Con la muerte de Isabel II, el reinado de Inglaterra pasa a manos de su hijo, ahora conocido como Carlos III. Comienza una nueva etapa en Buckingham muy diferente a la que de quien se ha sentado en el trono durante 70 años. En los últimos días, las redes sociales y los titulares de prensa de todo el mundo se han hecho eco de algunas de las peculiares manías del nuevo rey. También de sus aficiones, tan diferentes a las de su madre. Por ejemplo, durante su época como príncipe, ha protagonizado más de una polémica por su apoyo a pseudociencias y pseudoterapias como la homeopatía.

Tal fue su implicación en este tipo de cuestiones que incluso llegó a ser dueño de una compañía que promocionaba algunos remedios a base de hierbas sin ninguna evidencia científica. Uno de los más polémicos fue una tintura a base de diente de león y alcachofa, que prometía “desintoxicar el cuerpo”.

Todo esto, además, le ha valido algunos enfrentamientos con el doctor Edzard Ernst, un profesor jubilado de medicina complementaria de la Universidad de Exeter, conocido por su activismo contra las pseudoterapias que él mismo se dedicó a estudiar. 

Carlos III y la homeopatía

Han sido varias las ocasiones en las que Carlos III ha manifestado su apoyo a diversas pseudoterapias. 

Sin embargo, la verdadera polémica comenzó en 2005, cuando encargó al economista Cristopher Smallwood la realización de un informe sobre la rentabilidad de la medicina complementaria y alternativa. Su objetivo era demostrar que este tipo de prácticas deberían ser financiadas por el servicio nacional de salud (NHS) de Reino Unido

En él participaba el propio Edzard Ernst. Sin embargo, este pidió que se eliminara su nombre al comprobar que las evidencias científicas no se estaban teniendo en cuenta para redactar las conclusiones. Aquí empezó un enfrentamiento entre el monarca y el médico que, además, ha generado un gran número de críticas y amenazas de la población hacia este último.

Las evidencias se imponen

A pesar de la realización de dicho informe, en 2017 el comité de ciencia y tecnología de la Cámara de los Comunes declaró la homeopatía como científicamente inverosímil. Además, el NHS puso en marcha una serie de medidas para que no estuviese disponible con receta médica. Sin embargo, ese mismo año el entonces príncipe Carlos se hizo patrocinador de una organización dirigida a su promoción.

Desde entonces, otras situaciones similares se han ido sucediendo una tras otra. En ciertas ocasiones fue él directamente el artífice de las mismas, mientras que en otras solo lo fue la fama que le precede. Esto último ocurrió, por ejemplo, en plena pandemia, cuando él mismo enfermó de COVID-19. El ahora rey Carlos III se recuperó tan rápido que en la India, un país conocido por su gran apoyo a la homeopatía, se difundió el bulo de que se había tratado con esta pseudoterapia.

Los funcionarios del príncipe no tardaron en negarlo, pero el mal ya estaba hecho. La fama de la homeopatía contra el coronavirus corrió como la pólvora y se hizo aún mayor en la India. Sobra decir que no fue culpa suya. Sin embargo, cuando una persona de gran influencia da un apoyo tan incondicional a ideas pseudocientíficas, la realidad y la evidencia tienen mucho más difícil imponerse.

¿Y ahora qué?

Ahora que el príncipe se ha convertido en el rey Carlos III, queda esperar a saber si cambia su postura sobre la homeopatía. No obstante, también podría ser que aproveche su nueva influencia para dar más fuerza a su discurso pseudocientífico. 

Si bien es cierto que sus años de mayor apoyo público a la homeopatía parecían haber pasado, este mismo año fue el responsable del discurso de apertura de una importante conferencia sobre medicina integrativa.

Este es un concepto que combina la medicina científica con terapias alternativas. Es verdad que puede parecer que se encuentra a medio gas en el ámbito de las pseudoterapias, pero no deja de ser otra manifestación más de las pseudociencias. Por lo tanto, no parece que su punto de vista haya cambiado. Tendremos que esperar para saber cómo se desenvuelve como rey y, sobre todo, si decide mantener lo que hasta ahora ha sido un apoyo incondicional. Posiblemente, no tardaremos en tener las respuestas.