Explicar la realidad de Argentina a un extranjero es una misión prácticamente imposible. Lo intenté muchas veces, créanme, y la respuesta es siempre la misma: perplejidad. Al punto tal que, cuando la conversación sucede en persona, es impactante cómo se les transforma el rostro con el paso de los minutos. Es que algunas situaciones son tan, pero tan, ridículas que rozan lo inverosímil. Entre tantas, que exista más de una decena de tipos de cambio entre el peso y el dólar, con variantes tan hilarantes como el “dólar Qatar”, para quienes deseen viajar al Mundial, o el “dólar Coldplay”, para la organización de recitales y otros eventos internacionales en el país. Sin embargo, uno de los puntos que provoca mayor incredulidad es la distorsión de precios en los gastos con tarjetas de crédito facturados en dólares; algo que ha vuelto a generar controversia en las últimas horas con el más reciente ajuste en las tarifas de YouTube Premium.
Primero, lo primero. Ayer por la tarde, los suscriptores de YouTube Premium en Argentina recibieron un correo electrónico informando una pronta subida de precios. El cambio será efectivo a partir del próximo 21 de noviembre, y los clientes lo sufrirán a partir del ciclo de facturación siguiente a esa fecha. Esta situación no afectará solamente a los usuarios argentinos, puesto que el servicio también cambiará sus tarifas en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Japón, Nueva Zelanda y Turquía. La diferencia radica en que en la mayoría de dichos territorios solo se elevará el precio de los planes familiares, mientras que en el caso de turcos y argentinos el impacto se extenderá a quienes pagan la membresía individual.
Así las cosas, el plan individual de YouTube Premium saltará de 119 a 389 pesos mensuales, mientras que el familiar pasará de 179 a 699 pesos por mes. Es decir que los aumentos serán del 227% y 290,5%, respectivamente. Brutal, sin lugar a dudas. No obstante, estos nuevos precios solamente cuentan una parte de la historia y no están ni siquiera cerca de lo que finalmente pagarán los suscriptores. ¿Por qué? Porque a esas cifras hay que sumarles los impuestos a los consumos en dólares con tarjetas de crédito. ¿Cuánto más tendrán que pagar los usuarios por encima de los nuevos precios, entonces? Depende de la jurisdicción en la que viva cada cliente, pero será un 75% en promedio.
Impuestos, como método encubierto de devaluación
En Argentina, todo lo relacionado con el dólar es un verdadero caos. No por nada existen tantos tipos de cambio vigentes en la actualidad. La situación es tan compleja que es muy difícil —o hasta imposible— referirnos a una variable económica sin que esta se encuentre salpicada por muchas otras. Pero haré el esfuerzo de simplificar al máximo esta explicación. Deséenme suerte.
Para comprender por qué los consumos en dólares con tarjetas de crédito —como es el caso de YouTube Premium— tienen una carga impositiva tan alta, primero debemos entender las restricciones al acceso al dólar. Actualmente, rige en territorio argentino una limitación sobre el mercado de divisas internacionales, conocido popularmente como el “cepo al dólar”. En teoría, un argentino hoy solo puede comprar 200 dólares por mes para atesoramiento a través de los canales oficiales (bancos y casas de cambio), aunque existe una larga lista de 'peros' y 'siempre y cuandos' que lo hacen bastante más complicado. De todos modos, no profundizaremos demasiado en eso.
Lo que sí deben tener presente es que si una persona se dirige a un banco con la intención de comprar dólares, se encontrará con que 1 dólar cotiza a 159,50 pesos. Sin embargo, a ese precio se le deben sumar dos impuestos: uno del 30%, llamado Impuesto PAIS (Ley 27.541) y uno del 35% por percepción del Impuesto a las Ganancias (R4815/2020). Entonces, para comprar 1 dólar no tendrá que pagar $159,50, sino $263, aproximadamente. Como contracara, si la persona que compra dólares a $263 decide venderlos en el banco, se lo cotizarán al valor oficial, que hoy ronda los 151 pesos.
Economistas coinciden en que se trata de un método encubierto de devaluación, considerando además que todos los demás tipos de cambios existentes en la actualidad —incluido el informal o blue— se encuentran cerca de los 300 pesos.
