El sábado, 3 de septiembre, Artemis tuvo su segundo intento para partir rumbo a la Luna, pero de nuevo se quedó en tierra. Ni siquiera hubo que esperar a que se abriese la ventana de lanzamiento, pues una fuga de combustible hizo imposible seguir adelante. Todo esto puede parecer extraño. Si ya viajamos a la Luna en 1969, ¿por qué esta vez está costando tanto? ¿Significa eso que lo de entonces fue mentira, como afirman algunos negacionistas?
Estas son preguntas que pueden surgirnos. Sin embargo, para poder contestarlas hay que partir de la base de que el programa Apolo y el Artemis no son comparables. Hacer avanzar el primer coche a motor fue mucho más complicado que tirar por primera vez de un carro. Sin embargo, ahora que el coche está perfeccionado, nadie querría ir a trabajar o salir de vacaciones a bordo de un carro.
Pero no es lo único en lo que debemos pensar. Artemis conlleva dispositivos mucho más sofisticados, sí; pero, además, el Apolo 11 no fue el primer intento de la NASA por llegar a la Luna. Antes de eso hubo otros muchos intentos fallidos. Por suerte, no se perdieron vidas humanas y eso precisamente es lo que se intenta también con esta nueva versión mejorada.
Los países que han llegado a la Luna
Aterrizar en la Luna no es fácil. Solo la NASA ha logrado llevar a los humanos a nuestro satélite. Pero, además, son muy pocas las agencias espaciales que han logrado aterrizar allí, aunque haya sido con naves sin tripular.
La Unión Soviética fue el primer país que logró poner un objeto de construcción humana sobre la Luna. Lo hizo en 1959, adelantando a la NASA, que 10 años después fue un paso más allá con el primer aterrizaje de humanos en nuestro satélite.
También China ha viajado varias veces a la Luna. De hecho, a través del programa Chang’e ha logrado hitos como hacer germinar una semilla en territorio selenita o aterrizar en la cara oculta del satélite.
Sin embargo, el primer país asiático que puso un objeto sobre la Luna fue Japón. Ocurrió en 1990, con la sonda Hiten. Desde entonces han enviado algunos otros objetos, aunque solo se han quedado orbitando alrededor de la Luna.
Y, para terminar, no podemos olvidarnos de la India, ya que su agencia espacial también logró aterrizar un objeto en la Luna: el impactador de su satélite Chandrayaan-1.
Misiones que fracasaron mucho antes de Artemis
Los dos intentos de Artemis para llegar a la Luna han fracasado. No obstante, eso no quiero decir que Artemis, como programa, vaya a desaparecer. Simplemente los científicos están siendo cautelosos para no perder el cohete SLS y la cápsula Orión en la primera fase de la misión.
Con el Apolo 11 la cápsula y el cohete realizaron su trabajo sin problemas, pero también hubo muchos intentos fallidos previos.
Uno de los primeros ocurrió en 1958, cuando Estados Unidos intentó lanzar un satélite para orbitar la Luna. El intento fue un fracaso, pues el cohete estalló 73 segundos después del lanzamiento. Se trató de hacer lo mismo hasta tres veces más, pero todas terminaban con el mismo resultado. Fue necesario esperar hasta un año después para lograr el éxito.
Casi paralelamente, la Unión Soviética comenzó a estudiar la forma de impactar deliberadamente una nave en la Luna. Los primeros intentos fueron un fracaso, por el estallido del cohete poco después del lanzamiento, y hubo que esperar también un año para lograrlo.
Una vez que los dos países con una carrera espacial más potente consiguieron este hito, parecía que todo sería más sencillo. Pero no fue así. La NASA aprovechó la década de los 60 para poner en marcha el programa Ranger. Este consistía en enviar sondas que estudiarían la Luna y luego se estrellarían deliberadamente contra ella. El problema es que las 6 primeras fracasaron por causas diferentes. La buena noticia es que las tres últimas sí que alcanzaron el éxito.
Después, ya con la vista puesta en el envío de humanos a la Luna, se pusieron en marcha las misiones Surveyor, de la NASA. Fueron 7 misiones en total, pero dos de ellas fueron canceladas, después de que en una fallara un motor y en otra se perdieran las comunicaciones con la Tierra.
