En el cuarto capítulo de La Casa del Dragón, la princesa Rhaenyra profundiza en su sexualidad después de una lujuriosa incursión fuera del palacio con su tío Daemon. A pesar de los disfraces que ambos usan para disimular, lo ocurrido no escapa a los ojos de los pajaritos de la Mano del Rey, por lo que Viserys no tarda en enterarse. Enfadado, repudia a su hermano y hace llegar a su hija una infusión en manos del Gran Maestre Mellos. Este no le dice de qué se trata, solo menciona que es un té de parte del rey. Pero está claro que se trata del té de la Luna, una infusión abortiva que forma parte del mundo creado por George R. R. Martin en su saga Canción de Hielo y Fuego.

Concretamente, la receta de esta infusión se describe en Tormenta de Espadas. La encargada de hacerlo es Lysa Arryn, quien cuenta que su padre se la dio después de su encuentro amoroso con Meñique, sin saber ella de qué se trataba. Según relata, el té de la Luna lleva flor de tanaceto, menta, ajenjo, una cucharada de miel y una gota de menta poleo. 

La receta es ficticia. Sin embargo, al igual que otras muchas cuestiones médicas de La Casa del Dragón, tiene cierta veracidad histórica. De hecho, muchos de sus ingredientes se usaron en el pasado para realizar infusiones abortivas. Tanto el tanaceto como el ajenjo o el aceite de poleo se consideran ingredientes para este tipo de preparados. A día de hoy sería una brutalidad provocar un aborto con ellas, ya que las consecuencias pueden ser terribles. Por ejemplo, la cantidad de aceite de poleo que puede causar un aborto, a través de la contracción uterina, también puede acabar con la vida de la embarazada. Hoy en día existen opciones mucho más seguras, aunque desgraciadamente ilegales en demasiados países. Pero, volviendo a la época en la que no existían esas opciones, ¿qué más infusiones abortivas había?

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La píldora del día después de la antigüedad

En el pasado, si alguien quería abortar, generalmente tenía que recurrir a hierbas con propiedades estrogénicas, que podían, entre otros síntomas, causar un aborto.

Una de las más comunes, aunque no por mucho tiempo, fue el silfio, conocido también como laserpicio por los romanos. Era una planta muy codiciada por sus múltiples usos, que iban desde el condimento en alimentación hasta la medicina y la perfumería, pasando por su utilización como afrodisiaco. En el caso de la medicina, según Plinio el Viejo, en la antigüedad se usaba para tratar el dolor de garganta, la tos, la fiebre, las verrugas o la indigestión. Y también como anticonceptivo o abortivo. De hecho, era una especie de píldora del día después, pues muchas mujeres la tomaban después de tener relaciones sexuales para evitar el embarazo.

Tal era la fama de esta planta, que desde que comenzó a usarse de una forma más extendida solo duró unos pocos siglos. Después, desapareció misteriosamente. En realidad, no es tan raro. En el siglo I dC solo crecía en las inmediaciones de la ciudad de Cirene, ubicada en la actual Libia. Se intentó cultivar en repetidas ocasiones, pero nadie lo consiguió, así que solo podía obtenerse de forma silvestre. Por eso, su cosecha estaba muy controlada por las autoridades de la época, aunque había mucho mercado negro que pasaba desapercibido a las autoridades.

Quizás fue ese el motivo por el que desapareció. No obstante, hay quien piensa que hoy en día podría seguir creciendo en algún lugar de Libia. El problema es que no se sabe exactamente cómo era. Hay algunas descripciones, e incluso se conservan dibujos de la planta, ya que su importancia era tal que se encontraba grabada en el anverso de las monedas acuñadas en Cirene. Pero, aun así, es difícil saber con exactitud sus características, por lo que no se puede asegurar ni que aún exista ni que se extinguiera por completo.

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Otras infusiones abortivas

Existen infinidad de plantas cuyas propiedades abortivas se han usado en el pasado para preparar infusiones. 

No es solo el caso del silfio o de los ingredientes del té de la Luna de La Casa del Dragón. Históricamente, también se usó de una forma muy extendida la ruda. Este es un género de arbustos que contienen sustancias capaces de estimular los músculos del útero para rechazar cualquier posible embrión que se estuviese formando. 

También el perejil se ha usado históricamente para provocar abortos. Si bien en las dosis pequeñas que se usan con fines alimentarios no supone un problema, sí que puede finalizar un embarazo en cantidades mayores. Por eso, en el pasado se preparaban infusiones abortivas con él entre sus ingredientes. 

En Latinoamérica se ha usado durante siglos el lapacho rosado (Handroanthus impetiginosus). Esta es una planta abortiva a dosis muy reducidas, por lo que no tiene un consumo seguro para embarazadas, como sí tendría el perejil.

Lamentablemente, muchas de estas infusiones abortivas no son cosa del pasado. La ilegalidad del aborto en algunos países, así como el tabú que sigue suponiendo incluso en aquellos en los que no está penado, lleva a muchas mujeres a intentar finalizar sus embarazos como se solía hacer muchos siglos atrás. El problema es que, por muy naturales que sean estos métodos, no son para nada seguros. Por un lado, puede que no terminen correctamente con el embarazo y, por otro, pueden causar hemorragias y otras complicaciones que pondrían en peligro la vida de la embarazada. 

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En el cuarto capítulo de La Casa del Dragón, Rhaenyra acaba de tener relaciones sexuales. Realmente no lo ha hecho con su tío Daemon, como cree su padre, sino con sir Criston Cole, de la Guardia Real. Sea como sea, todo ha sido reciente, por lo que la infusión que le da el maestre, más que como abortiva, actuaría como anticonceptivo de emergencia. Algo así como una píldora del día después. Por lo tanto, sería una especie de silfio. Solo nos queda saber si funcionará, pero para eso tendremos que esperar a los siguientes capítulos. 

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