La Casa del Dragón llega a HBO Max pisando fuerte. En el primer capítulo ya hemos visto algunas escenas que nos demuestran la dureza con la que se presentará la violencia en la serie. Sobre todo impacta el parto de la reina Aemma, la esposa del rey Viserys I. Y es que, aunque en ningún momento lo nombran como tal, se representa lo que debió ser una cesárea en sus inicios. Es decir, sin anestesia, ni medidas higiénicas, ni apenas conocimientos sobre el tema. ¿Pero realmente era así en la vida real?

Está claro que La Casa del Dragón, al igual que Juego de Tronos, es una historia de ficción, con bastantes toques de fantasía. Pero en algunos puntos también se representa la cruda realidad de épocas pasadas. De hecho, se dice que George R. R. Martin se basó en algunos episodios reales de la historia para idear su famosa trama de lucha por el poder. En temas de salud, de hecho, se pueden ver algunos procedimientos característicos de la época medieval. Por ejemplo, en este primer capítulo se habla de realizar sangrías o cauterizar heridas. Respecto a la cesárea, tiene su parte real y su parte ficticia.

Es cierto que las primeras cesáreas se llevaron a cabo sin anestesia ni medidas higiénicas. Y también que posiblemente fuesen tan sangrientas como la de la reina Aemma. Sin embargo, la gran diferencia es que en el pasado las primeras veces que se llevó a cabo esta intervención fue en el caso exclusivo de que la madre hubiese fallecido durante el parto o incluso antes. Mucho después comenzó a hacerse con la madre viva; pero, al igual que en La Casa del Dragón, normalmente fallecían. El primer caso documentado de una cesárea en la que sobrevivieron tanto la madre como el bebé tuvo lugar en 1500. Pero, curiosamente, no lo llevó a cabo un médico, sino un capador de cerdos. A veces la realidad supera la ficción, aunque eso no sea necesariamente bueno.

La Casa del Dragón es la nueva serie del universo de Juego de Tronos

La cesárea a lo largo de la historia

En Roma, el siglo VIII antes de Cristo, existía una ley que prohibía que se inhumara a las mujeres muertas embarazadas sin sacar previamente al bebé por una incisión abdominal. El objetivo era básicamente enterrarlos por separado. Sin embargo, en los casos en los que el embarazo estuviese muy avanzado, podría ocurrir que el pequeño naciese vivo. No sería lo más habitual, pero podría ocurrir. De hecho, cuenta la leyenda que Julio César nació de este modo, de ahí su nombre, aunque no parece ser más que un mito. Lo que sí se sabe es que los niños nacidos por cesárea eran conocidos como Caesones. Por lo tanto, sí que debieron nacer suficientes bebés vivos. 

Pero hay que viajar mucho más hacia delante en el tiempo para encontrar los primeros casos documentados de cesárea en una mujer viva. Fue precisamente el castrador de cerdos Jacob Nufer quien realizó esta primera intervención a su esposa Isabel, cuyo parto tras varias horas se estaba complicando demasiado. Por aquel entonces aún no existía la anestesia, tal y como la conocemos hoy, por lo que, como mucho, debió usar alguna mezcla de plantas opiáceas. En cuanto a las herramientas, utilizó una navaja de las que utilizaba para rasurar a los cerdos.

A pesar de todo, la mujer y el niño sobrevivieron y, de hecho, ella tuvo hasta cinco partos exitosos después. Por lo tanto, puede considerarse también como la primera mujer con un alumbramiento vaginal después de una cesárea. 

Tras aquella exitosa intervención, algunos cirujanos se atrevieron a repetir el procedimiento en un entorno algo más quirúrgico, aunque muy alejado de los quirófanos de hoy en día. Sin embargo, su altísima tasa de mortalidad, tanto en el acto como varios días después por sepsis, hizo que cayese en desuso y solo se usara en algunos pocos casos en los que el parto estaba tan complicado que la mujer moriría de todos modos.

Solo en el siglo XVIII comenzaron a llevarse a cabo ya con cierta regularidad y algo más de éxito. Y sobre todo en el siglo XIX, cuando se introdujo el uso de la anestesia y se mejoraron aún más las medidas de higiene, la supervivencia alcanzó tasas mucho más altas. Como anécdota, aquí se puede destacar que uno de los primeros médicos en usar la anestesia, aunque sin nada que ver con la cesárea, fue el inglés John Snow, al que no debemos confundir con el Targaryen perdido Jon Snow. 

La Casa del Dragón

El caso de ‘La Casa del Dragón’

En el primer capítulo de La Casa del Dragón, el maestre que está atendiendo el parto de la reina Aemma habla al rey sobre una novedosa intervención que se está comenzando a realizar en la Ciudadela. Explica que consiste en sacar al bebé por una incisión en el vientre. Sin embargo, recuerda que eso supone con alta probabilidad la muerte de la madre. Por lo tanto, le hace elegir cuál de los dos prefiere que sobreviva.

Sin duda, este debía ser el aviso en las primeras cesáreas que se realizaron sobre mujeres vivas, ya que era muy difícil que vivieran para contarlo. En cuanto a la intervención, no se utiliza anestesia. No obstante, poco antes de comenzar, el maestre le explica a Viserys que han estado usando leche de amapola, pero que si le administran más podría ser peligroso para el niño. Esta es una sustancia opiácea que aparece en numerosas ocasiones en las novelas de Martin y que, a grandes rasgos, no distaría mucho de las mezclas herbáceas que se usarían en las primeras cesáreas. 

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Finalmente, el truculento procedimiento podría parecerse también a las cesáreas realizadas cuando no había aún suficientes conocimientos sobre ella. Por lo tanto, no es extraño que la reina Aemma, a la que la intervención le pilla por sorpresa, termine muriendo en el intento. 

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