Pero los viajes tripulados no eran solo el deseo de Estados Unidos. La Unión Soviética también soñaba con lo mismo, por lo que en 1968 lanzaron la nave Zond 6 a hacer un sobrevuelo que serviría para obtener información necesaria de cara a esa hazaña tan ansiada. Desgraciadamente, hubo varios problemas, que incluyeron el despliegue erróneo de una de sus antenas y la despresurización de la nave. Por todo esto, si hubiese ido a bordo algún ser humano, hubiese perecido en el intento.
Aciertos y fracasos del Apolo
Del mismo modo que se está haciendo con Artemis, las misiones Apolo también tuvieron algunos ensayos antes de enviar humanos a la Luna. En primer lugar, se llevaron a cabo tres vuelos no tripulados, destinados a analizar la idoneidad del vehículo del lanzamiento y el módulo de mando. Además, se realizaron pruebas de operatividad y seguridad para la futura tripulación de las misiones. Estos primeros pasos sin tripular fueron los de las misiones Apolo 4, Apolo 5 y Apolo 6, y serían equivalentes a esta primera misión de Artemis que ya se ha cancelado dos veces.
Después, el Apolo 7 realizó un vuelto tripulado para analizar el rendimiento del módulo de mando. No obstante, no se llegó a orbitar la Luna. Eso lo hizo el Apolo 8, con una misión equivalente a la que se pretende llevar a cabo con Artemis en 2024. Luego, el Apolo 9 realizó en la órbita terrestre baja un simulacro de las que serían las maniobras necesarias para aterrizar en la Luna, dejando paso al Apolo 10, que realizó la misión casi completa, a excepción del descenso al satélite. De esto se encargó el Apolo 11 y eso ya es historia.
Desde entonces, la Luna se estudió a fondo gracias a otras cinco misiones Apolo. Deberían haber sido 6, pero el Apolo 13 tuvo que abortar por la ruptura de un tanque de oxígeno del módulo de servicio dos días después de la misión. Afortunadamente, no hubo que lamentar la pérdida de ninguno de sus tripulantes.
Cabe destacar que, si bien no hubo muertes en ninguna de las misiones oficiales, sí que las hubo en un entrenamiento rutinario, antes del lanzamiento de lo que hoy en día se conoce como el Apolo 1. Ocurrió en enero de 1967, cuando los astronautas Gus Grissom, Ed White y Roger Chaffee quedaron encerrados durante un incendio en la cápsula en la que un mes más tarde habrían tenido que realizar una prueba orbital en la órbita baja terrestre.
¿Qué pasa con Artemis?
Viajar a la Luna no es fácil. La humanidad habría llegado hasta allí muchas más veces si lo fuera. Pero eso no quiere decir que lo que lograron las misiones Apolo sea una farsa. Lo hicieron tras muchos ensayos, unos exitosos y otros fallidos.
Desde entonces, ha habido muchos cambios en la carrera espacial. Para empezar, si cada país sigue teniendo sus propios objetivos y ambiciones, se ha descubierto la importancia de unir fuerzas. Por eso, el programa Artemis es una colaboración internacional, formada por un gran número de agencias espaciales.
Además, los avances en tecnología espacial han sido brutales en estas décadas. Disponemos de mejores naves y mejores cohetes. No hay más que ver las características del SLS, el cohete más potente que se ha creado jamás. Pero precisamente esa sofisticación requiere mucho mantenimiento. Hay que tener muchísimos factores en cuenta antes de lanzar al espacio estas obras de arte de la ingeniería. Cuando salgan lo harán con muchísimas garantías, pero primero deben ponerse a punto. Por desgracia, un sensor averiado y algunas fugas de combustible han hecho necesario esperar un poco más.
De hecho, si bien el siguiente intento habría sido este 5 de septiembre por la apertura de una nueva ventana de lanzamiento, los científicos de Artemis han decidido esperar más. Primero estudiarán a fondo el cohete en la propia plataforma de lanzamiento y luego contemplarán si es necesario devolverlo al edificio de ensamblaje para un mantenimiento más exhaustivo. Es por esto que, según un comunicado de la NASA, lo más probable es que no tengamos ese tercer intento hasta finales de octubre. Si el refrán se cumple, será el definitivo. Ahora toca tener paciencia. Después de 50 años, ¿qué más da esperar un poco más?