Cualquier nueva vía de ingresos es bien recibida. Especialmente cuando hace dos años, la crisis financiera llamaba a tu puerta. En este sentido, Uber está probando nuevos caminos. Uno de ellos es el de la publicidad. Tanto en los trayectos como en su aplicación.

La tecnológica está probando esta lucrativa vía de ingresos de momento solo en San Francisco y Los Angeles. Pero si funciona, es de esperar que pronto se extienda a nuevas localizaciones. Especialmente, porque esto supondría también encontrar una forma de hacer más económicos sus viajes. Sin dejar claro cuánto más baratos podrán ser esos trayectos, el objetivo es competir en un sector que lucha por conquistar a unos usuarios con, cada vez, menos poder adquisitivo.

Siguiendo el ejemplo de Disney+, Netflix o Lyft, en Estados Unidos, todo apunta que la publicidad a cambio de mejores precios será la tónica de los próximos años. Aunque el ejemplo de Netflix no sea el mejor de todos –su bajada de precios a cambio de anuncios ha sido altamente criticada–, sí que es el recurso más fiable para la plataforma streaming, en horas bajas de usuarios, de atraer a perfiles más jóvenes.

En los coches, también en las apps de Uber

Y es que Uber tiene varias estrategias para abordar a sus clientes con anuncios dirigidos. Primero, a través de tablets instaladas en los coches para mostrar anuncios durante los viajes. Con un acuerdo con más de 40 marcas –entre las que estarían Heineken y United Artists Releasing–, Uber tiene bastante confianza en su nueva vía de negocio. Tanto como para crear todo un área encargada de gestionar los nuevos acuerdos publicitarios. Tanto como para convertir a sus coches en vías publicitarias con ruedas. Dentro de la estrategia, además de las tablets, también hay planes para instalar vallas publicitarias en la parte superior de los coches. Digitales, para que tengan una gestión mucho más eficiente.

De forma paralela, la publicidad dirigida también estaría por llegar a las propias apps de usuario. Con este paso, Uber traspasa una línea muy fina en la que, o bien pierde usuarios, o encuentra una línea de negocio muy rentable. Con mails, anuncios en Uber Eats o en la parte superior de la app, la tecnológica tiene un plan muy agresivo para encontrar su rentabilidad. Un modelo de anuncio 100 % dirigido a los gustos e intenciones del cliente y, por tanto, con una mayor tasa de éxito.

Pendiente desde antes de 2020 –año en el que prometieron alcanzar números verdes–, Uber nunca logró tal objetivo. Con la llegada de la pandemia, y el parón de su actividad en la división de transporte de pasajeros, cualquier intento de rentabilidad quedó desterrado. De hecho, ya lo avisaron: las cuentas no serían buenas. Con la salvedad de Uber Eats, que fue la tabla salvavidas de la compañía durante muchas cuentas de resultados.