de la presión de ser devastado o salvar su vida en medio de la desesperación.

Como siempre, la producción juega con contrastes. Desde Narkina 5, el escenario se traslada a los espacios sofisticados que rodean a Mon Mothma. La senadora sigue en su batalla a ciegas, complicada, silenciosa y discreta. También, con la necesidad de luchar por encontrar un punto de equilibrio entre su familia y lo que aguarda al otro lado. El Imperio observa, la funcionaria lo sabe. Una mirada atenta, agresiva y violenta de la que no puede escapar. 

La comparación entre ambos escenarios deja algo en claro. Cassian Andor aprende, absorbe información, comprende el Imperio a un nivel en que difícilmente pueda hacerlo otro rebelde. Al otro lado, Mon Mothma descubre las precisiones del poder que se enlazan entre las negociaciones y el miedo. 

Andor Saw Gerrera

El hombre más buscado de Andor

La identidad de El Eje/Luthen Rael se ha convertido en un punto de honor tanto para el Imperio como para la Rebelión. En Ferrix, Vel intenta conocer, a través de Maarva, información acerca del crítico punto del lugar en que el mercenario se encuentra. Pero se topa, de nuevo, con el espacio en blanco de su desaparición. Aun así, el problema es latente. Cassian Andor es el único vínculo que une al activo más importante de la Rebelión con sus secretos. Una carga pesada de llevar que Cassian guarda como una carga involuntaria en este octavo episodio. 

Incluso el propio Rael está preocupado por esa conexión imprevista que él mismo provocó. De pronto, la decisión de un mercenario prescindible en un golpe gigantesco es más grave que nunca. ¿Cómo resarcir el cabo suelto? Todavía no hay demasiadas respuestas, pero, mientras la Rebelión se despliega en todas direcciones, el mensaje es obvio. Un error puede derrumbar lo que hasta entonces se ha logrado. 

Es entonces cuando Saw Gerrera hace su esperada aparición. El Rebelde más radical de todos también conoce la importancia del Eje y la trascendencia de su identidad. Pero, más aún, tanto a uno como al otro los une una visión de la Rebelión. La de hacer que el Imperio muestre todo su horror y poder para despertar el sentido del enfrentamiento total. Gerrera, que lucha con la idea de ser solo una pieza, confronta a Luthen, un hombre sin rostro. “¿Qué eres?”, pregunta entre una risa siniestra. “Un cobarde”, responde el segundo. 

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En Ferrix, la identidad de Cassian Andor se ha convertido en un elemento de tortura y dolor en este octavo espisodio. El asentamiento lo sabe, pero, tal y como Luthen predijo, la presión engendra resistencia. Una poderosa y que comienza a ser cada vez más real en medio de un escenario complicado y oscuro.