El último Informe Planeta Vivo del WWF señalaba que las poblaciones de vida silvestre están cayendo a un ritmo vertiginoso y que nosotros podríamos ir detrás. Como especie, nos sentimos invencibles; pero, por mucho que a veces nos cueste reconocerlo, somos una más y tenemos a nuestro alrededor el ejemplo de lo que nos podría pasar. Ahora bien, ¿y si también tuviéramos un ejemplo de lo que nos podría pasar como planeta? ¿Y si otros planetas, como Marte, hubiesen tenido vida, y esta hubiese desaparecido por culpa del cambio climático?

Es la conclusión de un estudio publicado recientemente en Nature Astronomy por un equipo de científicos procedentes de varios centros de investigación franceses y estadounidenses. En él, se lanza la hipótesis de que Marte pudo tener en el pasado las condiciones idóneas para albergar vida, pero que estas pudieron alterarse por un cambio en su clima.

Lógicamente, esto no quiere decir que fuese vida similar a la de aquí en la Tierra. Nada de hombrecitos verdes. Y, por lo tanto, tampoco quiere decir que fuese esa vida la que propició el cambio climático, como estamos haciendo nosotros. Lo único que debemos tener en cuenta es que los cambios en el clima pueden alterar notablemente la capacidad de un planeta para albergar vida. Precisamente por eso, no deberíamos jugárnosla tanto con el nuestro.

El cambio climático que pudo acabar con la vida en Marte

Antes de empezar a desgranar la investigación de estos científicos es importante remarcar que es una hipótesis. No es para nada seguro que en el pasado hubiese vida en Marte y que un cambio climático terminara con ella. Ahora bien, las conclusiones de su estudio son bastante interesantes para seguir ahondando en ellas.

Según su estudio, basado en modelos computacionales, hace unos 4 billones de años, la atmósfera de Marte era mucho más densa que la actual. Además, la temperatura sería más baja que la que actualmente tiene la Tierra. Pero no tan baja como la que se mide hoy en el planeta rojo. Estaría ligeramente por encima del punto de congelación del agua, por lo que podría encontrarse en estado líquido.

Su superficie estaría compuesta por regolito poroso, saturado de salmuera, dando lugar a un ambiente en el que los microbios podrían proliferar protegidos de las radiaciones cósmicas. Así, se calcula que la cantidad de biomasa en Marte podría haber sido equivalente a la del océano primitivo de la Tierra.

Lamentablemente, los modelos que más cuadran con los datos extraídos de Marte muestran que esos microorganismos podrían consumir mayoritariamente hidrógeno y dióxido de carbono, como fuente de energía, produciendo a su vez metano. Y ese metano se acumularía cada vez más en el ambiente, produciendo un adelgazamiento de la atmósfera y, a su vez, un enfriamiento de las temperaturas globales que impediría que pudiese seguir existiendo vida.

Es solo una hipótesis, pero tiene sentido. Y es curioso, porque sería la propia vida de Marte, compuesta por los microbios marcianos, la que habría dado lugar a ese cambio climático. La gran diferencia con la Tierra es que aquellos microbios no habrían sido conscientes de las consecuencias de sus actos. Los seres humanos sí que lo somos y, aun así, no ponemos medidas para evitar el cambio climático. Si Marte es un espejo en el que mirarnos, nos muestra que estamos haciendo muy mal las cosas.