Los dragones no existen. Una vez con esto claro, también hay que reconocer que La Casa del dragón no es solo fantasía. En esta nueva serie de HBO Max se representa a la perfección cómo se puede corromper el ser humano por el poder. E incluso se pueden ver algunos asuntos médicos de lo más realistas. Si ya vimos con un excesivo lujo de detalles cómo podrían haber sido las primeras cesáreas, en este segundo capítulo observamos un tratamiento muy común en el pasado y, curiosamente, aún hoy en día: la limpieza de heridas con gusanos.

El rey Viserys se ha hecho una herida en el dedo con los salientes del trono de hierro y no hay manera de curarla. Ya lo han probado todo, pero no consiguen que cicatrice. Por eso, en esta segunda entrega prueban con algo bastante asqueroso. Se puede ver cómo el maestre hace al monarca introducir la mano herida en un recipiente con gusanos. Así, mientras él sigue discutiendo asuntos de estado, estos pequeños animalitos van mordisqueando y limpiando la carne afectada.

Posiblemente esa herida siga dando que hablar en próximos capítulos de La Casa del Dragón. Pero tendremos que esperar para saberlo. Mientras tanto, veamos qué tiene de real eso de limpiar heridas con gusanos.

La Casa del Dragón es la nueva serie del universo de Juego de Tronos

La curación de heridas con gusanos a través de la historia

La Casa del Dragón no es la única serie con tintes históricos en la que se describe la curación de heridas con gusanos. Por ejemplo, la escritora estadounidense Diana Gabaldon también lo relató en Outlander, la saga de libros que más tarde fueron convertidos en serie. 

En la vida real se ha realizado desde la antigüedad, especialmente en entornos bélicos. De hecho, se cuenta que los soldados del Ejército de Napoleón usaban larvas para limpiar sus heridas. No obstante, fue durante la Primera Guerra Mundial cuando comenzó a realizarse de una forma más controlada. En aquella época, un médico estadounidense, William Baer, notó que los soldados cuyas heridas se infestaban naturalmente con gusanos mostraban una menor inflamación que otros compañeros. Era como si los gusanos, más allá de complicar la situación, la mejoraran. Comprobó que se debía a que se comían la carne muerta antes de que la putrefacción de la herida se extendiera. Por eso, comenzó a usar larvas de forma controlada. 

No obstante, la llegada de la penicilina en la década de los 40 dejó a un lado esta terapia. Si durante la Primera Guerra Mundial se había convertido en un tratamiento bastante habitual, en la segunda ya se encontraba en completo desuso. Pero todo en la vida vuelve y los gusanos para curar heridas no iban a ser menos.

En los años 90, al detectarse las primeras bacterias resistentes a antibióticos, algunos médicos volvieron a usarla. Incluso la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de los Estados Unidos autorizó el uso de larvas de mosca común verde botella para tratar ciertas dolencias.

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La terapia en la actualidad, más allá de ‘La casa del dragón’

Del mismo modo que hace el maestre con el rey Viserys en La Casa del Dragón, la terapia con larvas aún se usa en la actualidad, aunque de una forma mucho menos extendida. Y también más controlada.

Si se empezó a usar en un entorno más médico y científico, fue gracias al estudio llevado a cabo en 2012 por Gwendoly Cazander, de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos. Esta científica tomó muestras de las secreciones de larvas de mosca previamente desinfectadas y las puso en contacto con muestras de sangre humana de diferentes donantes. A continuación, midió los niveles de proteínas del complemento, que se usan habitualmente como marcador de inflamación. En consonancia con lo observado por Baer durante la Primera Guerra Mundial, las muestras tratadas con las secreciones de los gusanos mostraron menos signos de inflamación.

Previamente, otros científicos ya habían publicado estudios en los que mostraban la eficacia de la técnica, por ejemplo en intervenciones ortopédicas. Y posteriormente se han mostrado resultados positivos en su uso para el tratamiento de úlceras crónicas o del pie diabético.

Sin embargo, es un método que generalmente se usa en casos muy concretos y solo como último recurso. Cabe destacar que no es igual de efectivo con todo tipo de heridas. Por ejemplo, una revisión Cochrane de 2013 señala que es igual de eficaz que otros métodos para tratar las úlceras venosas de las piernas, pero también reconoce que la calidad de los estudios que hacen esta afirmación no es la más adecuada. Además, debe usarse en heridas exudantes, con suficiente aporte de oxígeno. Básicamente para que a las larvas les interese alimentarse de esa carne muerta. 

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Debe seguir estudiándose a conciencia, aunque aún se haga en determinadas situaciones. Ahora bien, no debemos olvidar que lo que se hace hoy en día no tiene nada que ver con lo que vemos en La Casa del Dragón. Es vital desinfectar primero los gusanos y, además, se colocan en la herida y esta se cubre con un apósito, que además está diseñado para que el paciente no perciba el cosquilleo de las larvas. No se trata de meter la mano en un cuenco lleno de gusanos. No es buena idea, ni siquiera si eres el rey de los Siete Reinos. 

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