Del mismo modo que los calendarios incluyen cada cuatro años un día extra al final de febrero, con el tiempo ocurre algo parecido. Cada cierto tiempo se añade un segundo para compensar las diferencias entre el tiempo medido con base en la rotación de la Tierra y el de escala atómica. Esto adición de segundos ocurre sin que nos demos cuenta. Sin embargo, para sistemas en los que es necesaria una medición muy precisa del tiempo, puede ser un problema.
Por eso, la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM), de la que forman parte 59 países de todo el mundo, ha tomado la decisión de eliminar estos segundos, conocidos como segundos intercalares, como mucho para 2035.
En declaraciones a la Agence France Presse recogidas por Science Alert, la BIPM ha aclarado que esto no afectará a la hora UTC y en general no supondrá ningún cabio en la vida de los ciudadanos. Pero sí que solventará otros problemas; de ahí que, aun con discrepancias en la fecha, haya habido acuerdo en la eliminación de los segundos intercalares.
¿Qué son los segundos intercalares?
La medición del tiempo que usamos en nuestro día a día se obtuvo en su momento mediante la observación de la rotación de la Tierra. El tiempo que esta tarda en dar una vuelta completa sobre sí misma se estableció como un día, que dura 24 horas. Y, a su vez, cada una de esas horas se dividió en grupos de 60 minutos, cada uno de los cuales se componía de 60 segundos.
No obstante, con el tiempo se comenzaron a usar también las escalas atómicas, en las que los segundos y el resto de unidades de tiempo se medían con base en las vibraciones de los átomos. Así, se obtuvieron dos escalas de tiempo muy parecidas, pero con ligeras diferencias. Por eso, para solventar esa pequeña desviación, en la BIPM se decidió añadir periódicamente un segundo intercalar. Esto comenzó a hacerse en 1972 y se ha llevado a cabo en 27 ocasiones más, la última de ellas en 2016.
Hasta aquí todo parecía funcionar correctamente. Sin embargo, la introducción de tecnologías que necesitan una medición extremadamente precisa del tiempo comenzó a suponer problemas con esta discordancia. Entre dichas tecnologías se encuentran, por ejemplo, los satélites, las telecomunicaciones o incluso dispositivos asociados a los viajes espaciales. La introducción de un segundo cada cierto tiempo puede alterar estas tecnologías, por lo que ha habido que tomar una decisión.
Cambios en 2035
La mayoría de países de la BIPM han estado de acuerdo en eliminar el segundo intercalar, aunque han tenido discrepancias sobre la fecha idónea. Algunos, como Rusia, proponían esperar hasta 2040. Otros preferían hacerlo mucho antes, por lo que finalmente se ha buscado un término medio y se ha dispuesto la fecha en 2035.
Hasta entonces, cuando proceda añadir un nuevo segundo, se seguirá haciendo con normalidad. No obstante, desde ese año, se dejará que la diferencia entre el tiempo atómico y el astronómico se vaya distanciando poco a poco. La idea es poner un límite en el que se deberían hacer ajustes de nuevo, aunque este aún no se ha decidido. Se está valorando llegar hasta un minuto. Es algo que ocurriría en un periodo de entre 50 y 100 años, por lo que dejaría margen para evitar los problemas que actualmente supone la adición de un segundo. Quizás, para entonces la tecnología haya mejorado lo suficiente para que eso ya no suponga un problema. Aunque es algo que es imposible saber ya. De momento, la primera decisión era colocar la fecha de eliminación del segundo intercalar y eso ya está hecho. Lo demás irá llegando poco a poco.