El carbón activo tuvo un gran boom hace unos años, cuando multitud de influencers comenzaron a subir fotos de todo tipo de platos, negros como el azabache, asegurando que tenían muchísimas propiedades detoxificantes. Expertos en química y nutrición se lanzaron a desmentir, tanto que este ingrediente fuese la panacea como que realmente necesitemos detoxificar nada. Y lo cierto es que parece que funcionó, pues la moda acabó cayendo en desuso. Pero aún vuelve una vez al año, con los productos negros publicitados por algunas empresas como plato especial de Halloween. 

Desde helados hasta hamburguesas o galletas, todo vale. Un poquito de carbón activo en la mezcla y, voila, obtenemos un terrorífico plato de Halloween. La situación ya no es tan grave, pues se trata de un consumo puntual. Aun así, hay quien sigue advirtiendo que este negro ingrediente no solo no es beneficioso, sino que puede ser bastante perjudicial.

Se habla, por ejemplo, de cómo puede reducir el efecto de ciertos fármacos, como los anticonceptivos u otros medicamentos para enfermedades crónicas. Además, puede afectar directamente a la salud, causando estreñimiento. Ahora bien, ¿significa eso que no podemos degustar una hamburguesa de Halloween una vez al año? Para contestar, hay que empezar por el principio.

¿Qué es el carbón activo?

El carbón activo, o carbón activado, es un material carbonáceo con una alta porosidad interna, que le convierte en un maravilloso adsorbente. Es decir, tiene la capacidad de adherirse a todo tipo de sustancias y arrastrarlas con él. Por ese motivo, se usa, por ejemplo, para limpiar aguas residuales, o en medicina, para tratar intoxicaciones.

Esa capacidad para adherirse a venenos o toxinas es lo que llevó erróneamente al boom del carbón activo como detoxificante. Este tipo de modas surgieron de una idea errónea todavía vigente de que nuestro cuerpo necesita desintoxicarse regularmente. Este es un error; ya que, salvo que nos hayamos envenenado de alguna manera, no hay toxinas en nuestro organismo. Y, si las hubiera, son nuestros riñones y nuestro hígado los que se encargaría de limpiarlas. Si estos no dan abasto, ya entrarían en juego adsorbentes como el carbón activo. Pero, insistimos, solo ante una intoxicación.

¿Cómo afecta a los alimentos?

Ya hemos visto que el consumo de carbón activo solo es aconsejable si nos hemos intoxicado. Por eso, si lo añadimos a los alimentos sin que sea necesario, seguirá llevando a cabo su función y eso no es nada bueno.

Por un lado, del mismo modo que se adhiere a las toxinas y las arrastra con él, también puede aferrarse a algunos nutrientes de los alimentos, restándoles su valor nutricional original. Además, los fármacos que se estén tomando deliberadamente se comportan como toxinas ante el carbón activo, por lo que este también se adheriría a ellos, provocando que pierdan eficacia.

Si es un paracetamol para el dolor, esto no es especialmente grave. Pero si es un anticonceptivo, por ejemplo, puede suponer un embarazo. Y si es un fármaco para una enfermedad crónica grave, también puede dar problemas. Además, si se trata de antibióticos, al restarles eficacia, se pueden propiciar las resistencias, aunque esto, si solo puntualmente, como en Halloween, no sería demasiado grave.

Y es que eso es algo que debemos tener en cuenta también: la dosis. Generalmente, los restaurantes que añaden carbón activo a sus platos, no informan al consumidor de la cantidad de este ingrediente que contienen. Pero no suele ser mucho, ya que basta con un poco para dar el color negro. Para desintoxicar, la dosis en adultos suele ser de 25-100 g o 1-2 g/kg. Por lo tanto, si está muy por debajo de esa cantidad, podríamos considerar que no afectará a los fármacos que estemos tomando.

Aun así, no sabemos exactamente cuánto es. Por eso, si estamos tomando un fármaco muy importante, está claro que lo mejor es que no nos la juguemos. Además, hay que prestar especial atención a los niños, en los que una dosis más baja ya podría adherirse a sustancias que no deseamos que se eliminen.

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Estreñimiento de Halloween

Finalmente, el carbón activo puede provocar problemas intestinales. Y es que, si adsorbe muchas sustancias en su paso al intestino, estas pueden acumularse, complicando su eliminación. Esto podría empezar como un simple estreñimiento, pero en los casos más graves podría dar lugar a una obstrucción intestinal más complicada.

De nuevo, a dosis bajas no tendría por qué pasar; pero, aun así, es importante tener cuidado y no abusar. Y es que, en definitiva, tomar alimentos con carbón activo puntualmente en Halloween no es tan grave como hacerlo regularmente por unos supuestos beneficios que no existen. Aun así, ante la duda, sobre todo si hay factores de riesgo, lo mejor es prescindir de su consumo. Tampoco queremos pasarnos de terroríficos. 

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