Uno de los capítulos emblemáticos de Los Simpson es Deep Space Homer, que se estrenó en febrero de 1994 como parte de la quinta temporada de la serie animada de FOX. En el mismo, Homer se vuelve astronauta y desata el caos en el espacio al contrabandear un paquete de papas fritas y arruinar los sistemas de la nave tras una infortunada "danza gastronómica" en gravedad cero. Situación que, por ridícula que parezca, guarda cierta similitud con un suceso de la vida real protagonizado por los astronautas del Gemini III, de 1965.

Dicha misión se considera una pieza fundamental del éxito de la carrera espacial de Estados Unidos. Al fin y al cabo, Gemini III no solo fue la primera de su programa en contar con dos tripulantes, sino que también sirvió para probar varias funciones esenciales de las naves que allanaron el camino para las misiones Apolo. Entre ellas, las maniobras de acoplamiento y el uso de propulsores para cambiar el tamaño y la forma de su propia órbita. Sin embargo, también ha quedado enmarcada en la historia por registrar el primer caso de contrabando de comida en el espacio.

John Young, uno de los pilotos del Gemini III, ingresó a la nave con un sándwich de carne enlatada escondido en su traje de astronauta. Hasta allí, no parece nada demasiado escandaloso. Pero el caso se volvió público rápidamente y le valió una reprimenda tanto a Young como a Gus Grissom, el comandante de la misión.

Gemini III y el primer caso registrado de contrabando gastronómico espacial

Contrabando | Gemini III
Lo creas o no, Homer Simpson no fue el primer astronauta en contrabandear comida en el espacio.

Lo curioso es que la NASA sí había dotado a Gemini III con comida aprobada para sobrellevar las casi cinco horas de misión. Sin embargo, el menú no era demasiado apetitoso, puesto que consistía de alimentos fraccionados en cubos recubiertos de gel para evitar que posibles migajas afectaran los instrumentos de la nave. De hecho, uno de los objetivos del vuelo era probar una nueva variedad de alimentos especialmente empaquetados.

Pero la comida deshidratada no despertaba pasiones en los astronautas. El propio Gus Grissom reconoció haberse quejado más de una vez de lo que les entregaban los nutricionistas de la NASA. Por ello, fue toda una sorpresa cuando John Young sacó el sándwich de carne de su bolsillo y le ofreció una porción. "Estaba concentrado en el desempeño de nuestra nave espacial, cuando de repente John me preguntó: '¿Le apetece un sándwich de carne en conserva, capitán?' Si hubiera podido caerme del sofá, lo habría hecho. Efectivamente, estaba sosteniendo un sándwich de carne enlatada real", explicó el comandante años más tarde.

La misión Gemini III. Foto: NASA.

De todos modos, el deleite duró poco. Después de algunos mordiscos, el pan de centeno comenzó a desprender migajas que flotaban por la cabina. Por ello, Young volvió a guardar el sándwich sobrante en el bolsillo de su traje espacial. Pero la situación no pasó desapercibida para los ingenieros de la NASA, quienes al retorno de la Gemini III informaron que los pequeños trozos de pan podrían haber atascado los sistemas electrónicos. Y el llamado de atención no se hizo esperar:

"Después del vuelo, nuestros superiores en la NASA nos informaron en términos inequívocos que los sándwiches de carne enlatada no aprobados estaban descartados para futuras misiones espaciales".

Gus Grissom, comandante del Gemini III.

Una historia curiosa, sin dudas. De las tantas que han quedado de los primeros años de la frenética carrera por alcanzar la Luna.

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