Virginia (Judith Light) siente un profundo terror a la vejez. Tan angustioso como para que sea lo primero en lo que piense al despertarse y lo que la obsesione en cada momento de su vida cotidiana. American Horror Stories: Facelift, esta vez, abandona el ámbito de los monstruos — al menos, los de inmediata naturaleza paranormal — para explorar lo grotesco. También para poner en primer plano la vanidad contemporánea y sus pequeños horrores.
La cámara sigue con cuidado al personaje mientras contempla con incomodidad su imagen en el espejo. Las señales de la vejez y el inevitable cambio físico que conlleva están ahí, pero para Virginia no se trata de una idea natural. Al contrario, no es otra cosa que una consecuencia de algún tipo de debilidad subyacente que no puede definir del todo. “Una arruga solo muestra que no tienes el dinero suficiente para hacerla desaparecer”, estalla enfurecida en los primeros diez minutos de American Horror Stories: Facelift.
También la encoleriza la envidia por la belleza de mujeres más jóvenes a su alrededor. Poco a poco, el argumento de American Horror Stories: Facelift deja claro que Virginia haría cualquier cosa por recuperar la lozanía de su piel. Que estaría dispuesta a sacrificar lo que fuera necesario para ser joven de nuevo.
American Horror Stories: Facelift
American Horror Stories: Facelift comienza por la idea de la belleza como un bien preciado. Uno que fácilmente puede perderse y que, de hecho, es tan fugaz como para resultar una tentación peligrosa. Virginia, durante buena parte de su vida, se consideró hermosa, de modo que luchar contra su decadencia es una forma de dolor. Además, debe hacerlo frente a la idea de una mujer más atractiva y que encarna todos sus dolores y frustraciones. Cassie (Cornelia Guest) no solo es esplendorosa. También es la encarnación de un tipo de triunfo que desconcierta a Virginia. Una frente a la otra, el argumento utiliza sus diferencias para narrar la historia que comienza a transcurrir al fondo de una admiración retorcida.
American Horror Stories: Facelift, cuando el deseo se hace venganza
Por supuesto, la premisa de American Horror Stories: Facelift no es novedosa. Lo que sí resulta sorprendente es la manera en que construye su versión del miedo y de lo repulsivo, a través de la necesidad imperiosa de un ideal estético. Poco a poco, Virginia descubre que no importan sus intentos por conservar la imagen de belleza que considera necesaria, esta se derrumba con lentitud.
Lo comprende con una desesperación cercana a lo brutal o, en el peor de los casos, con una codicia tan desesperada que resulta angustiosa. Lo que comienza por ser una persistente necesidad de reivindicación — “soy vieja, pero aún me veo hermosa” — se transforma en un impulso retorcido e incómodo. Para después expresar toda su oscura profundidad en un repulsivo baño de sangre.
American Horror Stories: Facelift comienza por la idea de la belleza como un bien preciado. Uno que fácilmente puede perderse y que, de hecho, es tan fugaz como para resultar una tentación peligrosa. Virginia, durante buena parte de su vida, se consideró hermosa, de modo que luchar contra su decadencia es una forma de dolor.
Además, debe hacerlo frente a la idea de una mujer más atractiva y que encarna todos sus dolores y frustraciones. Cassie (Cornelia Guest) no solo es esplendorosa. También es la encarnación de un tipo de triunfo que desconcierta a Virginia. Una frente a la otra, el argumento utiliza sus diferencias para narrar la historia que comienza a transcurrir al fondo de una admiración retorcida.
Una ambición sin límites
La desesperación de Virginia por recuperar su aspecto físico — tal y como se recuerda y se imagina — convierte a Cassie en un enemigo a vencer. También en una especie de macabro amor platónico basado en una necesidad inquietante y voraz de poseer. El guion de American Horror Stories: Facelift construye toda una percepción oscura sobre la necesidad de consuelo de Virginia. También del ansia cada vez más retorcida por poseer un tipo de anhelo intangible que no logra explorar del todo. ¿Se trata de deseo? ¿De miedo a su caída en un tipo de oscuridad mental y espiritual que no comprende del todo?
American Horror Stories: Facelift no lo aclara de inmediato y es uno de sus mayores triunfos, recordar que el miedo a envejecer de Virginia no es único. Que tampoco es espontáneo. Poco a poco, lo macabro de un episodio lleno de símbolos se entreteje con nuestra sociedad. Con las presiones culturales y el terror de Virginia a ser “solo una anciana, un rostro olvidable”. Hay una crueldad implícita en la particular condición de la decadencia a través de mensajes subyacentes cada vez más brutales. También en la necesidad de Virginia de encontrar alivio a la desesperación, incluso a través de la violencia. La narración lograr englobar una idea sangrienta sobre la posibilidad del alivio al miedo al futuro en un subtexto de terror psicológico asfixiante.
Mucho más, cuando la doctora Enid Perle (Rebecca Dayan) promete lo imposible de rechazar. “Puedo hacer de lo feo algo atractivo”, insiste. Pero, por supuesto, la premisa juega con la idea de una destrucción interior del personaje. Poco a poco, Virginia comprende que el procedimiento de Perle es algo más que solo estético, es un recorrido por un método que enlaza la necesidad de la violencia. “¿A qué estás dispuesta por la belleza?”, susurra Pearl, siniestra y poderosa.
El terror en American Horror Stories: Facelift
Por supuesto, y como parte del universo de American Horror Story, hay un giro sobrenatural en toda la historia. Pero, en esta ocasión, lo inexplicable se teje alrededor de un deseo muy humano. La paranoia de Virginia, que intentará descubrir el método de Cassie para continuar siendo bella, lozana y radiante cuando ella no lo es, se convierte en certeza. Algo de naturaleza inexplicable está ocurriendo. Un enigma que podría suponer un sacrificio en sangre, violencia y asesinato.
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Por supuesto, uno de los grandes atributos de American Horror Stories: Facelift es que es el primer episodio con un final sorprendente. Tanto como para resultar doloroso en su belleza trágica y también terrorífico en su oscuridad malsana. La mezcla de ambas cosas crea una condición acerca del tiempo, el miedo y la avaricia que lleva al argumento a una nueva dimensión de profundidad. Quizás el punto más elegante y bien construido de la historia.