El programa Artemis de la NASA, diseñado para llevar al humano de nuevo a la Luna, va mucho más allá del cada vez más tardío lanzamiento del SLS. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio también planea instalar una base lunar para poder realizar las respectivas tareas de investigación. Podrían utilizar, además, un material que les evitarán muchos quebraderos de cabeza: ladrillos de polvo lunar impresos en 3D.

Estos ladrillos diseñados para la NASA, y desarrollados por un equipo del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de la universidad de Florida Central, están compuestos, en concreto, por regolito lunar, el nombre que reciben las pequeñas piedras y el polvo que se acumula en la superficie de la luna. Se emplea, además, la tecnología de chorro de aglutinación (BJT). Se trata de un método que consiste en mezclar un componente líquido, como agua salada, con el polvo lunar para así crear una capa lo suficientemente consistente que posteriormente pueda ser moldeada en forma de ladrillos a través de una impresora 3D.

“BJT es especialmente adecuado para materiales similares a la cerámica que son difíciles de fundir con un láser. Por lo tanto, tiene un gran potencial para la fabricación extraterrestre a base de regolitos de una manera sostenible para producir piezas, componentes y estructuras de construcción”.

Destaca Ranajay Ghosh, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de la UCF.

Los ladrillos lunares deben someterse a temperaturas de más de 1.000 grados

NASA Ladrillos polvo lunar

Estos ladrillos, sin embargo, tienen un pequeño inconveniente: son demasiado débiles. Para aumentar su resistencia, la NASA tendría que someterlos a un proceso de horneado a temperaturas de hasta 1200 grados centígrados. Cuando se completa este proceso, los ladrillos impresos en 3D y fabricados a base de piedra lunar pueden soportar una presión de hasta 250 millones de veces la atmósfera terrestre.

El uso de estos ladrillos podría ayudar a la NASA a evitar los tediosos traslados de material de la tierra a la Luna. Traslados que, si bien son posibles a través de lanzaderas, pueden hacer que la construcción de la base tarde mucho más en realizarse. Puede ser útil, además, para construir bases en otros planetas.

“Cuanto más desarrollemos técnicas que utilicen la abundancia de regolitos, más capacidad tendremos para establecer y expandir campamentos base en la luna, Marte y otros planetas en el futuro”.

El Gateway y los otros planes de la NASA dentro del programa Artemis

Getaway NASA

La NASA también tiene otro proyecto en marcha en su programa Artemis: el futuro lanzamiento del Getaway, una estación espacial lunar que, tal y como ha comentado la propia administración, “ayudará a los científicos a comprender cómo planificar el clima espacial impredecible producido por el Sol y los rayos cósmicos galácticos”.

Esta estación, además, estará compuesta por tres instrumentos principales. Por un lado, el HERMES (Heliophysics Environmental and Radiation Measurement Experiment Suite), desarrollado por la NASA. Por otro, el ERSA, o European Radiation Sensors Array, y el Internal Dosimeter Array (IDA), que son fruto del trabajo de la ESA. Todos ellos permitirán a los científicos estudiar el clima espacial y, de este modo, conocer de una manera más precisa los riesgos que supondría la radiación.

Se espera que el Getaway se lance en 2024 gracias al SLS, el mega cohete de la NASA cuyo lanzamiento continúa retrasándose a causa de múltiples problemas técnicos. Uno de ellos, curiosamente, debido a un sensor que no medía correctamente la temperatura del motor. Se espera, eso sí, que en noviembre despegue por primera vez.

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