Cuando nos sacamos sangre para una analítica, la persona que nos hace la extracción siempre dice que nos presionemos durante cinco minutos. A veces ponen una tirita para evitar que salga demasiada sangre. En otras ocasiones simplemente nos dejan un algodoncito para que presionemos. Sea como sea, a veces hay que conducir inmediatamente, o no queremos ir por la calle con la manga subida en pleno invierno, o simplemente nos parece un incordio andar sujetándonos. ¿Y qué pasa? Que los cinco minutos se convierten en 30 segundos y luego nos sorprendemos si nos sale un hematoma por la extracción.

Porque sí, a veces se culpa al sanitario de la aparición del hematoma, pero lo cierto es que algo tan simple como no presionar adecuadamente puede explicar aún más que se dé esta situación tan desagradable. Y lo cierto es que es algo que todos sabemos. Después de sacar sangre hay que apretar para evitar que aparezcan hematomas, bien. ¿Pero por qué?

Quizás, conociendo los motivos, la próxima vez que nos saquen sangre optemos por quedarnos un rato esperando antes de coger el coche o salir al frío invierno (si es que vuelve) con la manga levantada. 

¿Qué es un hematoma?

Antes de ver por qué nos salen hematomas si no nos presionamos después de un análisis de sangre, está bien saber qué es un hematoma.

Básicamente, este se puede definir como la acumulación de sangre a causa de una pequeña hemorragia interna que no llega hasta la superficie de la piel. Esto suele ocurrir normalmente cuando se rompen vasos sanguíneos pequeños, como los capilares. Puede darse por múltiples causas, aunque los más habituales aparecen por golpes más o menos intensos. Pero también por raspaduras o cuando nos realizamos una analítica de sangre.

¿Por qué hay que apretar después de sacar sangre?

Cuando nos sacan sangre, utilizan una aguja intravenosa, que alcanza las paredes de las venas y penetra en ellas para extraer su contenido. Al sacarla, el orificio generado puede provocar la difusión de sangre en el tejido subcutáneo. Como resultado, este se acumula y puede acabar dando lugar a un hematoma.

Cuanto más se deje fluir esa sangre, mayor será el hematoma. Sin embargo, si presionamos la herida de la aguja, evitaremos que esto ocurra. Básicamente, porque, como mucho, la sangre se acumulará en un punto, pero no se extenderá por el brazo. 

No es necesario estar mucho tiempo presionando. Lo de los cinco minutos es orientativo, no hay tiempos exactos. Sin embargo, si tenemos una coagulación adecuada, en ese tiempo la hemorragia ya se habrá detenido y podremos evitar el hematoma.

Eso sí, es importante presionar de forma constante y estacionaria. Es decir, no podemos mover los dedos en círculos mientras apretamos, pues en ese caso podríamos favorecer aún más que la sangre se extienda bajo la piel. 

En definitiva, si después de sacarte sangre presionas la herida el tiempo justo para alejarte del centro de salud, luego no te quejes si te sale un hematoma. Si nos dicen que presionemos durante unos cinco minutos no es por gusto, sino por nuestro bien.  

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