¿Eres de esas personas que durante un viaje en coche paran mil veces para hacer fotos del paisaje? Lucy sí. ¿Y quién es Lucy, te estarás preguntando? No es un ser humano, aunque el nombre pueda llevar a confusión. Se trata ni más ni menos que de la sonda espacial enviada por la NASA para estudiar los interesantes asteroides Troyanos de Júpiter. Partió hacia su destino hace justo un año y, desde entonces, ha realizado fotos de eventos tan importantes como el desvío del asteroide Dimorphos realizado por la misión DART. Pero este no ha sido su único alto en el camino. Ahora acaba de realizar otro con el que ha enviado a la Tierra una visión de la Luna de lo más curiosa.
En un de las imágenes enviadas se observan tanto la Tierra como la Luna, de modo que nos podemos hacer una idea de la distancia real a la que se encuentran. Tendemos a imaginarla como una distancia cercana. Al fin y al cabo, basta con mirar arriba para ver la Luna imponente en el cielo. Y es cierto que, en comparación con otros objetos, está bastante cerca. Pero la comparativa de Lucy sirve para ver que en realidad la lejanía es mayor de lo que creemos.
Es una imagen interesante y bonita, aunque cabe recordar que Lucy no la ha tomado por amor al arte. En realidad, sus altos en el camino no son una forma de disfrutar del viaje, como cuando paramos el coche para fotografiar una puesta de sol. En su caso, debe llegar a Júpiter con su cámara lista para empezar a trabajar. Y para ello debe ir ajustándola y comprobando que todo va bien, reparando fallos si fuese necesario.
Imagen de la Tierra y la Luna según Lucy
La distancia entre la Tierra y la Luna varía según el movimiento de ambas; pero, de media, es de 384.400 kilómetros, aproximadamente. Eso quiere decir que cabrían otras 30 Tierras en medio. Según con qué lo comparemos, puede parecernos mucho o poco.
Pero, puesto que una imagen vale más que mil palabras, podemos mirar la fotografía tomada por Lucy para hacernos una idea. En ella, se ve a la derecha la Tierra, fácilmente diferenciable. Sin embargo, para distinguir la Luna, a mano izquierda, tenemos que agudizar mucho la vista. Esto nos ayuda a hacernos una idea del espacio que hay entre ambos objetos, y también de su diferencia de tamaño.
Es una imagen bastante nítida, sobre todo si tenemos en cuenta que Lucy la tomó desde 611.550 km de distancia. Fue una parada necesaria para probar su cámara, mientras se colocaba en un punto estratégico de la Tierra para tomar su impulso gravitacional como trampolín hacia las inmediaciones de Júpiter.
Aún queda mucho viaje por delante
Se espera que el viaje completo de Lucy dure unos 12 años, durante los cuales, además de estas imágenes de prueba, logre estudiar ocho asteroides, uno del Cinturón Principal y siete de los conocidos como troyanos.
El objetivo es estudiar la diversidad de los cuerpos primordiales que en su vida constituyeron los planetas. Por lo tanto, podría considerarse como un viaje al pasado. De hecho, ese es precisamente el motivo por el que fue bautizada en honor a esa hembra de Australopithecus afarensis de 3,5 millones de años de antigüedad, que tanto puede contarnos sobre nuestro pasado como homínidos. Un nombre ancestral para estudiar en profundidad de dónde venimos en realidad.