¿En qué se relaciona esto a la subida de precios de YouTube Premium? Que los servicios de suscripción facturados desde el exterior están alcanzados por un cuadro impositivo similar, por más que el cobro en la tarjeta de crédito se haga en pesos. Esto no solo afecta a la plataforma de vídeos de Google, sino también a Spotify, Netflix, NBA League Pass o Xbox Game Pass, por mencionar algunos otros. En lo personal, la única plataforma que no me ha recargado todos los impuestos a los consumos en dólares ha sido Disney+. Esto seguramente se deba a que la facturación de dicho servicio (junto a Star+) se realiza desde su filial argentina, de modo que lo único que aplica es el IVA.
Desglosando el 75% de impuestos sobre YouTube Premium y otras plataformas
El 75% (promedio) de impuestos que se aplica al pago de suscripciones como YouTube Premium en Argentina se desglosa de la siguiente manera:
- 45% de percepción del impuesto a las Ganancias.
- 21% del Impuesto al Valor Agregado (IVA).
- 8% del impuesto PAIS.
También existen recargos adicionales en algunas regiones del país. Por ejemplo, en diez provincias se cobra un 2% adicional por el impuesto sobre los Ingresos Brutos; mientras que en la Ciudad de Buenos Aires se paga un 1,2% más por el impuesto al sello.
Así, en mi caso al menos, los 119 pesos mensuales de YouTube Premium se transforman en poco más de 208 pesos. Y el ejemplo se repite todo el tiempo. Una suscripción de Spotify de $279 cuesta en realidad $485,46, mientras que Xbox Game Pass Ultimate se promociona a $899, cuando el verdadero precio final es de $1.564,26.
No por nada, cada nueva subida en los precios de los servicios provoca un descontento generalizado entre los usuarios de Argentina. Ya sea por el incremento de la cuota del servicio en sí, o porque algún funcionario saca de la galera un nuevo impuesto que castiga o desalienta este tipo de consumos.
¿Y lo más loco de todo? Pese a los aumentos de más del 200% en el valor de las suscripciones, más el 75% de impuestos, servicios como YouTube Premium siguen siendo escandalosamente baratos (en dólares) en Argentina, al compararlos con lo que sucede en otras partes del mundo.
Caro en Argentina, barato ante los ojos del mundo
Bajo los nuevos precios, y contando el recargo impositivo, una suscripción individual a YouTube Premium costará alrededor de 680 pesos desde el próximo mes. Es decir, 4,2 dólares a la cotización oficial o 2,8 dólares al valor informal o blue de la fecha, siendo este último el parámetro más realista. En Estados Unidos, el mismo plan cuesta 11,99 dólares al mes.
Igual sucede con el plan familiar de YouTube Premium. El nuevo precio argentino con impuestos incluidos rondará los 1.230 pesos (7,7 dólares al valor oficial, o 4,2 dólares al valor blue). Para los estadounidenses, una suscripción idéntica costaba 17,99 dólares, y desde el próximo mes pasará a valer 22,99 dólares.
La diferencia, claro, pasa por el contexto económico general. Desde hace años, Argentina se encuentra en una posición muy vulnerable, con la inflación y la devaluación haciendo estragos. Algo que, incluso, ha llevado al público a inclinarse fuertemente por activos que están por fuera de la estructura financiera tradicional, como las stablecoins y otras criptomonedas.
Entonces, la estrategia comercial de las plataformas a la hora de captar clientes no puede ser idéntica a la de países con economías menos castigadas. Tengamos en cuenta que, pese a los efectos de la inflación en todo el mundo, el incremento de 5 dólares del plan familiar será el primer cambio de este tipo que sufrirá YouTube Premium en Estados Unidos. La suscripción individual, en tanto, se seguirá vendiendo al mismo precio de 2018.
Con una inflación del 6,2% en septiembre y un registro interanual que ya alcanza el 83%, el panorama de Argentina está muy lejos de cualquier escenario alentador. Es cierto que los servicios de suscripción nunca serán elementos fundamentales para la supervivencia diaria, como la comida y el abrigo, pero ayudan a exponer el alcance de los problemas de fondo y la falta de soluciones pese a los ridículos planes económicos de turno.
En un país de ánimos siempre crispados, donde los precios de todo aumentan prácticamente a diario, escuchar música o ver una película también se ha convertido en un lujo.