Algunas personas pueden pasar décadas encarceladas injustamente hasta que la casualidad más aleatoria les da la clave para demostrar su inocencia. Es, por ejemplo, el caso de John Galvan, un hombre que, tras 35 años entre rejas por un asesinato que no cometió, pudo salir en libertad gracias a un episodio repetido de los Cazadores de Mitos que vio casualmente en la televisión de la cárcel.

Básicamente, en su momento se le acusó de provocar un incendio en el que murieron dos personas. Se consideró que había sido una pelea de bandas y, dado que hubo varios vecinos que declararon en su contra, apenas hubo lugar a las dudas sobre su autoría. Además, por si fuera poco, tanto él como los otros acusados firmaron una declaración en la que se reconocían como autores del delito. Más tarde aseguraron que lo hicieron bajo coacción, pero no se dio credibilidad a sus palabras.

Pero, más tarde, los Cazadores de Mitos demostraron que, en realidad, Galvan no pudo formar parte del asesinato. Básicamente, porque la forma en la que aseguró haber provocado el incendio es prácticamente imposible. Un clásico del cine, sí, pero no de la vida real. 

Así sucedió el asesinato

Todo ocurrió en 1986. Un incendio en Chicago provocó la muerte de dos hermanos y dejó heridos a otros dos. Los supervivientes acusaron a una vecina, ya que el hermano de esta había muerto a mano de una banda callejera con la que se les relacionaba a ellos. Además, ella misma había asegurado que tomaría represalias por el crimen.

Sin embargo, cuando esta fue interrogada, apuntó a otros tres vecinos. Entre ellos se encontraba John Galvan, que por aquel entonces tenía solo 18 años. Aquel día había dormido en casa de su abuela y no tenía más coartada, por lo que no se le dio suficiente credibilidad.

Tras los interrogatorios, tanto él como sus compañeros acabaron reconociendo que habían cometido el asesinato al lanzar un cóctel molotov por el interior de la ventana. Todo parecía claro y los tres fueron llevados a prisión, pero después se desdijeron de sus palabras. Dos de ellos, entre los que se encontraba Galvan, aseguraron que se les coaccionó mediante abuso físico y falsas promesas de dejarles volver a casa si confesaban. El tercero, en cambio, aseguró que estaba demasiado borracho para que su declaración se tomara en cuenta. No se tomó en serio a ninguno de ellos y, durante décadas, sus abogados no lograron demostrar su inocencia. 

'Cazadores de mitos' al rescate

En 2007, John Galvan estaba viendo la televisión un día cualquiera de los muchos que llevaba en prisión cuando algo llamó su atención. Era un capítulo de los Cazadores de Mitos que se había emitido inicialmente en 2005. Podría haberle pasado desapercibido si no fuera porque, en él, sus presentadores demostraban que encender un charco de gasolina con un cigarrillo, como se suele ver en el cine, es prácticamente imposible.

Probaban varias opciones, como rociarlo directamente con gasolina o aumentar la temperatura del cigarrillo imitando la succión natural de un fumador. De ningún modo se consiguió. 

Si él se mostró tan impactado fue porque, durante su falsa declaración, explicó que había encendido el combustible vertido por el cóctel molotov con un cigarrillo. Fue lo primero que le pasó por la mente; pero, efectivamente, parecía que no tenía sentido.

En cuanto pudo, el hombre se puso en contacto con su abogada, que casualmente había visto también el programa. Comenzó a investigar y descubrió que un equipo independiente de científicos había investigado ese mismo tema. Habían llegado a la conclusión de que encender la gasolina con un cigarrillo es prácticamente imposible porque la gasolina tiene un contacto limitado con la parte más caliente y brillante de la ceniza. Según los datos de termografía de rayos X, esta se encuentra en una parte muy localizada, por lo que no es tan sencillo.

Quizás este experimento de los Cazadores de Mitos no habría sido suficiente por sí solo para demostrar la inocencia de Galvan. No obstante, su abogada llevaba tiempo recopilando otras pruebas, como el testimonio de otros presos que aseguraron haber sido coaccionados físicamente y con mentiras por los mismos agentes que le interrogaron a él.

Con todo esto, se pudo reescribir la estrategia de defensa y finalmente Galvan recibió la exoneración por el asesinato en julio de 2022. Han sido muchos años de privación de la libertad por un delito que no cometió. Ahora tendrá que decidir si toma medidas al respecto. Lo que está claro es que, gracias a la ciencia, tuvo una oportunidad más de salir de aquel infierno que se inició cuando tenía solo 18 años. Y gracias a los Cazadores de Mitos, por supuesto.  

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