Mars Aguirre es una conocida creadora de contenido mexicana con un amplio número de seguidores en OnlyFans. Abrió su cuenta en octubre de 2020 porque le resultó, según sus propias palabras, “una excelente decisión financiera”. “Si el 0, 5 % de mi audiencia masculina en Instagram se suscribía, estaría ganando 4.000 USD mensuales”, explica a Hipertextual.
La ley mexicana permite a las creadoras como Aguirre vender imágenes pornográficas propias. Para ella, el peligro de tener OnlyFans en el país no está ahí. “La sociedad ya es otro tema”, afirma. En su opinión, es una paradoja. “Si el mundo dejara de sexualizar un par de pechos, dejaríamos de ser ‘putas’ pero también se nos acabaría el negocio”.
Aunque se siente segura de cara a sus seguidores, sí le preocupa la piratería dentro de la red social. Considera que su contenido no está lo suficientemente protegido por OnlyFans. “Somos los creadores quienes constantemente debemos apelar en distintas redes sociales y páginas de internet la distribución y piratería de nuestro contenido”.
Pamela Sánchez es una de las creadoras españolas más conocidas de OnlyFans. En su caso, fue la propia plataforma la que acudió a ella para que crease una cuenta. Una decisión con la que se muestra encantada. “Cuanto mejor hagas tu trabajo en los videos, más ganarás. Para mí no hay nada suficiente”. Al hablar sobre piratería, denuncia que las empresas más importantes “no aseguran esa protección”. Cree que lo peor es que otros se lucren con su imagen, pero lo considera “algo inevitable, hoy por hoy internet es un mundo muy grande”.
Las creadoras de OnlyFans, solas ante el peligro
Tal y como sospechan ambas creadoras, su contenido en OnlyFans es altamente vulnerable ante la piratería. Abel González, doctor en criminología, profesor en la UDIMA y especialista en prevención cibercriminológica, lo tiene claro: “Una vez que subimos algo, sea a la plataforma que sea, perdemos el control”.
Según este experto, la propia configuración del espacio digital dificulta enormemente la persecución de este tipo de delitos de piratería. Que, además, en muchos casos se encuentran aún sin legislar. Para González, podrían considerarse alegales a causa de la globalidad. “El ciberespacio realmente es un sitio global en el que las leyes no tienen la eficacia que deberían porque no existe ninguna legislación global”. En su opinión, se trata de un problema irresoluble “por la propia estructura que tiene el ciberespacio y la libertad que existe en internet”.
No solo no hay garantías de que el contenido en OnlyFans no se vaya a compartir con terceros, sino que la plataforma, en ese caso, tendría una responsabilidad muy limitada. Dentro de la Unión Europea se pueden perseguir este tipo de delitos mediante el Reglamento Europeo de Protección de Datos. Fuera de este marco legislativo, “la realidad en cuanto a esa persecución es que poco podríamos hacer”.
En México, la Ley Olimpia sanciona penalmente los delitos contra la intimidad sexual. Entre ellos, se recoge la distribución de contenido pornográfico de terceros sin su consentimiento. Pero la clave está en esa última parte. En opinión de González, una vez que tú has hecho público un contenido en OnlyFans estás solo ante el peligro, pues “quedaría al arbitrio del juez si considera que ese consentimiento para la difusión entra solo dentro de ese espacio”.
El dinero no compra la seguridad en OnlyFans
OnlyFans se dio a conocer masivamente a raíz de la pandemia debido a su contenido sexual. Según datos de la web Hubsite, actualmente, la red social está a punto de rebasar los 100 millones de usuarios. Solo en agosto de este año, la plataforma ha sido visitada por más de 278 millones de personas, con todos los ingresos que eso supone.
El propio Timothy Stokely, fundador de OnlyFans, presumió de gastarse en sus creadoras, pues son mujeres en un aplastante 97 %, la nada desdeñable cantidad de 200 millones de dólares mensuales. Al mismo tiempo que alardeaba de que su seguridad, y la de sus fans, era una prioridad para la empresa. Lamentablemente, la realidad se ha encargado de desmentir esta última declaración y demostrar los peligros de estar en OnlyFans.
