Algo menos de la mitad de las startups cuenta con una patente, concretamente el 42 %. Este dato se desprende del Mapa del Emprendimiento creado con los participantes del South Summit 2022. Es un mal dato. Sin esas patentes, sin esa innovación, la economía española –ni ninguna, en realidad– no va a ningún sitio. El cambio es el objetivo del nuevo encuentro Patents for Innovation (P4i), un punto de unión entre las empresas y la ciencia para mejorar la precaria innovación en el país.

Celebrado en Madrid, la primera edición de Patents for Innovation (P4i) quiere responder a una pregunta muy simple, pero realmente complicada de alcanzar: ¿cómo la ciencia –la de laboratorio– tiene que conquistar a las grandes compañías para encontrar esa revolución? De la mano del CSIC, hablando del mundo de la neurología, del ecosistema y del posible negocio que ahí se puede crear, los retos son muy profundos a día de hoy.

Especialmente por la parte del sector público, que está en horas bajas. Alberto Díaz, socio fundador de Beable Capital y partner de Patents for Innovation (P4i), lo explica a Hipertextual.

"La situación actual es preocupante en España y también en casi todos los países europeos. En España y Europa se acumulan anualmente cientos de millones de inversión en ciencia cuyos resultados no salen nunca de los grupos de investigación que los han generado. Esto genera una situación de debilidad de Europa en el contexto internacional, ya que los avances tecnológicos no llegan a las empresas ni a la sociedad".

La innovación como punto clave de la independencia tecnológica

Es un problema en un contexto en el que se está buscando la independencia tecnológica nacional y Europea. Es un proceso que lleva años siendo debatido a instancias del conjunto de los países miembro. ¿Cómo garantizar una economía europea fuerte si, a fin de cuentas, los puntos clave en innovación y tecnología son de origen estadounidense? En materia de ciberseguridad es algo que ya comentaban desde Tehtris, startup francesa del sector, a Hipertextual. En una guerra tecnológica, no podemos pasar de lado si todas nuestras infraestructuras están controladas por terceros.

Con todo, el problema de la innovación en España es que suele quedarse en los laboratorios. "Se nos da muy bien hacer papers, sí, pero prefiero hablar de co-creación de valor", ha explicado la rectora de la Universidad Autónoma de Madrid, Amaya Mendikoetxea, en el encuentro. ¿Cómo crear esto? Es el reto al que se enfrentan. Para Díaz, la clave está en la propia tecnología y en encontrar las piezas del puzzle que ponga en contacto al sector público y el privado.

Unas piezas complicadas de localizar. Estados Unidos y China tienen un incentivo básico: su eterna rivalidad que fomenta la innovación público-privada por encima de todo en su búsqueda de ocupar el primer puesto de potencias mundiales. Porque, recuerdan, el modelo de transferencia tecnológica ya existe, pero es totalmente ineficiente. "Hace falta poner orden en el sistema y aclarar qué papel ocupa cada uno", apunta Díaz.

Los retos y claves del problema

Por otro, que las universidades y centros de investigación aumenten la calidad de sus investigaciones y el fin último de las mismas. Por un lado, que el sector empresarial sea realista en sus decisiones y peticiones. También en su propia organización. El tejido empresarial español es relativamente pequeño en tamaño, con empresas de 5 o menos empleados de media y poca capacidad de innovación. "IBM y Samsung generan cada una más de 8.000 patentes al año, cifra que está a años luz del número de patentes que genera el sector público de I+D español", explica Díaz.

Para superar este problema, el primer paso ha sido la creación de un catálogo de más de 1.000 resultados de proyectos que puedan ser susceptibles de una trasferencia tecnológica. Es un pequeño paso, sin duda alguna. Uno que se inicia a partir de ahora para sacar mejor partido a todo lo que acontece en el sector de la innovación.

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