La exigencia es elevada para alcanzar un mínimo de ingresos, de los cuales la plataforma se queda el 20 %. No obstante, la piratería en OnlyFans está a la orden del día y la red social no ofrece garantías a sus creadoras de que otras webs no vayan a lucrarse con su contenido. Además, el pasado año, la BBC demostró que la plataforma alojaba pornografía de menores. En su investigación, una niña declaraba haber sido explotada sexualmente desde los 13 años para generar contenido para la plataforma.
Julie Bindel, activista feminista contra la violencia sexual, denuncia en The Spectator que el precio de vender contenido sexual en internet es elevado. Afirma que muchas jóvenes le han contado cómo ver su contenido online las ha conducido a ataques de pánico, baja autoestima o, incluso, autolesiones. Y se pregunta: “¿Hay tanta diferencia entre pornografía y prostitución? ¿Es aquella más segura?”. No lo cree. “Es preocupantemente fácil para los hombres encontrar a una mujer”. Lo cierto es que muchos proxenetas acuden a redes como OnlyFans a encontrar víctimas de prostitución.
Peligro policial: arrestos a creadores de OnlyFans en Singapur
Bajo el alias Lucy Today en OnlyFans se encuentra una joven de Singapur que oculta su rostro por seguridad. Esta creadora, que ya compartía fotos íntimas gratuitamente en otras plataformas, pensó que sería buena idea lucrarse con ellas. Su cuenta en la red social le ha permitido complementar los ingresos que obtiene con su carrera en el mundo de las finanzas. “En OnlyFans gano el doble que en mi trabajo real, pero no es algo sostenible a largo plazo”.
Lucy también está preocupada por la piratería de su contenido, aunque considera que “OnlyFans hace un buen trabajo en los niveles básicos de protección”. No obstante, su mayor preocupación está en otros asuntos. En Singapur, el ilegal la posesión y/o distribución de contenido pornográfico. “Tener porno en tu ordenador es un crimen”, nos cuenta, “pero la policía solo lo persigue cuando a ellos les apetece”. En este país, el peligro de OnlyFans va más allá. “Si la ley se aplicase de forma estricta, probablemente el 90 % de nosotros seríamos arrestados”.
De hecho, eso fue precisamente lo que le sucedió a Titus Low hace algunos meses. Titus, creador de OnlyFans de tan solo 22 años y uno de los más famosos del país, fue arrestado en su hogar y se le imputaron cargos penales por compartir contenido pornográfico. Titus, en un vídeo de su canal de YouTube posterior a los hechos, declaró sentirse asustado y estresado por la situación. Finalmente, tras unas horas de encierro y el pago de una fianza, el creador quedó en libertad y actualmente se dedica a su contenido en otras redes sociales. No obstante, fue un duro golpe para un joven cuyos ingresos dependían exclusivamente de su cuenta en OnlyFans.
20 % ganancias, 0 % responsabilidad
Pero su detención también ha supuesto un impacto para la comunidad de creadores con la que OnlyFans cuenta en Singapur. “Después del arresto de Titus Low, muchos de nosotros estamos preocupados por nuestro futuro”, reconoce Lucy. En su caso, podría elegir abandonar la red social y dedicarse plenamente a su carrera financiera, aunque eso supondría una reducción drástica de sus ingresos. Sin embargo, sus imágenes ya están en internet. “Tengo miedo de que la policía me arreste”, nos confiesa.
Un miedo del que OnlyFans, la plataforma que les permite a todas estas creadoras y creadores compartir su contenido en Singapur, no va a hacerse cargo. La red social no tiene miramientos a la hora de lucrarse con el contenido sexual y la venta de los cuerpos de una aplastante mayoría de mujeres que buscan con sus perfiles llegar a fin de mes con un poco de dignidad. De hecho, la amenaza que realizó de eliminar el contenido sexual de su plataforma quedó rápidamente en papel mojado.
Sin embargo, cuando se trata de hacerse cargo de la seguridad de sus creadoras, OnlyFans ni está ni se la espera. Por desgracia para ellas, cuando la necesidad de ganar dinero apremia, las personas suelen asumir más riesgos. Una vez más, el mercado del sexo pone todo su peso sobre el eslabón más débil.